RAFAEL HERNÁNDEZ BOLÍVAR
Hubo un texto que me quedó engatillado porque se me adelantó Carola en su oportunidad al hacer referencias en su talentosa columna. Hoy, sorprendido por el día de fiesta atravesado me tocó parir un texto de la nada, o mejor dicho rehacer lo que quedaba de él. A finales de campaña nuestro comandante en jefe, el habilidoso Chávez le lanzó un par de raboecochinos a la oposición. Condecoró a Vicente Fernández con la Orden Libertadores, en cuya ocasión se mandó un par de rancheras con altos registros, y contó que está pensando darle libertad a un loro que se fugó de Miraflores. Como escribía al escuchar la noticia, no quise ni pensar en el escándalo que habría formado la oposición por ambos sucesos. Aunque a lo mejor se las pasaron por bolas, porque algo han aprendido los muchachones de la derecha. ¿Quién quita?
Ciertamente la pasaron por bolas y no le comieron casquillo al Comandante Presidente. Sin embargo, yo como presidente del realenguismo leninismo pensamiento Hugo Chávez bien Frías declaro nuestra absoluta solidaridad con el loro y compartimos con el camarada Presidente que ese loro merece la libertad. El relato de nuestro héroe contaba que habían visto al loro en un viejo samán, cerca del helipuerto que lo recibió el 14 de abril, más a mi favor… un altísimo árbol con una lorita de lo más buenamoza y gritando viva Chávez, lo que suma dos argumentos para su libertad, además de enamorado el simpático loro es un chavista pluma en el rabo y debe estar contento con nuestra victoria popular. La serenata con loro de Carola Chávez no dejó nada para los demás y solo nos queda aprovechar la circunstancia para pedir de paso, sino es mucho pedir, la libertad del cantor de las FARC, Julián Conrado, que también es chavista y merece estar fuera de prisión. Total, ya ganamos, y si ya arrancó el proceso de paz en Colombia porque vamos a tener este camarada tras las rejas, sobre todo cuando se ha soltado a conspiradores peligrosos. Aunque si a ver vamos, soltarlos pudo ser parte de una buena táctica para tenerlos vigueteados, y por saberlo, no se atrevieron a guarimbear.
Solo que para cerrar un chiste escúalido: en un barrio de Venezuela, un niño regresa de la escuela a su casa, cansado y hambriento y le pregunta a su madre:
–Mamá, ¿qué hay de comer? –Nada, mijo… El niño mira hacia el loro que tienen y pregunta: –Mamá, ¿por qué no loro con arroz? –No hay arroz.
–¿Y loro al horno?–No hay gas.
–¿Y loro en la parrilla eléctrica?–No hay electricidad.
–¿Y loro frito?–No hay aceite. El loro contentísimo gritaba:
–¡¡¡viva Chávez!!!..no jodaaaaa.¡¡¡viva Chávez!!!
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