jueves, 25 de noviembre de 2010

¡Chávez es un extremista!

Hindu Anderi



¿Y ahora qué hacemos?. Resulta que hasta hace poco -para ser precisos, antes de las elecciones del 26 de septiembre- a quien se le ocurriera fijar posiciones hipercríticas, radicales frente al burocratismo o al imperialismo, o al sionismo, en algunos espacios del proceso -no en todos para ser justos- se les calificaba de “extremistas radicales” “al borde de la locura” decían algunos. Una especie de redundancia que a muchos y muchas (nos referimos a los acusadores) no les gustaba para nada. Les daba un escozor que les incomodaba en la silla. Y para callarles la boca a esos híbridos, se les acusaba de contrarrevolucionarios, agentes de la CIA o del Mossad.

“Una revolución radicalmente a la izquierda”, “una Asamblea de extrema izquierda”, “una Fuerza Armada radicalmente revolucionaria”, fueron algunas de las frases que Chávez dijo en su intervención del martes 23 desde el parlamento, durante un acto en defensa de la Patria. Y para que no quedaran dudas, lo dijo en Cadena Nacional. Pero fue Chávez quien lo dijo, no Pedrito de los Palotes, no María Pérez o el tío Juan. El mismísimo presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, defendió las posiciones radicales en beneficio de profundizar la revolución, dentro del proceso, apostando incluso a la unidad de los factores que lo apoyan.

Chávez pidió que se radicalizara la Revolución y que lo sintiera la burguesía apátrida que pide a gritos una misión como la Minustah que ocupa Haití y que es la causante, entre muchos males, de la epidemia de cólera que padece ese ya sufrido pueblo hermano.

Algunas de las caras que se observaron durante el acto, eran dignas de eternizar. Asombro se observó en algunos y otros intentaron ocultar sus diferencias “con el discurso del presidente”. Pero no todos creen que es discurso. El pueblo por ejemplo, se toma las indicaciones al pie de la letra y no come cuentos. Y anda por allí vigilante y exigiendo que se cumplan los compromisos asumidos.

El llamado de Chávez es principalmente al Partido Socialista Unido de Venezuela y al pueblo. Lo que significa que el PSUV, para ser la vanguardia en la discusión, el debate y la autocrítica, sólo tiene que hacerlo, sin vetos.

La revisión debe ser en la dirección política, según solicita el líder del proceso; en la gestión pública y en la organización. Que no se conviertan las 3 R al cuadrado en instrumentos para Recular, Rajarse y pactar con el Reformismo.

El pueblo quiere líderes, diputados y servidores públicos como Fabricio Ojeda ¡no que renuncien a sus funciones! porque él no lo hizo por cobarde, sino que sean dignos de la investidura que han ganado, gracias a Chávez y al pueblo leal que los llevó allí. Porque el pueblo entiende la necesidad de contar con cuadros del proceso (unos más cuadrados que otros) absolutamente incorruptibles, trabajadores y que no se burlen con su ineficiencia de la esperanza del pueblo.

Llegó la hora entonces, de la radicalización del proceso bolivariano. Es momento de escuchar e incorporar a sectores y personajes hipercríticos, que han sido aislados por no contar con la venia de ciertos grupos, que no comprendieron en su momento, la necesidad de debatir, sin ambages ni atenuaciones, con el fin de identificar las fallas que le han puesto freno a la revolución, y que han permitido que la derecha exógena avance. Claro, tanto los excluidos como los excluyentes, deberán compartir la responsabilidad y el sacrificio que puede significar asumir todo lo que la critica constructiva conlleva. Es decir, la crítica acompañada de la propuesta de trabajo, y la participación para ejecutarlo.

Lo que esperamos es que no sean los excluyentes los encargados de llamar a los excluidos, no vaya a ser que se les “escapen” algunos.

 

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