sábado, 4 de diciembre de 2010

El deslave de Wikileaks.

Roberto Hernández Montoya 


Internet y Prometeo nos entregaron el fuego divino y con él inteligencia y cultura. Los poderes no pueden ignorar la fuerza formidable de Internet. Y en eso llegó Wikileaks: wiki es administración colectiva y libre de información, iniciada por Wikipedia; leaks es 'filtraciones'.
  Según teólogos ociosos y medievales los ángeles no mienten ni son reticentes. La palabra ángel viene del griego ἄγγελος (ággelos), 'mensajero'. El lenguaje humano es secuencial, no puede decir todo de una vez y por tanto es reticente. Así, los ángeles entre ellos son franqueza pura: lo que un ángel sabe instantáneamente lo saben todos. Todo ángel es, pues, terrible, dijo Martine Broda.
  Según Fernando Savater la televisión lo delató todo. O casi. Pues Internet declara cada vez más lo poco que falta soplar. Más allá de lo prudente: revelas tu nueva vivienda y ya eres secuestrable.
  Es dialéctico: la anárquica Internet fue un proyecto de red confiable del autoritario Ejército de EUA. No es cierto que fue para la guerra nuclear, pero como también servía para eso, creció la leyenda. Ahora es su talón de Aquiles.
  Ya la diplomacia no será la misma. Pocos se atreverán a hablar francamente con un diplomático imperial.
  Estos cables muestran una realidad atroz y nada banal: los diplomáticos yanquis se muerden la cola remedando su propia prensa. Yo esperaba los secretos que solo saben James Bond y la CIA, pero los cables cuentan lo ya sabido, así de frágil es el Imperio.
  Porque esto es simplemente un golpe de Estado. ¿De qué sector de ese Estado? No sé, solo especulo, pero luce obvio. No me creo la de vaqueros de que un soldadito juguetón y un australiano travieso casi desbaratan la diplomacia imperial. ¿Tan frágil es?
  Apreciados periodicuchos de oposición: Wikileaks no dice nada; solo reproduce cables confidenciales.
  ¿Qué harán con el ADN y el iris?
  “El mundo no se relaciona con nosotros porque le gustamos o porque nos tiene confianza. Pacta con nosotros porque no le queda más remedio.  Somos el último, el único, poder indispensable que queda” (Geoff Morrel, vocero del Pentágono).
  Esto y los papeles del Pentágono de 1971 revelan que una parte decisiva de la guerra puede estar en las manos de los que no usamos armas.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com

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