Teresa Sosa
Palabra de Mujer En la antigua Atenas (Grecia) cuna de la Democracia, donde se expresó en toda su dimensión el mandato de la mayoría popular, que decidía directamente reunida en la plaza pública, los asuntos más importantes de gobierno, no se permitía la asistencia y participación de la mujer.
La democracia representativa, fue el ideal al que aspiraron los que llevaron a cabo la Revolución Francesa de 1789. Pero cuando se hablaba de reivindicación de derechos, contra el sistema absolutista, se pensaba en los varones, y así lo expresa el propio título de la Declaración emanada de la Asamblea Nacional revolucionaria francesa: “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, hablando de hombre en el sentido literal del término.
Olimpia de Gouges, cuyo nombre real era Marie Gouze, en 1791, redactó en complemento a aquella declaración francesa la “Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana”, que no tuvo éxito práctico, y que terminó con su muerte en la guillotina, en 1793.
En 1792, en Inglaterra apareció un libro llamado “Reivindicación de los derechos de la mujer”, donde Mary Wollstonecraft, luchó por los derechos políticos de la mujer, por primera vez en el mundo.
Los miembros del parlamento, los políticos y la misma reina, Victoria I, se opusieron a los proyectos de leyes que tenían ese propósito. Tan sólo el cartismo, movimiento de reivindicación de los derechos para la clase trabajadora, y algunos intelectuales liberales, apoyaron tan “arriesgada” idea.
Fue en los albores del siglo XX (año 1903), cuando nuevamente Inglaterra surge como el centro promotor de esta revolución política. Se formó la WSPUI: Women Social and Political Union, que significa: Unión Social y Política de Mujeres. Para lograr sus objetivos, las mujeres que la integraban trataron de ejercer presión para obtener el derecho al voto.
Así efectuaron marchas de protestas y huelgas de hambre. Fueron salvajemente reprimidas y en 1903, una de ellas se arrojó al suelo cuando pasaba el rey con su caballo, en Derby, para llamar su atención, y murió aplastada por el animal. Este movimiento cesó su actuación cuando se produjo la Primera Guerra Mundial (1914).
En ese conflicto las mujeres demostraron su valor y entrega a su causa, lo que les valió el reconocimiento de sus derechos electorales. En 1918, se permitió que las mujeres inglesas mayores de 30 años pudieran votar, bajándose la edad a 21 años, en 1920. Fue también luego de la Primera Guerra Mundial, en 1919, cuando Alemania, cuyo gobierno estaba representado por la República de Weimar, consagró el voto de la mujer.
Hasta los días transcurridos del siglo XXI, existen algunos países donde las mujeres no tienen derecho al voto: Arabia Saudí, Bután, Brunei, entre otros. “La discriminación –denuncia Amnistía Internacional- está en las actitudes familiares, en la cultura y la religión, pero también en el propio Estado. Todavía hay leyes que discriminan a las mujeres frente a los hombres. Cuando es el Estado el que discrimina, las mujeres por ley no tienen derecho a opinar, a decidir, a trabajar o a obtener justicia en pie de igualdad”.
Continente Americano
Los primeros países en poseer este derecho, fueron Canadá (1918) salvo la provincia de Québec (1952) y Estados Unidos (1920). En este último país ya se luchaba por la consecución de este derecho desde los primeros años de su vida independiente. Merece que citemos hoy, como luchadora destacada, Margaret Brent, quien ya en 1647, desde su hacienda ubicada en Maryland, abogó por un lugar en la legislatura.
Ecuador en 1929, y en 1932, Brasil y Uruguay posibilitaron a la mujer la llegada a las urnas. En Guatemala se estableció para ellas un voto restringido, excluyendo a las analfabetas, en 1945, quienes pudieron sufragar veinte años más tarde.
El voto de la mujer en Argentina, se inauguró en 1947, durante la Presidencia de Perón, bajo la gestión de su esposa, Eva Duarte, a cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión, quien solicitó su inclusión, en cumplimiento de lo acordado en las Actas de Chapultepec. Impulsada por esta líder política, se realizó una gran propaganda que consiguió que muchas mujeres salieran de su silencio, y expresaran el reclamo por sus derechos.
La Plaza de Mayo, el 23 de septiembre fue el marco del acto donde las mujeres celebraron la promulgación de la ley 13010. Ese mismo año lo obtuvo Venezuela. En 1949, fue el turno de Chile y Costa Rica. En México, en 1953, se consagró esta posibilidad por la que venían luchando desde hacía mucho tiempo, habiéndose formado en 1935, el Frente Único Pro Derechos de la Mujer. En 1961, Paraguay consagró el voto de la mujer.
Venezuela
Las protestas estudiantiles del año 28 y la consiguiente represión sacaron a las mujeres a las calles, dando origen a la Sociedad Patriótica de Venezuela. Hacia finales de 1935 crearon una primera organización popular, la Agrupación Cultural Femenina, ACF, con un claro sentido de los problemas específicos de las mujeres.
Reivindicó sus derechos políticos y sociales y la necesidad de formación y capacitación de las mujeres para asegurar su desarrollo personal. Dictó charlas, creó un dispensario popular, una Casa de la Mujer Obrera e inauguró las escuelas nocturnas para mujeres.
Las Asociaciones Unidas Pro-Reforma del Código Civil de 1936 y el capítulo venezolano de la Unión de Mujeres Americanas convocaron en 1940 a un Primer Congreso Femenino Venezolano, en el que discutieron la situación de la mujer y sus demandas: el derecho a voto y la reforma del Código Civil. Juntaron entonces 12 mil firmas que entregaron al Parlamento, pidiendo la modificación de dicho Código. En 1942 fue promulgado un nuevo Código Civil que, si bien no recogió todas las propuestas presentadas, representó avances sustantivos.
En 1944 surgieron el Comité Pro-Sufragio Femenino y la Acción Femenina, AF, con el propósito específico de lograr el voto universal. A mediados de 1945 las mujeres obtuvieron el derecho a voto a nivel municipal. La AF editó entonces el “Correo Cívico Femenino” para vincular, informar y orientar a las venezolanas.
La acción de las mujeres electas -mediante ley especial- a la Asamblea Constituyente de 1946 fue definitoria en la consagración del derecho de la mujer venezolana a votar en 1947..
FUENTES: 1- Ana Trujillo, Amnistía Internacional, Venezuela/ 2-- FLACSO, Venezuela
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