Emma Hermoso
Ganamos las elecciones presidenciales, pero no como queríamos, ¿qué pasó con los diez millones de votos? Buscando explicaciones a esta interrogante y remontándonos a los análisis, reflexiones y quejas continúas, que hacemos desde hace años un grupo de mujeres y hombres, organizados en BARUHATI, que somos amigos y militantes en la izquierda de toda la vida, y que hemos ocupado algunos altos cargos en el gobierno, y hoy día nos encontramos excluidos o autoexcluidos del mismo, pero que seguimos más comprometidos aún con este proceso Bolivariano.
En esos referidos cargos que ocupamos dignamente, vivenciamos como la burocracia y la ineficiencia pasan frente a nosotros y nosotras, y es tan poco lo que podemos hacer, porque los vicios culturales, la falta de valores y de voluntad política que están inoculadas en la superestructura política, te incapacitan al extremo de que solo la irreverencia te salva de continuar en las entrañas de un sistema incapaz de soportar la crítica como mecanismo de avance y superación, y tienes que salir del mismo por la presión personal de los niveles de decisión, o por decisión voluntaria, porque de lo contrario mueres en el intento de actuar como revolucionaria o revolucionario.
Una de las quejas casi histórica que nos planteamos, es la falta de formación política e ideológica de los cuadros altos y medios de la administración pública, quienes deben tomar decisiones en corresponsabilidad con los beneficiarios y comunidad organizada sobre los derechos sociales que garantizan las normativas jurídicas derivadas de la CRBV. Entre las mayores debilidades que observamos están la falta de acompañamiento social, político y técnico a la población en el marco de la democracia participativa, con una metodología que garantice la incorporación real del pueblo en la toma de decisiones como se plantea en el artículo 62 de la CRBV. Ejemplo de ello son los resultados cualitativos de las misiones, particularmente conozco como en la Misión Sucre, algunos coordinadores y facilitadores no identificados con el proyecto bolivariano, sabotean el trabajo de este nuevo modelo de educación liberadora, y las autoridades responsables de canalizar la solución de estas situaciones no asumen la responsabilidad, y así pareciera suceder en las diferentes misiones sociales, donde se asume el compromiso de trabajo como un asunto individual, y no político y de envergadura revolucionaria.
Otra queja, quizás la más impactante por la falta de ética revolucionaria, es la corrupción, que no solo la hacen los empleados medios. Trabajé con un alto funcionario que manejó negocios bilaterales entre países, y hoy día tiene una gran empresa de servicios de espectáculos y es contratado para todos los eventos políticos del gobierno, y me pregunto como se justifica que este sujeto siga apoyado por funcionarios que deben responder al pueblo con su ejemplo y alta moral.
Entre las quejas más comunes que les he referido, están aquellas asociadas a la falta de control y seguimiento de las políticas públicas, tanto de las instancias institucionales como de la comunidad organizada. A veces se dan situaciones de complicidad entre ambas instancias para resolver situaciones administrativas porque por la vía regular y burocrática sería imposible resolverlas. En fin los correctivos que hay que aplicar en este nuevo período del gobierno, tienen que ver en consecuencia con los valores éticos de la revolución, hay que formar a los cuadros políticos con responsabilidades administrativas, hay que planificar en función de la eficacia y la eficiencia, y tienen que crearse canales de comunicación que respondan a las quejas de la población. Creo también que desde el punto de vista comunicacional, hay que hacer énfasis en destacar las diferencias entre un modelo de gobierno socialista con un plan de gobierno definido por la revolución bolivariana, y un modelo de gobierno neoliberal definido por el capitalismo, así como se hizo al final de la campaña y hacerlo de manera permanente.
Ese engranaje entre el ejecutivo, con las regiones y localidades del que habla el presidente, y que debe apuntar al estado comunal, necesita de elementos políticos que apunten a integrarnos no solo como administradores de las políticas públicas, si no como equipos de trabajo, como pueblo, como ciudadanos activos, como sujetos políticos sin prejuicios con la revolución bolivariana.
En 14 años hemos vivido situaciones muy difíciles, y hemos avanzado mucho como ciudadanos y sujetos políticos, pero los resultados de las elecciones del 7-0, nos han alarmado, y es momento de reflexionar para avanzar con pasos más seguros.
En fin estamos muy preocupados, porque en 6 años debemos resolver muchos asuntos en los que no hemos avanzado por lo señalado, además de la prepotencia, y la falta de compromiso de algunos y algunas funcionarias de alto y mediano nivel institucional que permanecen en el gobierno y son reciclados junto con sus equipos de trabajo entre los ministerios, y a veces sin aportar revolución para desarrollar el socialismo bolivariano.
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