Hernán Mena Cifuentes
Su obsesivo afán por destruir a la Revolución Bolivariana llevó otra vez al Imperio y a sus lacayos a lanzar una nueva ofensiva de mentiras, entre cuyas armas figura la extraída de ese arsenal inagotable que son “las computadoras de Raúl Reyes”, esgrimida por los fascistas en su fallido intento por enlodar la imagen y prestigio de Hugo Chávez Frías y de otros líderes revolucionarios de la región.
En realidad, se trata de la segunda fase del ataque generalizado que ha desatado Washington en el marco de la conspiración que Chávez denunció como una “triangulación fatal” que se gesta entre los hermanos pueblos de Colombia, Honduras y la ocupada Haití”.
“Son tres versiones de una nueva estrategia intervencionista, armamentista y ocupacionista norteamericana en suelo nuestro americano”, dijo.
Envalentonados por victorias iniciales, como haber consolidado el golpe de Estado en Honduras tras unas espurias elecciones, la entrega por Uribe de siete bases militares y con ello la soberanía de Colombia y ocupar a Haití con sus marines, en una invasión ejecutada bajo el pretexto de ayuda humanitaria, el Imperio y sus vasallos se han lanzado a una nueva fase de su aventura conspirativa, cuyo objetivo principal es destruir el proceso revolucionario bolivariano y a su líder.
No obstante, alarmados por el contraataque que bajo la inspiración de Chávez logró establecer esa nueva trinchera del proceso integrador que es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Estados Unidos (EEUU), junto con sus secuaces regionales y de Europa, se vio obligado a acelerar la marcha de la conjura, desplegando la nueva fase ofensiva de falacias con la que pretende frenar el avance de las conquistas políticas, económicas y sociales logradas por los pueblos.
Pero la falta de creatividad es su “talón de Aquiles”, pues recurren como siempre a una agenda repetitiva y desprestigiada, copiada de Joseph Goebbels, como lo es la calumnia, arma obsoleta, superada al final por la verdad que siempre prevalece y brilla como la luz del sol tras la noche más oscura sobre la mentira por más que ésta se repita mil veces.
El más reciente ataque contra el proceso revolucionario venezolano y su líder procede de ese vetusto reducto del fascismo que es España, donde un magistrado, negando su condición de árbitro y jugando un indigno papel de “juez y parte”, ha acusado sin prueba alguna al Gobierno venezolano de apoyar al grupo País Vasco y Libertad ( ETA) y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en un supuesto plan de entrenamiento que ambas organizaciones habrían realizado en varios centros militares del país sudamericano.
La acusación procede de ese mundo del realismo mágico de Gabriel García Márquez, plagiado por Uribe Vélez, quien por mandato de su amo creó esa fuente inagotable de “evidencias”, las llamadas “computadoras de Raúl Reyes”, de las cuales surgen cada vez que su torcida mente considera conveniente una interminable sarta de calumnias con las que tratan de enlodar el prestigio de gobiernos y líderes revolucionarios.
Su existencia fue cuestionada desde su “aparición” por expertos y gobiernos de los países víctimas de tan temeraria acusación y hasta por el propio régimen colombiano que, tras haber prometido entregarlas a Ecuador para verificar su supuesto contenido, decidió no hacerlo hace pocas horas, con lo cual se evidencia que “algo huele mal” en el cuento de la laptop que inventaron.
Roberto Bardini, periodista y analista, al referirse a esa máquina, dijo que “la increíble PC del comandante Raúl Reyes, número dos de las Farc asesinado el primero de marzo pasado en Ecuador por tropas colombianas, resultó ser una voluminosa caja de caudales binarios repleta de correspondencia, documentos comprometedores, planes desestabilizadores y financiamientos secretos que parecen multiplicarse como los cinco panes y dos peces bíblicos con los que Jesús alimentó a cinco mil seguidores a orillas del Mar de Galilea.
El increíble PC del comandante Raúl Reyes es una súper máquina blindada a prueba de ataques aéreos, ya que resistió exitosamente las diez bombas GBU 12 Paveway II guiadas por láser o GPS y más de 200 kilos cada una con que la fuerza aérea de Colombia arrasó el precario campamento guerrillero en pocos minutos”.
