jueves, 23 de abril de 2009

La dignidad de los pueblos triunfó sobre el Imperio en la V Cumbre.

Hernán Mena Cifuentes

Existen hombres como Bolívar, quien advirtió sobre el peligro que acechaba a nuestros pueblos, al decir que “EEUU parece destinado por la Providencia para plagar de miserias a la América a nombre de la libertad” y otros como Hugo Chávez Frías, quien parece haber sido elegido para defender la dignidad de esos pueblos en las cumbres donde el Imperio pretende imponer sus proyectos de conquista. 180 años han pasado desde el día que El Libertador vislumbró que el entonces incipiente imperio yanqui se lanzaría sobre América Latina y el Caribe para explotar a sus pueblos y saquear sus recursos naturales, y sólo ocho años de que el presidente venezolano denunciara por primera vez en Quebec, la amenaza del proyecto anexionista del ALCA y apenas dos días de que en Trinidad y Tobago volviera a frenar sus pretensiones de dominio sobre la región. Porque, si en Canadá dictó una clase magistral de soberanía y dignidad, en Puerto España hizo lo mismo al desbaratar una nueva maniobra del Imperio esgrimiendo los estandartes del sueño libertario e integrador de Bolívar, quien al verlos destrozados llegó a decir que “Los tres mayores necios que ha habido jamás son Cristo, el Quijote y yo,” doloroso sentimiento que la historia reivindicó al juzgar su obra como una de las gestas más grandes de la humanidad. Esta vez lo hizo junto con el resto de los miembros del ALBA, en el marco de una acción colectiva adoptada en Cumaná un día antes de la cita continental, donde se acordó no suscribir la Declaración final por no contemplar su Declaración final el tema de Cuba, y por lo tanto la discusión del embargo y aislamiento de la isla, cuyo fin no sólo exigen los países de la región, sino el resto del mundo, como tampoco incluir en el temario a la crisis económica y financiera que afecta al planeta y la amenaza de los biocombustibles. En abril de 2001, Chávez llegó a Canadá para asistir a la III Cumbre de las Américas, época en que el capitalismo salvaje y su modelo neoliberal vivía aún su auge y esplendor y George Walker Bush, el Nerón del siglo XXI recién se estrenaba como amo del Imperio, mientras que el Comandante era como un profeta predicando en el desierto, cuyo mensaje se lo llevaba el viento, apenas escuchado por unos pocos pueblos de la región. Se impuso, como se esperaba, la tesis imperial que daría rienda suelta a la bestia del ALCA, presta a desbocarse, ya que todo había sido previsto para que así sucediera, pues como en toda Cumbre de las Américas, EEUU impone de antemano el texto de la Declaración Final, y en el marco de esa práctica, un Bush Jr., arrogante, apenas iniciaba la cita, declaraba: “Ha llegado la hora de extender los beneficios del Libre Comercio a todos nuestros pueblos.” En aquel recinto, la única voz que se escuchó contra el proyecto anexionista, fue la de Chávez Frías, cuya protesta se perdió en medio del ruido ensordecedor de los aplausos del resto de los gobernantes asistentes al evento, quienes inclinados como siervos sumisos ante el amo, le rindieron pleitesía y obediencia suscribiendo la Declaración final de aquella vergonzosa cumbre, mientras Chávez se retiraba, golpeado pero no vencido, con la frente en alto. Y es que Chávez posee una virtud que le inculcó El Libertador, su maestro y guía, quien una vez, dirigiéndose a sus soldados les dijo que “Dios concede la victoria a la constancia”, don sinónimo de firmeza y de perseverancia, al que, como militar y estudioso de la historia, lo acompaña en momentos difíciles, como lo hizo aquel 4 de febrero de 1992 al pronunciar su célebre “Por ahora”, cuando todos pensaban que estaban frente a un hombre vencido y fracasado. Después de Quebec, volvería a enfrentarse a Bush Jr. en Mar del Plata, pero esta vez no estaba solo. Le acompañaban un grupo de gobernantes como él, avanzada de una nueva generación de líderes progresistas que ha surgido en los últimos años, quienes siguiendo el ejemplo de su proyecto integracionista, han cambiado el mapa político, económico y social de América Latina y el Caribe, dispuestos a convertir a la región en un polo de poder mundial. Y aquel ALCA que parecía indestructible, se derrumbó como castillo de arena en Mar del Plata, sede de la IV Cumbre de las Américas, que tuvo lugar en esa ciudad-balneario argentina en noviembre de 2005, cuando el mandatario venezolano, junto con Kirchner, de Argentina; Lula, de Brasil y Duarte, de Paraguay, se unieron para derrotar al Nerón del siglo XXI, el soberbio y prepotente emperador que en Quebec había cantado victoria antes de tiempo. Lo cierto es que Chávez no derrotó a Bush Jr., sino al Imperio, a los verdaderos amos del poder en Washington, que son las grandes corporaciones transnacionales, los banqueros y el complejo militar- industrial que Eisenhower, en su discurso de despedida como presidente denunció como un gran peligro para su propio país, advirtiendo entre otras cosas que: “Nos han obligado a crear una industria de armamentos de dimensiones gigantescas...Cada año gastamos más en seguridad militar que la ganancia neta de todas las corporaciones de EEUU…Nunca debemos dejar que el peso de esta combinación ponga en peligro nuestros derechos y procesos democráticos…Sólo una ciudadanía despierta y bien informada puede obligar a una enorme maquinaria industrial y militar ajustarse a nuestros métodos pacíficos y objetivos…” Su llamado no tuvo eco, porque la sociedad estadounidense fue puesta a dormir, y desinformada con la ayuda de los medios, por quienes desde las sombras dirigen al Imperio convirtiendo al Complejo militar-industrial, en punta de lanza de sus guerras de conquista e instrumento de amenaza e intimidación, como lo hicieron en nuestra región, explotando a sus moradores y saqueando sus riquezas, hasta que con la Revolución liderada por Chávez despertaron los pueblos. Día tras día avanzaron proyectos integracionistas como el ALBA, Petrocaribe y Unasur, y a medida que beneficiaban a los pueblos, iban cayendo los bastiones de dominación que durante más de un siglo detentó Washington, que para recuperarlos acudió a la V Cumbre de las Américas, pensando que Trinidad y Tobago podrían lograr su objetivo con una vieja y amañada Declaración redactada durante la era del “Nerón del siglo XXI.” Jeffrey Davidow, veterano diplomático y agente de la CIA como la mayoría de los embajadores yanquis, con amplio prontuario criminal en Vietnam, Chile y México, países donde, de acuerdo con destacados analistas e investigadores planificó una serie de atentados