sábado, 4 de abril de 2009

Los infiltrados, plaga que amenaza a las revoluciones del siglo XXI.

Hernán Mena Cifuentes

La infiltración, táctica utilizada para socavar la resistencia militar, política y moral del enemigo, es un arma aún más letal que los cañones, fusiles y demás componentes del arsenal de los ejércitos, y su silencioso poder desestabilizador, que ha derribado estados y procesos revolucionarios en todo el mundo, amenaza hoy con destruir a las revoluciones que han surgido en América Latina y el Caribe. La historia, como fuente de enseñanza de los pueblos, nos recuerda y advierte, cómo muchos de las revoluciones nacidas durante el siglo XX, fueron aniquiladas, no exclusivamente por la acción externa de sus enemigos, sino por la actividad conspirativa de traidores al servicio de imperios, infiltrados en su seno, que socavaron como cáncer sus entrañas segando esos sueños libertarios construidos con las lágrimas, sudor y sangre de sus pueblos. La gran Revolución rusa, que liberó a millones de siervos y esclavos de la explotación y opresión del zarismo, y que bajo la guía de Lenin y la ideología del socialismo se propagó cual incendio por el planeta, y fue y sigue siendo ejemplo de libertad y dignidad para los pueblos de Asia, Europa, África América Latina y el Caribe, cayó derribada por la acción interna de los infiltrados, estimulada en el marco de la conjura que el imperio yanqui desató para minar su cuerpo. La Revolución mexicana, que entregó la tierra en poder de los latifundistas y terratenientes a millones de campesinos e indígenas, sus legítimos dueños que eran explotados como esclavos, fue igualmente traicionada por bandas de infiltrados, mercenarios de la oligarquía y de EEUU, que asesinaron a sus principales líderes como Zapata y Pancho Villa, destruyendo el ideal de justicia social que para el pueblo mexicano perseguían esos mártires revolucionarios. El más reciente ejemplo de traición contra una revolución latinoamericana se dio en Chile, donde su líder Salvador Allende fue víctima de los infiltrados sumados a la conspiración externa desatada por EEUU, las transnacionales, la oligarquía y la ultra derecha, que con el Judas Pinochet al frente de un ejército traidor a su pueblo sumieron a la patria de O´Higgins en una pesadilla de 17 años como lo fue la dictadura que allí impusieron hace 35 años. Entre las pocas revoluciones del siglo XX que han logrado sobrevivir a la acción conspirativa externa y de los infiltrados figuran las de China e Irán en Asia, y la Revolución cubana en América Latina, cuyos pueblos, de la mano de sus líderes, resistieron con valentía y dignidad las brutales agresiones desatadas por el Imperio para desestabilizar y destruir esos procesos. La República Popular China ha enfrentado las conjuras más brutales, como es la maniobra adelantada por EEUU en las últimas décadas a través de la CIA que utiliza al Dalai Lama como instrumento secesionista destinado a debilitar la unidad monolítica del Estado soberano que surgió hace sesenta años tras el triunfo de la histórica revolución liderada por Mao Tze Tung. Contra la República Islámica de Irán el Imperio desató una guerra de ocho años que cobró la vida a más de un millón de seres humanos, en su mayoría iraníes, utilizando a Iraq como instrumento, además de las amenazas de invasión con que hoy persiguen frenar el inalienable derecho al pacífico desarrollo de la energía nuclear del país persa. En América Latina y el Caribe, la cubana fue la única revolución del siglo XX que sobrevivió a la conspirativa imperial, debiendo soportar atentados, sabotajes, invasiones y el más brutal y prolongado bloqueo económico y financiero de la historia, al que sólo ha podido sobrevivir gracias a