Carola Chávez
Un amiga opositora, antes de irse del país dando un portazo y sacudiéndose la tierrita de los zapatos, porque ya no quería ni la tierrita de la tierra que la vio nacer, me dijo con inusual sabiduría: ‘’Cada pueblo tiene el gobernante que se merece’’.Aquella ¿terrible? sentencia de la viajera sin retorno, fue producto una súbita revelación que le dio en plena cara el pasado 15 de febrero cuando perdieron el referéndum de la enmienda.‘’Ganaron los chavistas, no hubo frrrrrraude, como tampoco lo hubo en 2004 cuando me hicieron creer. Yo vi la cola en mi centro y todos éramos opositores. Yo anduve por el este de Caracas y era evidente que el dictador tenía los días contados. Yo escuché a mis líderes prometiendo pruebas que jamás presentaron. Yo desperdicié cinco preciosos años de mi vida creyendo que el país era nuestro y que nos lo habían robado.’’Fue un duro golpe para esta amiga el descubrirse en un país llenito de gente que no piensa como ella y que, por lo tanto, tampoco vota como ella. Vio rojo mi amiga.Vio rojo porque Venezuela es roja y porque cuando uno se pone bravo se dice que uno ve de ese color. Indignada ante semejante revelación, tomó la única decisión que se puede tomar en estos casos: hizo sus maletas y se fue; no sin antes, con un ‘’ahí le dejo eso’’, regalarme mi país para que sigamos ‘’haciendo con él lo nos de la gana, total, cada pueblo tiene el gobernante que merece’’.Yo me sentí honrada por el regalo de mi amiga y por su frase lapidaria. Merecemos, sí, toditas y cada uno de las cosas que hemos logrado. Las merecemos tanto más si pensamos en el esfuerzo extra que hemos puesto para superar las cotidianas zancadillas y codazos que los amigos de mi amiga nos han tratado de meter. Imagino donde estaríamos hoy si no hubiésemos tenido golpe, paro y sabotaje petrolero. Imagino qué sería de nosotros si nuestros opositores hubieran sabido entender antes lo que mi amiga, por fin, entendió.No estoy diciendo que quiera que se vayan, aunque este es un país libre y pueden hacer lo que mejor les parezca, lo que quiero es que entiendan que sí tenemos el presidente que queremos y que merecemos, que estamos aquí para defenderlo, que nos ha costado mucho llegar a ser el país más feliz del mundo y que no se puede ser tan egoísta para sentir tanta rabia ante la felicidad de tantísima gente.Dicen que las despedidas son tristes, pero ésta en verdad no lo fue. carolachavez.blogspot.com
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viernes, 24 de abril de 2009
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