criminales y conjuras, fue el encargado de proponer revisar y redactar la Declaración final, como asesor presidencial para la cumbre, con el fin de que fuera suscrita sin mayor oposición por los mandatarios. La cita se presentó en su inicio bajo un clima de cordialidad caracterizada por calurosos intercambios de saludos, elogios mutuos y voluntad hacia el logro de ambiciosas metas orientadas hacia el cambio de lo que hasta ahora han sido las relaciones de EEUU y América Latina y el Caribe, pero cambió de tono cuando se le recordó a Obama el siniestro historial de invasiones, injerencias y conspiraciones del Imperio contra nuestros pueblos. “No podemos dejarnos atrapar por el pasado”, respondió el gobernante yanqui a los señalamientos del Comandante Ortega, cuyo su discurso recordó la constante intervención política y militar de EEUU contra Nicaragua, como el financiamiento de la “Contra”, con dinero de la droga; el minado de sus puertos y la millonaria compensación ordenada por el Tribunal Internacional de La Haya a Washington por los daños que esa criminal medida causó a su país, compromiso que hasta hoy no ha sido honrado. ¿Pasado?.. . ¿Puede ser cosa del pasado la sistemática agresión que adelanta Washington con apoyo de sus vasallos, la oligarquía, la Iglesia católica, y los medios mercenarios contra los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Nicaragua, y mucho menos calificar como pasado a esa herida que después de medio siglo de abierta sigue sangrando, como es el aislamiento y el bloqueo a Cuba, el mas prolongado de la historia? Presente es el hecho de que en el mismo instante en que Obama aseguraba que esos crímenes eran cosa del pasado, en Bolivia era aplastaba una conjura criminal que pretendía asesinar a Evo Morales, en la que un grupo de mercenarios extranjeros, procedentes de la ex Yugoslavia la nación que destrozó el Imperio con la siniestra intervención de Philip Golberg, el ex embajador yanqui en Bolivia recientemente expulsado del país por sus actividades conspirativas. Entonces, por qué atribuirle al pasado esos actos criminales que siempre están presentes y son obra de un imperio, ya que son parte inseparable e indisoluble de su razón de ser, como lo es su irracional propósito y afán de conquistar al mundo, sin lo cual no podría sobrevivir, pues de lo contrario están condenados a morir, como hoy le está ocurriendo hoy al más poderoso de todos los que han existido sobre la tierra. No obstante, el ambiente de cordialidad que prevaleció durante los encuentros personales de los mandatarios latinoamericanos y caribeños con su homólogo estadounidense, contribuyó a que se dieran declaraciones como las hechas por Chávez quien manifestó que “todo terminó como debía ser, el encuentro fue todo un éxito que derivó en un conjunto de compromisos tácitos y otros expresamente definidos.” Por su parte, Obama declaró en una rueda de prensa celebrada poco antes de abandonar Puerto España que “en la V Cumbre se ha establecido una nueva era de cooperación con Latinoamérica, que irá más allá de la tradicional colaboración militar o contra el narcotráfico, -y agregó- la reunión ha servido para establecer una nueva etapa de respeto hacia los países soberanos y democráticos del continente, a pesar de las diferencias de opiniones. Pese al optimismo generado por las declaraciones de Obama, es poco probable que estas se hagan hechos, ya que lo sucedido en la cumbre ha suscitado las reacciones más adversas entre los retrógradas del stablishment, cuyas viejas estructuras de poder erigidas durante la era Bush, están intactas con su carga de racismo y odio, opuestas a todo lo que signifique igualdad y paz, por lo no se descarta que lleguen al extremo de atentar contra la vida del presidente. Basta para ello, recordar el trágico final de John Fitzgerald Kennedy quien habría intentado hacer lo mismo hace 45 años, y terminó asesinado en Dallas, por la bala asesina de un sicario del poder oculto en Washington cuando se disponía a adoptar medidas que afectarían a sus grandes intereses económicos. Un magnicidio como ese es el que proyectan cometer desde hace varios años contra Hugo Chávez Frías, como lo intentaron en mas de cien ocasiones contra Fidel Castro y en estos días contra Evo Morales y probablemente lo intentarán contra Rafael Correa, Daniel Ortega, Fernando Lugo, Manuel Zelaya, Álvaro Colom y otros mandatarios gobernantes de la nueva América Latina y caribeña que cambiaron el mapa político, económico y social de la región. No hay que olvidar que fue Pat Robertson, consejero espiritual de Bush Jr., quien le recomendó matar a Chávez, porque para su enfermiza mente, resultaba más barato asesinarlo con una bala, que gastar millones de millones de dólares desatando una guerra contra Venezuela, sin tomar en cuenta, que si llegaban a matarlo, su muerte habría generado un tsunami más violento que el que aún azota Colombia tras el magnicidio de Gaitán, porque sus olas alcanzarían a todo el continente. Y ahora que Chávez dejó de ser el profeta solitario que predicaba en el desierto, es muy difícil que esos criminales puedan detener su irrefrenable marcha, porque le acompañan otros líderes de la nueva América Latina y caribeña y un pueblo hecho millones que han rechazado la Declaración final de la V Cumbre de las Américas en un gesto de dignidad que ha hecho historia por su reclamo de justicia para la patria de Martí, atropellada durante medio siglo por el Imperio. Lo hicieron en un bello gesto de solidaridad de hermanos, y contra la soberbia y prepotencia del Imperio que se negó incluir en la reunión, el tema del criminal embargo y el aislamiento contra Cuba, una isla pequeña en territorio, pero con un líder y un pueblo colosos en dignidad. Porque la Declaración solo incluía temas adornados con floridas expresiones sobre metas a cumplir en áreas de educación, salud, hambre, discriminación, pobreza, desigualdad y exclusión social, compromisos que jamás han sido honrados por el Imperio, al que únicamente le interesa el tema de la lucha contra el terrorismo, eterna excusa de la que se vale Washington para combatir los movimientos de liberación de nuestros pueblos. Fue por eso que la cumbre, a pesar de abrir posibles caminos de entendimiento entre el nuevo mandatario yanqui y nuestros gobernantes, culminó en fracaso para el poder oculto de Washington, que osó retar la indeclinable voluntad de nuestros pueblos al negarle a Cuba el derecho a estar presente en la agenda, pero que en todo momento lo estuvo en el corazón de todos, por ser parte inseparable de la Gran Patria latinoamericana y caribeña.

