domingo, 12 de diciembre de 2010

Estirpe heroica.

*Luisa Ortega Díaz



Nuevamente, la naturaleza ha puesto a prueba nuestra capacidad de reacción como sociedad y Estado ante la adversidad y la calamidad; en este caso, la situación producida tras las constantes lluvias caídas en las últimas semanas en el país. 
Incalculables son los daños causados en materia de infraestructura: puentes, carreteras, entre otros, lo que es consecuencia de una naturaleza que se resiente ante los irreparables perjuicios causados por un modelo de desarrollo que atenta contra la vida en el planeta, sin divisarse, hasta ahora, esperanza de que tal situación se revierta. 
Observemos, por ejemplo, la cumbre climática que se realiza en Cancún, México, donde algunos países desarrollados han hecho lo posible por escamotear cualquier acuerdo dirigido a disminuir los factores causantes del acelerado cambio climático, en especial, las emisiones de gases contaminantes que provocan el calentamiento global. 
Por supuesto, más importante que las pérdidas materiales, es el drama de miles de familias que han sufrido la desaparición física de sus seres queridos y hogares, producto de las inundaciones y derrumbes. Es en esos momentos en que los venezolanos probamos de qué estamos hechos, es cuando asumimos la tragedia como un problema de todos y que somos parte de la solución. 
Resulta reconfortante y gratificante observar la activación de mecanismos de solidaridad del pueblo hacia sus iguales, esto es, a través del trabajo voluntario en los albergues habilitados para los refugiados y en el gesto de compartir, no lo que nos sobra, sino lo que sabemos que otros necesitan. 
Hay que destacar la voluntad de los propios afectados, quienes, de manera estoica y digna, han afrontado su situación coyuntural, convirtiéndose en organizadores y gestores de los espacios que se le han asignado. 
Aun en medio de la gran dificultad en la que nos encontramos, hay razones para sentir satisfacción y de saber que somos dignos herederos de la gloria de nuestros libertadores, con Simón Bolívar al frente. 
Una vez más, las circunstancias adversas permiten que demostremos y sigamos siendo ejemplo de solidaridad y amor ante el mundo. De eso estamos hechos. 
*Fiscala General de la República y Presidenta del Consejo Moral Republicano por el período 2010/2011.

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