Eva Golinger
El reconocido periódico financiero estadounidense publicó este lunes 27 de julio una editorial del dictador hondureño Roberto Micheletti, bajo el título, “El camino delante para Honduras: La salida del poder de Zelaya fue un triunfo para el estado de derecho.” El artículo comienza destacando a Honduras como “uno de los aliados más leales” de Estados Unidos en América Latina, y lamenta que “los hechos claves de la crisis [en Honduras] han sido ignorados por los líderes estadounidenses.”
Luego, el usurpador Micheletti relata una serie de puntos, que según él, son “hechos fundamentales que no pueden ser negados”. Estos incluyen a las acusaciones que han venido haciendo los golpistas en contra del Presidente Zelaya, como la decisión de la Corte Suprema sobre la “ilegalidad” de la encuesta popular que hubiese tomado lugar el 28 de junio pasado, el día del golpe, y la supuesta órden de la Corte Suprema sobre la detención de Zelaya por parte de las fuerzas armadas hondureñas.
Micheletti no explica el secuestro violento y el exilio forzado del Presidente Zelaya por parte del ejército hondureño, ni el hecho de que esa acción es un crimen bajo el derecho internacional y también bajo la propia Constitución de Honduras, que específicamente dice que un ciudadano no puede ser expulsado de su país.
En su editorial, el dictador Micheletti intenta jusificar las acciones de la Corte Suprema y el Congreso hondureño, luego del secuestro del Presidente Zelaya, diciendo que tales decisiones fueron tomadas por “una mayoría de los miembros del partido Liberal, que es el partido del señor Zelaya.” Pero no explica que igualmente, sin importar su afiliación política, sus acciones violaron la Constitución de Honduras, la cual no permite destituir a un presidente legítimamente electo por su pueblo. Micheletti intentó jusificar ésta acción criminal diciendo que Zelaya estaba “intentando extender su mandato con un referéndum ilegal”. Sin embargo, no explica tampoco que la encuesta popular se trataba de incluir una cuarta urna durante las elecciones en noviembre sobre una posible reforma constitución para el año que viene. El mandato del Presidente Zelaya termina en enero 2009, y a partir de noviembre, el pueblo hondureño hubiese ya elegido a un nuevo presidente. Asi que, no existía ninguna posibilidad por parte del Presidente Zelaya de “extender a su mandato”. El miedo de Micheletti y los golpistas no se trataba del mandato del Presidente Zelaya, se trataba de la posibilidad de que el pueblo hondureño tuviera mayor participación en su proceso político.
Por otro lado, el artículo de Micheletti acusa al Presidente Zelaya de robar “millones de dólares” del Banco Central de Honduras “en efectivo” días antes de su “arresto”. Es primera vez que se escucha ésta grave acusación contra el Presidente Zelaya, la cual no está fundamentada con ninguna evidencia. ¿Dónde están los millones de dólares en efectivo? ¿Cómo pudo retirarlos del Banco Central sin ninguna restricción? Tal acusación constituye una difamación peligrosa contra el Presidente Zelaya y debe ser corregida lo antes posible.
Finalmente, en su editorial, el dictador Micheletti habla de la necesidad de trabajar con la propuesta del Presidente de Costa Rica, Oscar Arías, para llegar a una solución. Sin embargo, Micheletti dice que el Presidente Zelaya “no es confiable y no obedecerá la ley” y entonces, “debe ser detenido y enjuiciado” en caso de volver a Honduras. Obviamente con está declaración, el líder del régimen golpista está reafirmando su rechazo a la propuesta del Presidente Arías, porque la base fundamental de dicha propuesta es el regreso del Presidente Zelaya al poder.
Micheletti termina su artículo suplicando al pueblo y al gobierno estadounidense para que no impongan sanciones económicas contra su país, ya que esa medida “principalmente haría daño a los más pobres”. Agrega que “en lugar de imponer sanciones, EEUU debería continuar las políticas sábias de la Sra. Clinton”. Esa última frase hace clara que los golpistas consideran que Washington está a su lado.
