miércoles, 29 de abril de 2009

Crítica necesaria ante el día mundial de la Propiedad Intelectual.

Arlen S. Piñate P.

Hoy en el mundo muchos “celebran” el día mundial de la propiedad intelectual, sin embargo, ¿que implicaciones tiene esta llamada celebración?
La Propiedad Intelectual se compone de las marcas, las patentes y el Derecho de autor, el cual le fue incorporado en un punto a fin de darle rango de derecho humano a los intereses comerciales que se garantizan con este sistema; ahora bien, veamos de que se trata cada una de estas partes.
Las Marcas, son todos aquellos signos que se utilizan para distinguir los productos o servicios de otros similares que se puedan encontrar disponibles al público en un momento determinado, y para los cuales el Estado otorga a través del Sistema de Propiedad Intelectual la posibilidad de explotar monopolicamente este signo; ahora bien, ¿Que pasa con la publicidad que acompaña a la marca? ¿Se paga el valor real de la producción del bien o servicio o se paga el “prestigio de la marca”?, ¿Constituye la marca un indicador de la calidad de un bien?.
A través de la publicidad que acompaña a la marca se le incorpora al bien o al servicio un sistema de valores que va a afianzar los patrones de consumo de la sociedad a través de la identificación con elementos ajenos a nuestra realidad y cultura, en ese sentido la gente comienza a sentirse original uniformandose con el resto porque eso lo impone la “moda”, además las personas creen que escogen libremente que usar, cuando cada una de las decisiones que toma en este sentido están influenciadas directamente por los valores de consumo impuestos por las sociedades dominantes, resultando al final que el llamado libre albedrío no es tal; este proceso de alienación a través de la marca ha traído consigo por ejemplo que en los barrios más pobres de las ciudades más congestionadas del mundo nuestros jóvenes sean capaces de matarse por obtener unos zapatos de una determinada marca, y el lugar en la sociedad que la tenencia de este bien le da.
Adicionalmente, estas grandes compañías invierten un monto mínimo en la producción de sus bienes, incurriendo incluso en procesos de explotación indiscriminada a sus trabajadores, para luego colocarlos en el mercado a un precio extremedamente elevado, resultando en la enajenación del trabajo del obrero ya que este ni siquiera puede disfrutar del producto de su trabajo, cosa similar a lo que ocurre en el caso de las patentes como desarrollaremos mas adelante.
Por otra parte, insisten en que la marca es un “indicador de la calidad”, pero cabe preguntarse ¿Quien determina los estandares de calidad en el mundo?, ¿Estos estandares se fijan en función a las necesidades reales de la población o en función de los desarrollos tecnológicos que van generando los dueños del capital como vía para alejar más a los países no industrializados?, evidentemente los estandartes de calidad en el mundo son impuestos por los países con economías poderosas como una vía para limitar en el comercio internacional las posibilidades de los países no industrializados, un ejemplo de esto es la famosa Coca Cola, ¿porque la Coca Cola producida en la India no puede ingresar a los Estados Unidos? ¿Acaso los habitantes de la India son de menor importancia que los Norteamericanos?.
El siguiente elemento de la Propiedad Intelectual son las Patentes, que confieren a sus titulares el privilegio de aprovechar exclusivamente la producción o el procedimiento industrial objeto de la patente, estas constituyen el elemento que utiliza el gran capital para garantizar la apropiación de las llamadas invenciones, es decir, de aquellos elementos intangibles vinculados directamente con los procesos productivos y con el desarrollo industrial de una nación; por lo que a través de estas es posible que los países poderosos determinen la dependencia de los países no industrializados del mundo.
Al igual que en el caso de las marcas a través del sistema de patentes se da el proceso de la enajenación del trabajo del obrero, ya que en medio del proceso productivo el obrero está en la capacidad de generar mejoras a los equipos utilizados o a los procedimientos aplicados, en función de optimizar sus condiciones de trabajo, y estas mejoras son posteriormente patentadas por el dueño del capital y al final el propio obrero termina excluido y ajeno del producto de su trabajo.
Adicionalmente a través de los diversos tratados y convenios internacionales se ha pretendido ampliar de manera desproporcionada las invenciones objeto de patente, aún en detrimento de Derechos Humanos fundamentales como lo es el derecho a la vida, así hoy hay países que patentan medicamentos, patentan elementos de su biodiversidad, patentan sus conocimientos tradicionales, entre otras.
Finalmente el Derecho de Autor, que se incorpora a los dos anteriores en la búsqueda de darle un mayor nivel a los intereses comerciales que se garantizaban con este sistema, pero además esto implicó que se manejaran con lógica comercial las producciones derivadas de la cultura de los pueblos, transformándolas en mercancías, es así como surge la llamada “industria del espectáculo”, soportada a través de un sistema de representaciones producto de la lógica del capital, donde sólo tienen posibilidades aquellas producciones prefabricadas en los laboratorios y terminan minimizadas aquellas que son producto de la idiosincrasia real de nuestros pueblos, en ese sentido no asume que los productos de la cultura se generan en la medida en que constituimos una sociedad creadora y por lo tanto como construcciones sociales tampoco pueden ser susceptibles de propiedad.
Queda claro entonces que quienes se detienen a “celebrar” un sistema como este, celebran la exclusión, la pobreza y las desigualdades en el mundo, la invitación hoy no es a celebrar, la invitación es a transformar la realidad para la construcción de un mundo mas justo para todas y todos.
apinate@hotmail.com

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