1 comentario:

hola dijo...

Venezuela vive momentos de transformaciones revolucionarias en el tránsito de una formación económico-social capitalista a otra de tipo socialista. Dichos cambios tocan a la educación, que debe dar respuesta a dicha transición en función de la construcción de lo nuevo y ruptura con lo viejo. La Educación juega un papel determinante, ya que es necesario su aporte para el logro de la hegemonía intelectual por parte del pueblo revolucionario venezolano. La Universidad Bolivariana de Venezuela y la Misión Sucre nacieron con un claro propósito: LA EDUCACIÓN NECESARIA PARA LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA.


Sin duda, dicha aspiración se topa con quienes han detentado el poder en los últimos tiempos: el capitalismo internacional y sus expresiones a nivel nacional. Se trata de una lucha por el poder, donde unos luchan por mantenerse y otros, desplazados, intentan desalojar y recuperar lo perdido por cualquier vía. En ese sentido, los campos ya están definidos en Venezuela: por un lado el capitalismo internacional y nacional, por el otro el pueblo bolivariano y revolucionario. Es pertinente, en esta lucha, definir con claridad a qué intereses debe obedecer la Educación Venezolana y cuál es su misión histórica: SER UNA ALTERNATIVA POPULAR Y SOCIALISTA CON Y DESDE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA.


Asumir la relación IDEOLOGÍA-HEGEMONÍA-PODER en la contextualización crítica del proceso socio-político venezolano y latinoamericano es un proceso ineludible de construcción y definición de tácticas y estrategias para la orientación de nuestra práctica política de transformación hacia el fortalecimiento de la conciencia revolucionaria, en función de una sociedad que rompa definitivamente con la explotación capitalista del hombre por el hombre. Se trata, en definitiva, de avanzar en procesos de construcción de la dirección política, intelectual, cultural y moral del pueblo revolucionario y bolivariano, como criterio sustantivo de la Educación Emancipadora Venezolana, contribuyendo cada día con el desafío de lograr la meta y el destino que nos une: EL SOCIALISMO BOLIVARIANO.

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Saludos amigo Juan Martorano, le hemos agregado un enlace en nuestro blog. Invitamos de igual manera copiar nuestro botón y enlazarnos en su excelente blog.