Bardini intuyó, cuando habían transcurrido pocos días de aquel crimen y una vez que se anunció en Bogotá la milagrosa “recuperación” de la laptop del guerrillero, el macabro objetivo que se perseguía con el lanzamiento de esa nefasta arma creada en los laboratorios de la guerra sucia del Imperio que hoy vuelve a estallar con su maquiavélico poder, buscando destruir las excelentes relaciones bilaterales que mantienen España y Venezuela.
“Aunque la inteligencia militar colombiana continúa extrayendo un documento tras otro en esa especie de caja de Pandora portátil e invulnerable, queda la sensación de que cada hallazgo es más de lo mismo, con la obvia finalidad de comprometer al presidente Hugo Chávez en el financiamiento a la cincuentenaria organización insurgente y al gobierno de Rafael Correa como un cómplice que aporta territorio”, refiere el comunicador.
¡Cuanta razón tenía Bardini!. Aún no se había apagado el eco de la infeliz acusación hecha por ese juez instrumento de conspiración, cuando los medios mercenarios al servicio del Imperio, actuando como una monumental caja de resonancia, difundieron sus palabras ampliando y adornando con manipulaciones y distorsiones las “ terribles consecuencias” que podrían derivarse de la acusación, entre ellas la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países.
Pero Chávez, actuando con la firmeza y decisión que caracteriza a cada uno de sus actos cuando de enfrentar a situaciones conflictivas como esa se trata, respondió inmediatamente de manera enérgica a las palabras que en algún momento de ligereza o confusión pronunciara su homólogo español José Luis Rodríguez Zapatero desde Alemania, tras conocerse la denuncia hecha por el juez de marras, a quien se conoce por sus estrechos vínculos con el Partido Popular Español (PPE).
Y es que Rodríguez Zapatero, visiblemente presionado por la desaforada actitud de Mariano Rajoy, presidente del fascista Partido Popular Español, quien criticó “las amistades peligrosas del jefe del gobierno, exigiéndole “poner en su lugar a Chávez”, cedió a sus maniobras anunciando que “el ministro de Asuntos Exteriores , Miguel Ángel Moratinos, ya se ha puesto en contacto con el Ejecutivo de Venezuela para solicitar una explicación'.
“Estamos a la espera de las explicaciones por parte de Venezuela y en función de esa explicación actuará el gobierno de España”, indicó Rodríguez Zapatero en una desafortunada e infeliz declaración, carente del menor respeto hacia un país y un gobernante amigo.
“Estimado amigo Zapatero: nada tengo que explicarle y le exijo que respete la soberanía del pueblo y del gobierno venezolano”, contestó indignado el Mandatario venezolano.
También dijo:'Le ruego que vea bien lo que va a decir y si le cree a un juez que hace acusaciones sin fundamento, sólo con base en supuestos, allá usted. Consulte con su canciller, con quien tenemos la mejor amistad y consideración”.
De inmediato acudieron como “apagafuegos” las declaraciones del canciller español, Miguel Ángel Moratinos, quien declaró que la intención del jefe del gobierno hispano era “pedir información, más que explicaciones”, y poco a poco comenzó a desinflarse la burbuja de la intriga conspirativa que en secreto se había gestado sin que nadie en Colombia tuviera conocimiento de ello, como habría de admitirlo el ex presidente Andrés Pastrana, cuando sorprendido al conocer del hecho, dijo:
“Cómo es posible que la Audiencia española esté haciendo una investigación frente a nexos entre ETA y las Farc, y nosotros no tengamos información en Colombia', mientras que el ministro de Defensa del país neogranadino, Gabriel Silva, indicaba, como haciéndose el inocente, que “hasta el momento no se conocen informes legales y oficiales sobre estas denuncias”.