voluntad, entereza y dignidad de su pueblo liderado por Fidel. Fue al final del siglo XX y a la llegada del tercer milenio cuando se produjo un nuevo despertar revolucionario en la región con el triunfo electoral en Venezuela de Hugo Chávez Frías, quien se dedicó a rescatar los estandartes de la integración que esgrimió Bolívar, derribados por traidores infiltrados en el seno de la Gran Patria latinoamericana y caribeña que entregaron a sus pueblos a la voracidad del nuevo imperio que surgía. Su ejemplo fue seguido por otros gobernantes progresistas que, junto con él, están cambiando el mapa político, económico y social de la región, y a los que se suman otros líderes revolucionarios electos comicios presidenciales en naciones que antes eran feudos del Imperio y de las oligarquías criollas, que alarmados ante el incontenible avance de dichos procesos contraatacan para destruirlos, usando entre otros perversos medios a los infiltrados. Están en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Paraguay, El Salvador y Uruguay, donde también se está recuperando la obra integradora que dejó inconclusa el Libertador y demás próceres de la primera independencia latinoamericana y caribeña, procesos que enfrentan la conspiración externa del Imperio, la interna que abiertamente adelanta la oposición golpista y la que en silencio llevan a cabo los infiltrados. En Argentina, los terratenientes, en su afán por aumentar aún más la riqueza acumulada con el sudor del pueblo campesino, bloquean carreteras en protesta contra el justo impuesto a las exportaciones de soja, en el contexto de una sórdida conjura desatada por orden del Imperio contra el gobierno, donde infiltran traidores que socavan la revolución que inició Néstor Kirchner y que hoy impulsa su esposa, Cristina Fernández de Kirchner. En Brasil, Lula lucha igualmente contra la oligarquía, los políticos reaccionarios y la prensa mercenaria del Imperio que pretenden recuperar antiguos privilegios y a los insaciables terratenientes que destruyen la Amazonía quemando y talando millones de árboles y asesinando a miles de indígenas, campesinos y defensores de los DDHH y ambientalistas que los defienden de su voracidad, la cual amenaza con acabar con ese pulmón vegetal del planeta. En Bolivia, Evo Morales enfrenta a prefectos, empresarios y terratenientes de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, que conforman la llamada Media Luna, región rica en petróleo y gas, racistas que por la fuerza y mediante títulos forjados arrebataron la tierra a los indígenas, sus legítimos y ancestrales dueños, convirtiéndolos en siervos y esclavos, que hoy al fin han sido liberados por la revolución que les ha devuelto la sagrada Pacha mama. En Ecuador, la lucha del presidente Rafael Correa se da en dos frentes, el abierto Washington y el régimen vasallo colombiano de Uribe Vélez para hostigar a los pueblos fronterizos, lanzar tóxicos insecticidas desde el aire e incursionar en su territorio como lo hicieron hace un año para asesinar al comandante guerrillero Raúl Reyes, a otros 18 combatientes de las FARC, a 4 estudiantes mexicanos y a un ciudadano ecuatoriano. En lo interno, Correa se enfrenta a los despojos de los viejos partidos y sus líderes, a los que el pueblo dio la espalda al aprobar una nueva Constitución y aplastar de esa manera a la conjura secesionista del Imperio y sus secuaces, políticos opositores, jerarcas de la iglesia católica y medios mercenarios que desataron su perversa como inútil campaña de calumnias orientada a impedir su triunfo y desmembrar a la patria de Alfaro. En Nicaragua, la revolución sandinista liderada por Daniel Ortega, que derrocó al último de los Somoza y resurgió como Ave Fénix de las cenizas con los votos del pueblo, tras haber sido derrotada por la conspiración electoral con la que Washington financió con millones de dólares la victoria de los pitiyanquis, hoy lucha nuevamente contra infiltrados y los lacayos imperiales que pretenden socavarla, rechazando la legitimidad de la victoria del FSLN en los comicios municipales. En Honduras, Manuel Zelaya enfrenta a la oligarquía que se niega a renunciar a sus obscenos privilegios y rechaza, usando infiltrados en el gobierno, su convocatoria a una consulta popular con miras a la elección de una Asamblea Constituyente que dicte una nueva Carta Magna, lo mismo que su política integradora y liberadora de las ataduras que el Imperio impuso al pueblo, al que hoy se le abrieron las puertas solidarias y humanistas de Petrocaribe y el Alba. En Guatemala, los infiltrados socavan el gobierno de Álvaro Colom, quien está abriendo espacios de democracia, justicia y desarrollo, enfrentando al narcotráfico, a la oposición de la oligarquía y a militares que pretenden devolver al pueblo a la época superada de represión y violencia auspiciada por el Imperio, que condujo al país a una guerra que costó la vida a cientos de miles de guatemaltecos masacrados por las hordas asesinas que aún gozan de impunidad. En Paraguay, nación que padeció décadas de la tiranía del partido colorado y su dirigente, el sanguinario dictador Stroesner, Fernando Lugo, el sacerdote de la teología de la liberación, convertido en presidente, enfrenta la conjura de los infiltrados en el gobierno, cuya estructura administrativa, herencia de la dictadura, quedó intacta y sabotea los esfuerzos del mandatario para rescatar al pueblo de la ruina económica y social en que lo dejaron los lacayos del Imperio. En Uruguay, Tabaré Vásquez, es blanco del ataque de traidores infiltrados en su gobierno socialista, quienes lo atacan desde todos los frentes, obstaculizando su patriótica labor, cuya misión es la de conducir a su pueblo hacia horizontes de progreso, labor que obstruyen sectores claramente identificados como cómplices incondicionales del Imperio. Y en El Salvador, uno de los últimos bastiones del Imperio en America Central, donde EEUU impuso durante siglos a sangrientos dictadores que explotaron y mataron a millones de salvadoreños y a centenares de sus líderes, mártires, como Farabundo Martí, Feliciano Ama y Oscar Arnulfo Romero, lo mismo que a abnegados defensores extranjeros de los DDHH, como los jesuitas españoles y las monjas estadounidenses brutalmente asesinados, allí también están los infiltrados. Porque, a pesar del histórico y transparente triunfo electoral del FMLN en las elecciones presidenciales del 15 de marzo, para nadie es un secreto que los infiltrados del Imperio están abonando el campo para la reconquista del poder desde el seno de la estructura político-militar pro-imperial, que ha quedado intacta a pesar de la derrota sufrida por el último régimen que desgobernó al país en los últimos veinte años, llevándolo a la ruina económica, política y social. Pero es en Venezuela donde los infiltrados realizan el mayor de los esfuerzos para destruir a la primera gran revolución pacífica del continente, por ser de una las naciones más ricas del continente en recursos naturales, con una excepcional posición geoestratégica, cuyo mar territorial ha ampliado su frontera norte más allá del Mar Caribe, lo que la convierte en el botín del hemisferio más codiciado por el Imperio yanqui. Desde Washington se ha lanzado una brutal conjura apoyada internamente por los medios mercenarios, convertidos en oposición golpista, los cuales junto con viejos y nuevos politiqueros atacan al proceso, mientras simultáneamente, los infiltrados conspiran desde los espacios oficiales, áreas estratégicas de la economía, finanzas, sectores productivos y algunos sindicatos en cuyos dirigentes aún prevalece la visión mezquina y egoísta heredada de a CTV de la Cuarta República. El Comandante, quien como militar de carrera domina el arte de la guerra y como estadista y líder de masas el aún mas difícil arte de la política, sabe bien donde se oculta el enemigo y los objetivos que persigue la acción encubierta de los traidores, y consciente de la amenaza que representan los infiltrados en la filas revolucionarias, ha advertido al pueblo venezolano sobre el peligro que significa su presencia en el seno del proceso bolivariano. Y así como Chávez ha ordenado detectar y capturar a los paramilitares infiltrados a través de la frontera y han llegado hasta Caracas y otras ciudades del país, los auténticos revolucionarios tienen el deber insoslayable de acompañarlo en la lucha que ha iniciado para desenmascarar a quienes, ocultos bajo el disfraz de revolucionarios, pretenden destruir ese proceso, como igualmente lo pretenden los infiltrados en las revoluciones del resto de la región. Porque Chávez, no es el mismo de antes. Aprendió en carne propia que a un enemigo brutal e implacable no se le puede dar la ventaja de la iniciativa y mucho menos estar desprevenido ante sus traiciones, y optó por aplicar la máxima del “Arte de la Guerra”, de Sun Tzu que reza: “la mejor victoria se alcanza venciendo al enemigo sin luchar.” A partir de entonces amplió aún más los programas económicos y sociales dirigidos a beneficiar y mejorar la calidad de vida del pueblo; reestructuró y reforzó las instituciones democráticas, y mas recientemente retomó el control de áreas estratégicas del Estado en manos de los golpistas, movimiento envolvente que desarticuló y desarmó a un enemigo al que hoy sólo le queda el arma de la calumnia estéril y, por supuesto, la acción de los infiltrados. Y es que los apátridas criollos ya no reciben la abundante ayuda financiera y logística que recibían de la USAID y NED, primero porque resultaron ser aliados torpes e incapaces, y además, porque el Imperio está sumido en el caos de una recesión financiera, económica, social y de valores, que apenas le permite utilizar sus dólares, para tratar de sobrevivir al desastre que crearon sus gobernantes desatando guerras de conquista por el mundo. Tampoco en lo interno tienen los recursos de antes, como fueron los fondos que saquearon de Pdvsa, antes de que Chávez y el pueblo los desalojara de ese poderoso bastión conspirativo, nido de pitiyanquis, donde se planificó y ejecutó el salvaje sabotaje petrolero que robó la Navidad a millones de niños venezolanos, e hizo que, a falta de gas en las cocinas de miles de hogares pobres, se utilizaran viejos muebles como leña para poder preparar los alimentos. Ya no realizan marchas, concentraciones, paros y guarimbas incendiarias, porque hoy la gente que engañaron no escucha sus arengas conspirativas como las de aquel fatídico 11-A, que dejó decenas de muertos a pesar de la fugaz vigencia del golpe de Estado que perpetraron ese día, y que, cobardes como son, huyeron en estampida cuando el pueblo y la fuerza armada leales los arrojaron al basurero de la historia a solo 47 horas de haberlo iniciado. Pero, como advierte Chávez, hay que estar alerta frente a esas bestias en agonía, que como el su amo imperial aún pueden lanzar letales dentelladas. Son los gobernadores y alcaldes opositores; los politiqueros cadáveres insepultos de la Cuarta República; los militares traidores y los infiltrados en las filas de la Revolución Bolivariana, que conspiran para destruirla como lo intentan también los apátridas ocultos en los procesos revolucionarios de otros países hermanos.

1 comentario:

Unknown dijo...

ENEMIGOS DE HUGO CHÁVEZ, AMIGOS DE LUGO

El requisito para ser aliado de Fernando Lugo, curioso izquierdista, al parecer es ser enemigo de la izquierda y de Hugo Chávez, Daniel Ortega y Evo Morales

La SIP, la NED, USAID, la embajada norteamericana, todos los enemigos del socialismo y de Hugo Chávez, Ortega y Morales, se cuentan entre amigos y aliados de Fernando Lugo.

Una y otra vez la prensa mediática, dominada por los sapos imperialistas de la SIP, se empeña por incluir a un verdadero polizonte en la izquierda, el clérigo-presidente Fernando Lugo, en la nómina de gobernantes de izquierda.

Sin embargo, en muchas oportunidades varios referentes del socialismo, no vendido al opio de la izquierda constituida por las ONG, han dejado en claro que el gobierno de Lugo de izquierda no tiene nada.

El gobierno se niega a incrementar salarios, ignora a indígenas y se burla de los campesinos, la violencia de género aumenta como el exilio económico y los niños de la calle, mientras el dengue causa estragos.

Se sabe que el de Lugo es un gobierno con un ministro de economía neoliberal y agente del FMI (Dionisio Borda) y con un gabinete integrado por personajes vinculados a IAF, NED, USAID, etc.

Sin embargo, a fuerza de repetir la misma izquierda ha llegado a compartir este verdadero mito difundido por la prensa de ultraderecha. ¿Qué oscuros intereses hay detrás de la intención de presentar como izquierdista a un gobierno conservador y vendido a la U.S.Embassy?

LA SIP

El Obispo Fernando Lugo apareció el fin de semana pasado departiendo eufórico con los más acérrimos enemigos de Hugo Chávez, los jerarcas de la SIP.

Su fotografía junto al director de "El Nacional" despertó contrariedad en algunos medios chavistas que incluso lo calificaron de "Obispo Monstrenco" (Torpe en venezolano).

La SIP se suma a USAID y la NED entre los organismos que tienen una actitud con Hugo Chávez, y otra totalmente opuesta -favorable- con Fernando Lugo.

IZQUIERDA GESTADA EN LA EMBAJADA NORTEAMERICANA


La totalidad los integrantes del gabinete del obispo Fernando Lugo provienen del sector de las ONGs financiadas por la embajada norteamericana. Se cuentan entre ellos a Gloria Rubín (referente en Paraguay del NED y la CIA), Camilo Soares (beneficiario de fondos de IAF y NED, favorecido del gobierno de George W. Bush) Rafael Filizzola (signatario de acuerdos con Alvaro Uribe a instancias de la ex operadora del plan Colombia Liliana Ayalde), Karina Rodríguez (de la Casa de la Juventud, que recibió 127 mil dólares de la Inter American Foundation), Liz Torres (referente de las logias de ONGs dependientes de la embajada norteamericana), Esperanza Martínez (del movimiento Tekojojá, financiado por USAID, hoy envuelto en escándalo por corrupción), Canciller Hamed Franco (del Pmas, un movimiento financiado por James Cason), el Vice-canciller Jorge Lara Castro (recibe dólares de la embajada a través de la ONG fantasma Alter Vida), Ministro de Defensa General Bareiro Spaini (hombre de la embajada norteamericana, educado en las escuelas de golpistas de Estados Unidos) o el ministro de Hacienda Dionisio Borda, antiguo responsable de las finanzas de los gobiernos corruptos y agente de la embajada norteamericana y del FMI.
Asimismo, Fernando Lugo ha anunciado que se mantendrá la política de sometimiento al imperio nortemericano en Paraguay, y se desconoce lo tratado por Lugo en New York con referentes de la mafia ítalo-norteamericana como John Tonelli, o con el heredero del imperio petrolero que en la década de 1930 llevó a la matanza a cien mil bolivianos y paraguayos, David Rockefeller. Lo único cierto es que ofició de guía turístico en la gran manzana Conrado Pappalardo, un personaje conocido por haber operado para el Plan Cóndor y haber proveído pasaportes para el asesinato en Washington de Orlando Letelier.
Otros cónclaves nunca aclarados por parte del obispo fueron sus reuniones con James Cason y Roger Noriega, pocos segundos después que Aleida Guevara March, hija del Che Guevara, haya abandonado la misma oficina por la misma puerta por la que entraron estos grandes amigos de Cuba y los hermanos Castro.
No se sabe el motivo de las visitas de Christopher McMuller, subsecretario norteamericano de Asuntos del Hemisferio Occidental, al viceministro de Relaciones Exteriores paraguayo, Jorge Lara Castro, un viejo favorecido de la embajada norteamericana, quien ya habla de alejarse del Mercosur.