Aurelio Gil Beroes
Cuatro terremotos de gran magnitud han sacudido zonas pobladas del planeta en los últimos 45 días, causando miles de muertos y daños materiales inconmensurables.
El mundo entero ha seguido con asombro estos fenómenos que parecen expresar la protesta del planeta ante el descuidado y hostil tratamiento al medio ambiente de su huésped más notable: el ser humano.
El primero de estos terremotos acaecido dentro del lapso prefijado fue el de Haití, el 12 de enero pasado, que dejó miles de víctimas. El más severo de cuantos han sido registrados en la región, con una magnitud de 7 en la escala de Ritcher y cuyo epicentro estuvo localizado a 15 kilómetros al este de Puerto Príncipe, en pleno mar Caribe.
El segundo tuvo lugar en Chile, el 27 de febrero, con una inusitada magnitud de 8,8 en la escala abierta de Ritcher y que estuvo seguido de un tsunami (ola gigantesca que se abate sobre la costa), dejando ambos fenómenos asociados cerca de 800 fallecidos.
El tercero, en orden cronológico, tuvo lugar en Taiwán el pasado 4 de marzo. Con una magnitud de 6,4, afortunadamente no dejó víctimas fatales, sino cerca de un centenar de heridos y daños materiales, especialmente los ocasionados a las redes submarinas de cables telefónicos y de Internet.
El cuarto sismo ocurrió el pasado 8 de marzo, en Turquía, en horas de la madrugada; tuvo una magnitud de 6 en la escala de Ritcher, y dejó algo más de 50 muertos y, como es de suponer, cuantiosas pérdidas materiales.
Sacudidas en zonas no pobladas
Según el especializado portal de Internet Terremundo, placas en movimiento, en los cuatro días comprendidos entre el 5 y el 9 de marzo, en el globo terrestre se habían producido 101 movimientos sísmicos, 39 de ellos con mangitudes que oscilan entre 5 y 6,6 en la célebre escala de Ritcher.
La gran mayoría de esos terremotos han ocurrido en zonas despobladas del planeta y, por esta razón, no han causado daños aparentes ni víctimas humanas.
Nada que ver con calentamiento global
Parece que en forma natural y coincidente el globo terrestre busca acomodos interiores en sus capas constitutivas y genera estos acontecimientos que, dicho sea de paso, vienen seguidos de numerosas e intensas réplicas.
Tal es el caso de Chile, por ejemplo, donde entre los días 5 y 9 de marzo se han producido 52 réplicas, algunas de elevadas magnitudes: 5 y 6 en la escala de Ritcher, según el especializado portal de Internet Terremundo, placas en movimiento.
Por su parte, el portal web solociencia.com cita la opinión de un especialista que dice: “Es normal y sólo casual que tengamos terremotos separados por un lapso tan breve de tiempo.
“Existen registros de otras épocas -señala- en las que se han dado estos casos. Los temblores son impredecibles, se puede estar muchos años sin padecer un temblor fuerte, pero tarde o temprano ocurren terremotos en las zonas sísmicas, las cuales están perfectamente ubicadas.
Los temblores -agrega- no tienen que ver absolutamente nada con el calentamiento global o la contaminación o las estaciones del año. Ocurren por el calor que se genera en el núcleo terrestre y que calienta el magma, que a su vez hace que se desplacen las placas tectónicas que son las que liberan energía al friccionarse, separarse o desplazarse una sobre otra. Todos los días se dan sismos (miles), pero son imperceptibles la mayoría”.
Nuevos descubrimientos
Las investigaciones arrojan nuevas luces sobre el fenómeno de los terremotos y los factores que pueden incidir en su ocurrencia.
Los científicos han comprobado cómo los fluidos, como el agua, quedan sellados dentro de los planos de falla durante largos períodos. Esta presión hace más fácil el movimiento de las placas terrestres, unas hacia otras, con el resultado final de un terremoto, revela la revista digital www.Amazings.com.
La página añade: “En teoría, se necesitan fuertes tensiones para provocar el deslizamiento a lo largo del plano de una falla, pero si algo como agua o gas a presión se introduce dentro de la falla, puede actuar como una especie de cojín, haciendo más fácil el movimiento entre las placas y más probable un terremoto.
En Venezuela
Nuestro país no ha estado al margen de las inquietudes sembradas por los sismos en todo el mundo. Según la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) en los últimos seis días se han registrado en el país ocho temblores, todos de baja intensidad.
El 4 de marzo se registró uno de 2,4 en la escala de Richter en Guanare, estado Portuguesa, y el epicentro fue localizado 63 kilómetros al este de esa población.
El viernes 5 de marzo se registraron dos: uno de 2,8 que se sintió en El Vigía, Mérida, con epicentro localizado 27 kilómetros al sureste de esa ciudad, y otro de 4,0, en Porlamar, Nueva Esparta, con epicentro ubicado 11 kilómetros al este de esa ciudad.
El día 7 y con magnitud de 2,6 se sintió nuevamente en Porlamar, con epicentro localizado 5 kilómetros al este de la ciudad, y otro en Güiria, de magnitud 3, con epicentro ubicado a 17 kilómetros al norte de la población.
El 9 de marzo se sintió un temblor en Valencia, de magnitud 2,6, con epicentro 2 kilómetros al norte de la ciudad, y dos más el día 10, nuevamente en Güiria, en el Estado Sucre. Con epicentro ubicado 43 kilómetros al suroeste de la población, y otro de 2,6, en el otro extremo del país, Machiques, en el Estado Zulia, con una magnitud de 2,6, con epicentro localizado 11 kilómetros al este de la población.
miércoles, 10 de marzo de 2010
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