Hernán Mena Cifuentes
El mundo reconoció finalmente el amor que la humanidad debe profesar a la Madre tierra, después que dos de sus más fieles amantes, ayer un jefe siux, y hoy un jefe aymara, confesaran en nombre de sus pueblos, esa pasión que un sistema inhumano considera prohibida, sabiendo además que con el daño que le causa está cavando su propia sepultura y el fin de todo vestigio de vida sobre ella. Un ambiente de amor, solidaridad y paz prevalecía ayer en la sede de la ONU, mientras el presidente boliviano Evo Morales, hijo del pueblo aymara, solicitaba que se declarara un día en honor a la Pachamama (la madre tierra) expresando con ello el mismo sentimiento que hace siglo y medio manifestó el jefe siux de la tribu Suwamish, hijo como Evo, de los pueblos aborígenes de nuestra Abya-Yala, nombre que los primeros conquistadores borraron para rebautizarla como América. Ambos son hijos de pueblos que vivieron en perfecta en armonía y directo contacto con la naturaleza, en los bosques, valles, montañas, lagos y ríos poblados de criaturas y elementos que les brindaban, alimento y abrigo, hasta que un día llegó el progreso plagado de ambiciones demenciales y que, a medida que avanzaba fue destruyendo esa especie de paraíso, como al que creyó haber encontrado Colón cuando llegó a Venezuela, a la que llamó “´Tierra de Gracia”. En su alocución, dirigida a los representantes de los 192 países miembros de la organización y a un mundo cuya población supera ya los 6 mil 800 millones de habitantes, Morales, al tiempo que confesaba su gran amor por la Pachamama y exteriorizaba su dolor por el daño que su amada está sufriendo, denunciaba el daño que le está causando una sociedad donde prevalece un sistema nefasto que parece ignorar que con ello está cometiendo un suicidio masivo. Y es que, lejos de ser una ficción, hoy se sabe que el deterioro que sufre el planeta por la acción del hombre es una ominosa realidad, derivada principalmente por el fenómeno del cambio climático, con los terribles desastres naturales que genera debido principalmente a la actividad depredadora de un modelo criminal de desarrollo, que de no sustituirse cuanto antes por uno mas humano y solidario conduciría inexorablemente al fin de la vida en el planeta tierra. Evo habló desde una tribuna donde al principio sólo se hablaba de injusticia, odio y guerra, hasta que llegaron Fidel y el Che para reclamar amor, justicia y paz, y más recientemente el presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, quien allí mismo comparó a George W. Bush“ con Satán, no sólo por la muerte y destrucción que causaba con sus guerras de conquista, sino por el daño que le hizo a la tierra al negar las causas reales del calentamiento global. “El mundo, -comenzó diciendo el jefe Aymara- tiene fiebre por el cambio climático y la enfermedad se llama modelo de desarrollo capitalista. Mientras en 10.000 años la variación de dióxido de carbono (CO2) en el planeta fue de aproximadamente un 10 por ciento, en los últimos 200 años de desarrollo industrial, el incremento en las emisiones de carbono ha sido de un 30 por ciento. Desde 1860, Europa y Norteamérica han contribuido con el 70 por ciento de las emisiones de CO2. El 2005 ha sido el año más caluroso de los últimos mil años en el planeta.” “Diferentes investigaciones demuestran que de 40.170 especies vivas estudiadas, 16.119 están en peligro de extinción. Un pájaro de cada ocho puede desaparecer para siempre. Un mamífero de cada cuatro está amenazado. Un anfibio de cada tres puede dejar de existir. Ocho crustáceos de cada diez y tres insectos de cada cuatro están en riesgo de extinguirse. Vivimos la sexta crisis de extinción de especies vivas en la historia del planeta Tierra y, en esta ocasión, la tasa de extinción es 100 veces más acelerada que en los tiempos geológicos.” Sus palabras, además de la denuncia que contenían, evocaron esa otra declaración de amor que hacia la tierra hiciera hace siglo medio, su hermano, el jefe siux, a través de una carta que a la vez fue una premonición, porque anunciaba ya, el horrendo ecocidio que habrían de cometer contra la tierra y sus criaturas las grandes potencias occidentales usando, en nombre del progreso y la civilización, el arma del capitalismo salvaje con su inmenso poder de destrucción. La misiva fue escrita por el cacique, en respuesta a la oferta que le hizo en 1854 el presidente estadounidense Franklin Pierce para comprarle el territorio, asiento de la tribu Suwamish, ubicado en parte de lo que hoy es el estado de Seattle, en el noroeste del país, prometiéndole, a cambio, ubicar a sus habitantes en una reserva indígena. A reservas como esa, serían llevados millares de habitantes del pueblo originario de EEUU, desalojados de sus tierras por los invasores blancos, lugares que habrían de convertirse en campos de concentración donde, desde hasta nuestros días, “vegetan” para vergüenza de la humanidad sus descendientes, quienes a duras penas sobreviven olvidados, en medio de miseria, pobreza, hambre y vicios. En la carta, compendio de amor, poesía y sabiduría, el cacique preguntaba a Pierce: “¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra?, eso es para nosotros una idea extraña. Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿Cómo es posible que usted se proponga comprarlos?” “Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja. Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas…' …”Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar. No comprendo como es que el caballo humeante de fierro (el ferrocarril) puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para sobrevivir. “¿Que es el hombre blanco sin los animales? Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales, en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unidad en todo. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo.” Y adelantándose siglo y medio a lo que diría su hermano aymara ayer en la ONU, exclamó: “La tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra.” Era el del jefe siux, el mismo mensaje que ayer transmitió a la humanidad Evo Morales, sólo que no fue escuchado a tiempo y se perdió en medio del silencio de ignorancia de quienes no advirtieron, cegados por la ambición, que habían iniciado la marcha hacia su propia destrucción y con ello hacia la muerte de toda criatura viviente sobre la tierra, hombres, animales, lo mismo que los lagos, ríos, bosques, valles y montañas, cuyos espacios están todos llenos de vida. Así lo reiteró el jefe aymara, cuando desde la tribuna de la ONU siguió diciendo: “Ante este futuro sombrío, los intereses transnacionales proponen seguir como antes y pintar la máquina de verde, es decir, seguir con el crecimiento y el consumismo irracional y desigual generando más y más ganancias sin darse cuenta de que actualmente estamos consumiendo en un año lo que el planeta produce en un año y tres meses. Ante esta realidad, la solución no puede ser el maquillaje ambiental.” “Para mitigar los impactos del cambio climático leo en informes del Banco Mundial que hay que acabar con los subsidios a los hidrocarburos, ponerle precio al agua y promover la inversión privada en los sectores de energía limpia. Nuevamente quieren aplicar las recetas de mercado y privatización para hacer negocios con la propia enfermedad que estas políticas producen.” “Lo mismo sucede en el caso de los biocombustibles puesto que para producir un litro de etanol se requieren 12 litros de agua. De igual forma, para procesar una tonelada de agrocombustibles se necesita, en promedio, una hectárea de tierra.” “Ante esta situación, nosotros -los pueblos indígenas y los habitantes humildes y honestos de este planeta- creemos que ha llegado la hora de hacer un alto para reencontrarnos con nuestras raíces, con el respeto a la madre tierra; con la Pachamama como la llamamos en los Andes. Hoy, los pueblos indígenas de América Latina y del mundo estamos convocados por la historia para convertirnos en la vanguardia de la defensa de la naturaleza y de la vida.” “Estoy convencido de que la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada recientemente después de tantos años de lucha, tiene que pasar del papel a la realidad para que nuestros conocimientos y nuestra participación nos ayuden a construir un nuevo futuro de esperanza para todos. Quién sino los pueblos indígenas podemos señalar el rumbo de la humanidad para la preservación de la naturaleza, de los recursos naturales y de los territorios que habitamos ancestralmente.” “Necesitamos un golpe de timón de fondo y a nivel mundial para dejar de ser los condenados de la tierra. Los países del norte tienen que reducir sus emisiones de carbono entre un 60 y un 80 por ciento si queremos evitar que la temperatura de la tierra suba más de 2 grados en lo que queda de siglo provocando que el calentamiento global alcance proporciones catastróficas para la vida y la naturaleza.” “Tenemos que crear una Organización Mundial del Medioambiente con fuerza vinculante, y disciplinar a la Organización Mundial del Comercio empeñada en llevarnos a la barbarie. Ya no podemos seguir hablando de crecimiento del Producto Bruto Nacional sin tomar en cuenta la destrucción y el derroche de los recursos naturales.” “Tenemos que adoptar un indicador que permita considerar, de manera combinada, el Índice de Desarrollo Humano y la Huella Ecológica para medir nuestra situación medioambiental. Hay que aplicar fuertes impuestos a la superconcentración de la riqueza y adoptar mecanismos efectivos para su redistribución equitativa. No es posible que tres familias tengan ingresos superiores al PIB conjunto de los 48 países más pobres.” “No podemos hablar de equidad y justicia social mientras continúe esta situación.” “Los Estados Unidos y Europa consumen, en promedio, 8.4 veces más que el promedio mundial. Por ello, es necesario que bajen sus niveles de consumo y reconozcan que todos somos huéspedes de una misma tierra; de la misma Pachamama.” “Sé que no es fácil el cambio cuando un sector extremadamente poderoso tiene que renunciar a sus extraordinarias ganancias para que sobreviva el planeta Tierra. En mi propio país sufro, con la frente en alto, ese sabotaje permanente porque estamos acabando con los privilegios para que todos podamos 'Vivir Bien' y no mejor que nuestros semejantes. “Sé que el cambio en el mundo es mucho más difícil que en mi país, pero tengo absoluta confianza en el ser humano, en su capacidad de razonar, de aprender de sus errores, de recuperar sus raíces y de cambiar para forjar un mundo justo, diverso, inclusivo, equilibrado y armónico con la naturaleza” Un estruendoso aplauso selló la intervención del indígena y jefe del Estado boliviano, quien con su declaración de amor hacia la Pachamama y la denuncia que hizo contra los predadores del planeta logró que los representantes del mundo allí reunidos aprobaran su solicitud de designar la fecha como Día de la Madre Tierra, reivindicando así el mensaje que con el mismo clamor de justicia, amor y paz envió hace siglo y medio su hermano siux. Ojalá no sea demasiado tarde, y esa Declaración de amor se cumpla. Sólo así podrá detenerse a tiempo el ecocidio que un sistema cruel viene cometiendo desde hace tantos años y se cambie por otro más humano, solidario y justo, porque, de no hacerle honor a ese compromiso, la humanidad y demás seres vivientes, están condenados a desaparecer de la faz de un planeta que quedaría girando vacío, sin ningún signo de vida por los siglos de los siglos.
domingo, 26 de abril de 2009
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