El Wall Street Journal ha abogado a favor del golpe en Honduras desde el primer día, e incluso ha publicado una seria de artículos que intentan acusar a Venezuela y al Presidente Hugo Chávez por haber causado la crisis en el país centroamericano. La articulista quien más ha promovido esta posición es Mary Anastasia O’Grady, conocida por sus múltiples escritos en contra de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Honduras. O’Grady ha publicado decenas de artículos que intentan vincular a Venezuela con el terrorismo y el narcotráfico, sin presentar ni una sóla prueba o evidencia que fundamenta sus graves acusaciones. Ella se ha convertido en una vocera extrémamente reaccionaria que atenta contra los gobiernos no subordinados a los intereses de Washington.
El Wall Street Journal forma parte de la empresa noticiosa Dow Jones News Corporation. Su dueño es el poderoso multi-millonario Rupert Murdoch, quien a través de su monopolio mediático, News Corporation, controla a cientos de periódicos, revistas, canales de televisión y emisoras de radio a nivel mundial. Murdoch es muy conocido por su canal estadounidense Fox News Channel, que promueve la visión imperialista y neoconservadora de Estados Unidos. Algunas de sus otras empresas medíaticas incluyen a National Geographic Channel, The Film Zone, todos los canales y estudios FOX, Cine Canal, MySpace (internet), HarperCollins (editorial de libros), New York Post (periódico), The Sunday Times (Reino Unido), The Sun (Reino Unido), entre muchos otros.
El Wall Street Journal es un diario con una circulación por encima de dos millones de ejemplares diarios a nivel mundial y 931,000 usuarios en internet. El editorial del dictador Roberto Micheletti fue escrito y promovido por su lobbista en Estados Unidos, el abogado Lanny Davis, quien es amigo íntimo y abogado del ex presidente Bill Clinton y su esposa Hillary, actual Secretaria de Estado del Presidente Barack Obama.
El reconocido periódico financiero estadounidense publicó este lunes 27 de julio una editorial del dictador hondureño Roberto Micheletti, bajo el título, “El camino delante para Honduras: La salida del poder de Zelaya fue un triunfo para el estado de derecho.” El artículo comienza destacando a Honduras como “uno de los aliados más leales” de Estados Unidos en América Latina, y lamenta que “los hechos claves de la crisis [en Honduras] han sido ignorados por los líderes estadounidenses.”
Luego, el usurpador Micheletti relata una serie de puntos, que según él, son “hechos fundamentales que no pueden ser negados”. Estos incluyen a las acusaciones que han venido haciendo los golpistas en contra del Presidente Zelaya, como la decisión de la Corte Suprema sobre la “ilegalidad” de la encuesta popular que hubiese tomado lugar el 28 de junio pasado, el día del golpe, y la supuesta órden de la Corte Suprema sobre la detención de Zelaya por parte de las fuerzas armadas hondureñas.
Micheletti no explica el secuestro violento y el exilio forzado del Presidente Zelaya por parte del ejército hondureño, ni el hecho de que esa acción es un crimen bajo el derecho internacional y también bajo la propia Constitución de Honduras, que específicamente dice que un ciudadano no puede ser expulsado de su país.
En su editorial, el dictador Micheletti intenta jusificar las acciones de la Corte Suprema y el Congreso hondureño, luego del secuestro del Presidente Zelaya, diciendo que tales decisiones fueron tomadas por “una mayoría de los miembros del partido Liberal, que es el partido del señor Zelaya.” Pero no explica que igualmente, sin importar su afiliación política, sus acciones violaron la Constitución de Honduras, la cual no permite destituir a un presidente legítimamente electo por su pueblo. Micheletti intentó jusificar ésta acción criminal diciendo que Zelaya estaba “intentando extender su mandato con un referéndum ilegal”. Sin embargo, no explica tampoco que la encuesta popular se trataba de incluir una cuarta urna durante las elecciones en noviembre sobre una posible reforma constitución para el año que viene. El mandato del Presidente Zelaya termina en enero 2009, y a partir de noviembre, el pueblo hondureño hubiese ya elegido a un nuevo presidente. Asi que, no existía ninguna posibilidad por parte del Presidente Zelaya de “extender a su mandato”. El miedo de Micheletti y los golpistas no se trataba del mandato del Presidente Zelaya, se trataba de la posibilidad de que el pueblo hondureño tuviera mayor participación en su proceso político.
