Luz Marina Molina
En muestra de firmeza, seriedad y gran espíritu revolucionario, el embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Roy Chaderton, se lució con su intervención durante la sesión ordinaria que dicho organismo celebró ayer, donde dejó absolutamente clara su posición con respecto a la instalación, en territorio colombiano, de bases militares estadounidenses.
No cabe duda, que la posición de este venezolano, es compartida, no solamente por los países que forman parte de esta región, sino por muchos países del mundo, que se manifiestan enardecidos y burlados por esta actitud del presidente Alvaro Uribe Vélez, quién ha dado un duro golpe a la soberanía de su patria, vendiéndola al mejor postor, y permitiendo la intromisión de títeres del imperio, que se instalan en Colombia, para seguir ultrajando la moral de ese pueblo, hijo del Libertador Simón Bolívar, que se sumerge en una profunda desesperanza.
Colombia está otra vez atada con cadenas norteamericanas, arrodillada ante el mandato de Estados Unidos, que sigue dando pasos, en la búsqueda desesperada de llegar a Venezuela, y poder coronar, como es su firme intención, acreditándose nuestras inmensas riquezas naturales, que hacen que nuestro país sea apetecible a los bloques de poder del mundo.
Este será seguramente, uno de los puntos de intensa discusión, en la reunión extraordinaria de Unasur, que se llevará a efecto en Bariloche, Argentina, mañana viernes, y en la cual estará presente el Presidente de la República Hugo Chávez Frías.
Es importante señalar el clima de intensa tensión que arropará a esta cumbre sureña, en virtud de la fatídica decisión del gobierno imperialista encabezado por Barack Obama y comandado por esbirros de la CIA de continuar avanzando en sus planes de instrumentación y desarrollo de la guerra en la región, que obedece a un mandato político expreso del Pentágono.
No obstante, con toda propiedad, Suramérica y el Caribe, resultarán benefactores, porque saldrán fortalecidos, en cuanto a la importancia de su camaradería y unión para enfrentar este infame conflicto internacional generado por la nación norteamericana con el consentimiento voraz y cómplice de Uribe Vélez, y se verá duramente cuestionada la actitud del neogranadino, de conceder espacio a uno de los enemigos más potentes, empeñando no solamente la integridad de su país, sino comprometiendo la soberanía de sus vecinos, en una muestra de infamia, indignidad e hipocresía.
¡Qué lamentable resulta contar con la negativa del gobierno de Uribe de fomentar la paz, sino que por el contrario, se entrega a los gringos, para que ellos decidan entonces el futuro de su país y el destino de las relaciones internacionales con los países bolivarianos!
Sin embargo, por ahora, no tenemos otra salida, sino esperar que nuestro presidente Chávez, y otros mandatarios del mundo, fijen una posición definitiva en Unasur sobre el problema de Colombia y las bases militares en su territorio, que sin duda, nos hace retroceder en la historia, después de que dábamos por derrotadas esas tendencias rastreras del imperio, empeñado en convertir a Latinoamérica en lo que fue en otrora, un grupo de países comandados por viejos esquemas que operaban de patios traseros y cuna de las más víles vagabunderías de la historia.
En muestra de firmeza, seriedad y gran espíritu revolucionario, el embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Roy Chaderton, se lució con su intervención durante la sesión ordinaria que dicho organismo celebró ayer, donde dejó absolutamente clara su posición con respecto a la instalación, en territorio colombiano, de bases militares estadounidenses.
No cabe duda, que la posición de este venezolano, es compartida, no solamente por los países que forman parte de esta región, sino por muchos países del mundo, que se manifiestan enardecidos y burlados por esta actitud del presidente Alvaro Uribe Vélez, quién ha dado un duro golpe a la soberanía de su patria, vendiéndola al mejor postor, y permitiendo la intromisión de títeres del imperio, que se instalan en Colombia, para seguir ultrajando la moral de ese pueblo, hijo del Libertador Simón Bolívar, que se sumerge en una profunda desesperanza.
Colombia está otra vez atada con cadenas norteamericanas, arrodillada ante el mandato de Estados Unidos, que sigue dando pasos, en la búsqueda desesperada de llegar a Venezuela, y poder coronar, como es su firme intención, acreditándose nuestras inmensas riquezas naturales, que hacen que nuestro país sea apetecible a los bloques de poder del mundo.
Este será seguramente, uno de los puntos de intensa discusión, en la reunión extraordinaria de Unasur, que se llevará a efecto en Bariloche, Argentina, mañana viernes, y en la cual estará presente el Presidente de la República Hugo Chávez Frías.
Es importante señalar el clima de intensa tensión que arropará a esta cumbre sureña, en virtud de la fatídica decisión del gobierno imperialista encabezado por Barack Obama y comandado por esbirros de la CIA de continuar avanzando en sus planes de instrumentación y desarrollo de la guerra en la región, que obedece a un mandato político expreso del Pentágono.
No obstante, con toda propiedad, Suramérica y el Caribe, resultarán benefactores, porque saldrán fortalecidos, en cuanto a la importancia de su camaradería y unión para enfrentar este infame conflicto internacional generado por la nación norteamericana con el consentimiento voraz y cómplice de Uribe Vélez, y se verá duramente cuestionada la actitud del neogranadino, de conceder espacio a uno de los enemigos más potentes, empeñando no solamente la integridad de su país, sino comprometiendo la soberanía de sus vecinos, en una muestra de infamia, indignidad e hipocresía.
¡Qué lamentable resulta contar con la negativa del gobierno de Uribe de fomentar la paz, sino que por el contrario, se entrega a los gringos, para que ellos decidan entonces el futuro de su país y el destino de las relaciones internacionales con los países bolivarianos!
Sin embargo, por ahora, no tenemos otra salida, sino esperar que nuestro presidente Chávez, y otros mandatarios del mundo, fijen una posición definitiva en Unasur sobre el problema de Colombia y las bases militares en su territorio, que sin duda, nos hace retroceder en la historia, después de que dábamos por derrotadas esas tendencias rastreras del imperio, empeñado en convertir a Latinoamérica en lo que fue en otrora, un grupo de países comandados por viejos esquemas que operaban de patios traseros y cuna de las más víles vagabunderías de la historia.
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