lunes, 27 de diciembre de 2010

El legado de CAP, la nueva Ley de Universidades, el trabajo en el Socialismo Bolivariano y el 2011.

Nicmer N. Evans
@NimerEvans
www.evansnicmer.blogspot.com

El legado de CAP. El ex presidente Carlos Andrés Pérez ha muerto, y como ser humano, lamento su muerte; así como lamento aún más las muertes que han signado y signarán su legado político. Algunos oposicionistas se han atrevido a afirmar que CAP fue ejemplo de democracia, dignidad y decoro, con mi más profundo respeto a sus familiares, estoy seguro que nadie con dignidad patria podría afirmar tales epítetos, ya que ni siquiera en el marco de la democracia representativa su accionar político tiene cabida. CAP fue electo por el pueblo, durante dos períodos, entre 1974-1978 y 1989-1994, y en el primero de estos, condenó a Venezuela a la hecatombe del rentismo petrolero producto de una malsana redistribución de la riqueza petrolera; redistribución hecha a la burguesía venezolana con la aparente intensión de estimular la productividad pero sin control alguno, lo que generó, en lugar de una sustitución de importaciones, una  creciente economía de puertos; “ta' barato, dame dos”, es la frase típica para la ejemplificación de la época, el parasitismo de la clase social llamada a impulsar la industrialización del país repercutiría en el devenir del derrumbamiento del puntofijismo, como consecuencia de la corrupción filtrada por la “adequidad” y sintetizada en las frases “no me des, ponme donde haiga” o “cuánto hay pa' eso” y la “cultura del carnet” y lamentablemente aún no hemos superado. Por otra parte, otro de los legados dejado por CAP a nuestra cultura política junto a Rómulo Betancourt fue la frase “Disparen primero, averigüen  después”, CAP como Ministro de Interior y Justicia tuvo el compromiso político de ejecutar la instrucción de Betancourt y por ello tener “el honor” de ser nominado candidato presidencial por AD. Las consecuencias de esta última frase aún se viven en las familias venezolanas, desaparecidos, torturados políticos, exterminio físico de quienes pensaban distinto, destrucción de la familia venezolana, deformación de la democracia y modelación de un régimen político castrador, de pensamiento único y represor. En su segundo período, CAP además asume el consenso de Washington como dogma económico-político, y ya no sólo la represión, el exterminio y el pensamiento único, sino la profundización de la miseria, la asfixia económica a los más desposeídos, el hambre, la escasez y la privatización se transforman en la última etapa de un legado político lleno de dolor para un pueblo que creyó en un líder populista, sin proyecto de país, pero con un profundo interés de protección a la clase explotadora (no productiva). CAP “el gocho”, ha quedado para la historia, no como el soñaba: un líder mundial, sino como aquel político que por sus miserias humanas, por las desgracias suscitadas a su pueblo  y por el desparpajo de sus acciones condenó a un país a la corrupción y la dependencia. Afortunadamente “las víctimas de la democracia puntofijista” han pasado su factura, y marcan el rumbo de nuevos destinos. Será difícil superar los daños ocasionados por CAP a la cultura política venezolana, pero deseamos la paz de sus restos, ya que nunca podríamos pretender emular su miseria.  La Nueva Ley de Universidades. Quienes militamos en el movimiento estudiantil revolucionario de finales de los años 80 y 90 no podemos menos que lamentar ver como un grupo de estudiantes de nuestras universidades se han lanzado a la calle, no a contraponerse a una nueva ley que reivindica el derecho de los estudiantes a participar de manera paritaria en las decisiones universitarias, sino a defender una ley que condujo a la más profunda desigualdad claustrista, que valoraba a los estudiante en 40 por un profesor, que generó el aislamiento de nuestras casas de estudio de la realidad de un país en permanente crisis. Ahora como profesor universitario veo el resultado de las luchas de muchos estudiantes que sobrevivimos a la represión y el exterminio, pero también veo sembrada la lucha de aquellos muertos en combate, asesinados por las balas inclementes de “sádicos de la democracia representativa”. El Trabajo en el Socialismo Bolivariano. Confieso mi preocupación por cómo se asume la ayuda a los compatriotas afectados por las lluvias y refugiados, un bono, un beca, ofrecimiento de viviendas, de equipamiento de las casas, de una mejor vida, que cualquiera merece, pero que no sea producto de su esfuerzo, de su trabajo, que no se lo ganen, es un gran desestímulo para aquellos que luchan y trabajan todos los días para lograr un mejor país, y sobre quienes recae el peso de la productividad nacional. Si en los refugios hay ciudadanos que no trabajan, sería ideal que sus casas sean por autoconstrucción, y aquellos que no puedan o no sepan construir, podrían participar en actividades útiles que permita hacerles sentir que el dinero que percibirán mensualmente, no es un regalo del gobierno, sino, es fruto de su sudor, de su esfuerzo y de sus capacidades. En socialismo, el trabajo debe y tiene que ser el primer valor. 2011, a 200 años de la firma de la independencia. Esta es la última columna del Espacio Crítica para la Construcción Socialista del 2010, espacio que gracias a ustedes se ha convertido en una de las cajas de resonancia de las 3R², las próximas líneas de esta columna serán escritas y leídas en un año de intensidad política extrema, y de referencia histórica determinante, ojalá podamos decir, después de 200 años que ahora sí firmamos el acta de nuestra independencia definitiva.Gracias a quienes leen este espacio, y lo replican todas las semanas a través de sus medios digitales e impresos para apoyarlo, disentirlo y especialmente a quienes lo leen para criticarlo de manera propositiva. ¡A todos un Feliz Año!

No hay comentarios: