Bianca Borrero y Daniela Uzcatia
Responder a las necesidades del soberano es el firme compromiso que debe asumir un periodista cada vez que da a conocer una información. Sin embargo, en Venezuela esta misión ha sido desviada por los intereses de partidos políticos adversos al Gobierno Nacional. Las televisoras, emisoras radiales y diarios impresos de carácter privado, los cuales representan el 80 por ciento del sistema comunicacional del país, dicen defender la libertad de expresión basándose en ello para arremeter de forma descarada contra el Gobierno Nacional, dejando de un lado la ética y el compromiso con la sociedad para convertirse en partidos políticos. A 7 años de la masacre del puente Llaguno, los medios continúan tergiversando la información obviando a la población que tomó las calles de Caracas para demostrar su respaldo al presidente Hugo Chávez y exigir su liberación. Cabe destacar que durante los hechos del 12 y 13 de abril de 2002 las plantas de televisión se limitaron a transmitir programación infantil y promover la persecución de todos aquellos que defendían el proceso bolivariano. A pesar de la importancia noticiosa de los hechos, la radio y TV dejaron de informar sobre lo que ocurría. La mayoría de los periódicos no circuló el día 14, algo que podría considerarse como inexplicable, ya que la información de tal relevancia fue divulgada, casi exclusivamente, por la prensa internacional. Subversión mediática El Gobierno Bolivariano no admitirá la subversión ni los intentos de desestabilización adelantados por la burguesía venezolana. Así lo aseguró el jefe de Estado, Hugo Chávez, al referirse a la nueva arremetida mediática con respecto al tratamiento informativo sobre la sentencia dictada a los comisarios Simonovis, Vivas, Forero y ocho efectivos de la Policía Metropolitana por los hechos de abril de 2002. En este sentido, el Presidente hizo un llamado a los organismos competentes para que continúen las investigaciones y se establezcan las responsabilidades y sanciones ante los “medios de comunicación que participaron activamente en el golpe de Estado”. Esta afirmación ha causado revuelo en los medios y ha desencadenado un conglomerado de mensajes que incitan a la rebelión cívico-militar en el territorio nacional, ejemplo de ello son las afirmaciones hechas por el conductor del programa Alo Ciudadano, Leopoldo Castillo, en las cuales rechazó “total y absolutamente las desconsideraciones que el Presidente de la República ha señalado en contra de los que trabajamos en los medios de comunicación”. A su juicio, “el Presidente se ha empeñado en escribir una historia oficial y establecer unos culpables dentro de esa historia (…) y ha dado órdenes a CONATEL para que tome acciones directas con relación a los medios de comunicación”. El moderador de este programa transmitido por Globovisión manipula las palabras del Jefe de Estado para sembrar una matriz de opinión que victimiza a los medios y los coloca, según su criterio, “en un momento claro y definitivo de la libertad de expresión de Venezuela…” No obstante, al recordar los sucesos de aquel 11, 12 y 13 de abril es preciso preguntarse ¿dónde estaban Leopoldo Castillo, los periodistas y voceros de la oposición para defender la libertad de expresión de los venezolanos que fue silenciada por los medios de comunicación del país? Libertad VS. Libertinaje Algunos periodistas de los medios de comunicación privados pregonan ser los “voceros del pueblo”; sin embargo, ejercen su profesión sin tomar en cuenta las verdaderas necesidades de la sociedad, violando patrones y normas que regulan el desempeño de su carrera. No basta con enviar mensajes a través del espectro radioeléctrico pues es necesario tener presente la responsabilidad frente a un público y ser verdaderos enlaces entre la realidad y la sociedad, de forma plural, objetiva e imparcial. A pesar de que en Venezuela se violan estos principios diariamente, el Gobierno no ha tomado represalias ni medidas drásticas para sancionar severamente a quienes quebrantan los principios de la libertad de expresión, para convertirla en libertinaje, a diferencia de las represiones ejercidas por los gobiernos de la cuarta república en contra de los comunicadores sociales.
miércoles, 15 de abril de 2009
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