*Yadira Calvo
Sexo en el crimen
Es un hecho reconocido que en todas partes y en todos los tiempos para los que disponemos de cifras, el número de varones criminales es muchas veces mayor que el de mujeres, en una proporción generalmente de ocho a doce hombres contra una mujer en todos los crímenes en conjunto; y desde hace unos años, setenta y nueve a uno para el robo con escala.
Lo antes expresado se corresponde con lo que sostiene Carmen González, cuando afirma que: “Los delitos y castigos han sido históricamente diferenciados de manera notable en función del género. Si se toma en cuenta que el Derecho ha sido creado por hombres y ejecutado por ellos mismos, queda claro que la visión histórica que tenemos es absolutamente androcéntrica. (..) Las mujeres, desde tiempo inmemorial, estamos sometidas a una legislación que sólo ha sido y es igualitaria para los hombres. No se juzga a los ciudadanos en tanto personas sino como “hombres” y “mujeres”.
Hombres en los delitos violentos
Salvo muy raras excepciones, los delitos cometidas por las mujeres siguen siendo típicamente no violentos, y cuando sí lo son, es porque han operado en concierto con machos violentos; tanto antes como ahora, hay muy pocas posibilidades de que las mujeres ejecuten delitos grupales como asaltos o robos en pandilla o delitos sexuales como estupro (violación, y otros).
Mujeres bajo el rigor de la pobreza
También es la pobreza la razón fundamental de los delitos de mujeres en relación al narcotráfico donde participan sobre todo en el correo pequeño de droga. Ellas actúan fundamentalmente como expendedoras (mujeres de bajo nivel social que venden la droga en la calle) y como “mulas” o traficantes al exterior, (personas de clase media baja o media con estudios por lo menos secundarios) a quienes se utiliza como señuelo para encubrir despachos mayores, y cuyas vidas se ponen en peligro al transportar la droga en el estómago en condones o en guantes de seguridad. El hecho es que aun si fuera así, y puede que lo sea, las mujeres en general cometen muchísimos menos delitos que los hombres.
————
* Filóloga y ensayista costarricense. Texto extraído de su obra: “Las Líneas Torcidas del Delito”, editado y adaptado por Palabra de Mujer. Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el tratamiento del delincuente Ilanud). Programa Mujer, Justicia y Género. Naciones Unidas. Costa Rica. 1996
Sexo en el crimen
Es un hecho reconocido que en todas partes y en todos los tiempos para los que disponemos de cifras, el número de varones criminales es muchas veces mayor que el de mujeres, en una proporción generalmente de ocho a doce hombres contra una mujer en todos los crímenes en conjunto; y desde hace unos años, setenta y nueve a uno para el robo con escala.
Lo antes expresado se corresponde con lo que sostiene Carmen González, cuando afirma que: “Los delitos y castigos han sido históricamente diferenciados de manera notable en función del género. Si se toma en cuenta que el Derecho ha sido creado por hombres y ejecutado por ellos mismos, queda claro que la visión histórica que tenemos es absolutamente androcéntrica. (..) Las mujeres, desde tiempo inmemorial, estamos sometidas a una legislación que sólo ha sido y es igualitaria para los hombres. No se juzga a los ciudadanos en tanto personas sino como “hombres” y “mujeres”.
Hombres en los delitos violentos
Salvo muy raras excepciones, los delitos cometidas por las mujeres siguen siendo típicamente no violentos, y cuando sí lo son, es porque han operado en concierto con machos violentos; tanto antes como ahora, hay muy pocas posibilidades de que las mujeres ejecuten delitos grupales como asaltos o robos en pandilla o delitos sexuales como estupro (violación, y otros).
Mujeres bajo el rigor de la pobreza
También es la pobreza la razón fundamental de los delitos de mujeres en relación al narcotráfico donde participan sobre todo en el correo pequeño de droga. Ellas actúan fundamentalmente como expendedoras (mujeres de bajo nivel social que venden la droga en la calle) y como “mulas” o traficantes al exterior, (personas de clase media baja o media con estudios por lo menos secundarios) a quienes se utiliza como señuelo para encubrir despachos mayores, y cuyas vidas se ponen en peligro al transportar la droga en el estómago en condones o en guantes de seguridad. El hecho es que aun si fuera así, y puede que lo sea, las mujeres en general cometen muchísimos menos delitos que los hombres.
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* Filóloga y ensayista costarricense. Texto extraído de su obra: “Las Líneas Torcidas del Delito”, editado y adaptado por Palabra de Mujer. Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el tratamiento del delincuente Ilanud). Programa Mujer, Justicia y Género. Naciones Unidas. Costa Rica. 1996
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