miércoles, 24 de marzo de 2010

Camarada, tu eres un contrarrevolucionario.

Carlos J. Contreras C.(*)


CONTRARREVOLUCIONARIO, que palabra tan larga y con un contenido tan desgraciado, que cuando se aplica al contrario de un proceso socio-político alternativo al imperante, implica que se está en contra de la revolución, en contra de cambiar lo implantado, en fin, los que no permiten las transformaciones progresistas en el devenir humano, reaccionando de manera tal que sabotean estos cambios, aunque favorezcan a la gran mayoría, incluyéndole. Pero, al aplicársele al que está dentro de ella (de la revolución), este calificativo envuelve la más miserable acepción: traidor. Para ampliar didácticamente este concepto, los remito a un claro discernir que sobre esto hizo el Doctor William Izarra, en Aporrea, el 29 de agosto de 2006, a través del siguiente enlace: http://www.aporrea.org/ideologia/a24831.html.
Desafortunadamente, esta denominación es vociferada arteramente dentro de las filas de la revolución y del partido por algunos y algunas que confunden (apropiadamente para ellos y ellas) el carácter socialista de nuestro proceso, haciéndolo ver como un sistema inquisitorio y que ungidos de una autoproclamada moralidad y ataviados de acuerdo a su novedoso estatus y con un ajuar suntuoso, actúan como jacobinos jueces, arremetiendo contra aquellos que “osen” no estar de acuerdo con sus devaneos. Esta práctica, muy común por cierto, la utilizan para denostar a camaradas que en la mayoría de los casos hacen una observación hacia algunas decisiones, porque estas son tomadas de la forma más cuartarepublicana; en cogollos y lo peor del caso, contrariando de manera ostensible las líneas e indicaciones del camarada Comandante Chávez y de espaldas al pueblo, lo que acarrea la aparición de sujetos como Ismael García y el último de ellos, Henry Falcón, cada quien con su personalidad. Estos individuos o grupo de ellos, se pueden divisar fácilmente porque son sectarios, poseen un liderazgo impositivo en su “fracción”, proceden de corrientes o proyectos políticos que mantienen intactos y cuyos orígenes son de derecha (socialdemócrata o socialcristiana), cubiertos por una tenue cobija roja y un halo de expertos académicos (con muy poca praxis o praxis inconclusa) y se han “puñaleado” las “ediciones de bolsillo” de los teóricos y las teorías de izquierda, Además, reiterativamente “proclaman” su adhesión al proceso revolucionario (por aquello de las dudas) pero por lo general, son mediadores y pactan cuando se trata de enfrentar a los naturales enemigos de nuestro Gobierno Bolivariano.

El peligro al que nos exponemos ahora, es que en estas elecciones para escoger los diputados a la Asamblea Nacional, es que dentro de la camada de candidatos revolucionarios, existe una jauría latente que subrepticiamente se va a colar y nos va doler que jode, cuando empiecen a negociar su manito levantada o no en la bóveda del Capitolio. ¿Pero qué hacemos? Nosotros, los militantes de a pié nos sentimos desprotegidos y lo peor, con decepción porque hay un amparo por parte de algunas “autoridades” del PSUV hacia estos saltimbanquis de la política. Y si lo manifiestas, te marcan y te envían al “gheto” de la contrarrevolución creados por ellos. De todos modos, hay que tener no la paciencia de Job, sino la del camarada Samán, al que han llegado a vilipendiar y el tipo se ha comportado como un roble y sigue en pie de lucha con el proceso y fiel a la guía del camarada Chávez como líder único e indiscutible de lo que hemos denominado con orgullo, el Proceso Revolucionario Bolivariano.

Pero, no es conveniente continuar con el ruido perturbador de un silencio cómplice. Ya no podemos seguir defendiendo nuestro inédito proceso con disculpas, ni retoques, sino con verdaderas rectificaciones. Y ojo camaradas, peor que un escuálido apátrida y golpista (que ya conocemos) son estos verdaderos contrarrevolucionarios de roja apariencia, pero de negro y traidor actuar.

(*)Ing.

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