Por otro lado, el artículo de Micheletti acusa al Presidente Zelaya de robar “millones de dólares” del Banco Central de Honduras “en efectivo” días antes de su “arresto”. Es primera vez que se escucha ésta grave acusación contra el Presidente Zelaya, la cual no está fundamentada con ninguna evidencia. ¿Dónde están los millones de dólares en efectivo? ¿Cómo pudo retirarlos del Banco Central sin ninguna restricción? Tal acusación constituye una difamación peligrosa contra el Presidente Zelaya y debe ser corregida lo antes posible.
Finalmente, en su editorial, el dictador Micheletti habla de la necesidad de trabajar con la propuesta del Presidente de Costa Rica, Oscar Arías, para llegar a una solución. Sin embargo, Micheletti dice que el Presidente Zelaya “no es confiable y no obedecerá la ley” y entonces, “debe ser detenido y enjuiciado” en caso de volver a Honduras. Obviamente con está declaración, el líder del régimen golpista está reafirmando su rechazo a la propuesta del Presidente Arías, porque la base fundamental de dicha propuesta es el regreso del Presidente Zelaya al poder.
Micheletti termina su artículo suplicando al pueblo y al gobierno estadounidense para que no impongan sanciones económicas contra su país, ya que esa medida “principalmente haría daño a los más pobres”. Agrega que “en lugar de imponer sanciones, EEUU debería continuar las políticas sábias de la Sra. Clinton”. Esa última frase hace clara que los golpistas consideran que Washington está a su lado.
El Wall Street Journal ha abogado a favor del golpe en Honduras desde el primer día, e incluso ha publicado una seria de artículos que intentan acusar a Venezuela y al Presidente Hugo Chávez por haber causado la crisis en el país centroamericano. La articulista quien más ha promovido esta posición es Mary Anastasia O’Grady, conocida por sus múltiples escritos en contra de Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y Honduras. O’Grady ha publicado decenas de artículos que intentan vincular a Venezuela con el terrorismo y el narcotráfico, sin presentar ni una sóla prueba o evidencia que fundamenta sus graves acusaciones. Ella se ha convertido en una vocera extrémamente reaccionaria que atenta contra los gobiernos no subordinados a los intereses de Washington.
El Wall Street Journal forma parte de la empresa noticiosa Dow Jones News Corporation. Su dueño es el poderoso multi-millonario Rupert Murdoch, quien a través de su monopolio mediático, News Corporation, controla a cientos de periódicos, revistas, canales de televisión y emisoras de radio a nivel mundial. Murdoch es muy conocido por su canal estadounidense Fox News Channel, que promueve la visión imperialista y neoconservadora de Estados Unidos. Algunas de sus otras empresas medíaticas incluyen a National Geographic Channel, The Film Zone, todos los canales y estudios FOX, Cine Canal, MySpace (internet), HarperCollins (editorial de libros), New York Post (periódico), The Sunday Times (Reino Unido), The Sun (Reino Unido), entre muchos otros.
El Wall Street Journal es un diario con una circulación por encima de dos millones de ejemplares diarios a nivel mundial y 931,000 usuarios en internet. El editorial del dictador Roberto Micheletti fue escrito y promovido por su lobbista en Estados Unidos, el abogado Lanny Davis, quien es amigo íntimo y abogado del ex presidente Bill Clinton y su esposa Hillary, actual Secretaria de Estado del Presidente Barack Obama.
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