Las palabras del funcionario neogranadino son un insulto a la inteligencia, porque muy bien que está al tanto de la conspiración que su gobierno, siguiendo instrucciones de Washington, puso en marcha para acusar al gobierno venezolano y a su líder y presidente de estar apoyando a la ETA y a las Farc en unas supuestas actividades terroristas dirigidas contra el Estado español con el exclusivo fin de dañar las relaciones entre España y Venezuela.
Porque no fue mera casualidad que cuatro días antes de que el juez español acusara al gobierno bolivariano de propiciar con apoyo de las Farc y ETA planes conspirativos contra la seguridad del Estado español, arribara a Bogotá León Panetta, director de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) la más macabra y siniestra organización que haya conocido el mundo, responsable de miles de asesinatos, magnicidios, invasiones, golpes de Estado y cuanta acción desestabilizadora alguien pueda imaginar.
Y no fue para jugar golf con Uribe que Panetta llegó a Bogotá, porque raras veces el jefe de esa secta asesina que es la CIA se entrevista con un jefe de Estado y cuando lo hace es para urdir algún plan siniestro, como el de sacar nuevamente a la luz un nuevo dato de las computadoras de Raúl Reyes, siempre prestas a atentar contra la dignidad y respetabilidad de los gobiernos y líderes progresistas de la región.
Y acusar a Venezuela y a su presidente de complicidad con ETA y las Farc habría sido el tema único de la agenda de la reunión celebrada el 25 de febrero en el palacio de Nariño entre León Panetta, representante del amo, con sus siervos, Uribe, el “inocente Gabriel Silva, el director de la Policía Nacional de Colombia, General Oscar Naranjo, y otros asesinos del pueblo colombiano.
Y en otra acción de la nueva ofensiva lanzada por el Imperio contra la Revolución Bolivariana y el comandante Chávez, la secretaria de Estado yanqui, Hillary Clinton, visitaba varios países de América Latina, gira que el mandatario venezolano criticó al decir que “la señora Clinton, cual Condoleezza Rice, pero ahora blanca, vino a Brasilia (una de las capitales de los países visitados) a agredir a Venezuela”.
“Es una agresión internacional. Sin duda, una agresión concertada, un concierto, una orquesta y es el Imperio yanqui el que está por detrás moviendo sus fichas, en España, Europa, ni se diga de los grandes periódicos, canales, etc. Viene la doña Clinton y dice delante de Celso (Amorín, el canciller brasileño) que es un gran amigo, irrespetando a Brasil, a Suramérica, para intrigar, sembrar cizaña, diciendo que Venezuela sigue erosionando la democracia y todo ese cuento”, dijo el Mandatario venezolano.
Resultó que la gira devino en fracaso, ya que no logró su objetivo y la heredera de Condoleezza volvió a Washington después de vagar de fracaso en fracaso por Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Costa Rica y Guatemala, pero más humillante para EEUU y su séquito de lacayos sería la derrota que sufriría la conjura de las computadoras con que pretendió enturbiar las relaciones de España con Venezuela.
Y es que cuando en Washington, Madrid y Bogotá (puntos de esa otra triangulación fatal como la que Chávez denunció que se gesta entre los hermanos pueblos de Honduras, Colombia y el ocupado Haití), los conspiradores celebraban de antemano lo que creían iba a ser la ruptura de las relaciones entre España y Venezuela, salió a la luz una inesperada declaración conjunta de ambos gobiernos que echó por tierra sus macabros sueños.
El documento puso fin al tenso clima de tensión generado a raíz de la denuncia del juez que acusó a Venezuela de complicidad con ETA y las Farc para desestabilizar al gobierno español, dando así por terminado el diferendo, expresando ambas partes su voluntad de profundizar “su relación amistosa y fructífera, basada en todos los ámbitos, incluyendo el de la lucha antiterrorista”.
Fue otro final feliz para una historia que nació con el sello de la intriga colocada por el Imperio y sus vasallos, al escribir un nuevo capítulo de la conspiración de las “computadoras de Raúl Reyes” con “la obvia finalidad de comprometer al presidente Chávez en el financiamiento a la cincuentenaria organización insurgente”, sumando esta vez a ETA como parte de la falsa conjura en su intento por enemistar a los gobiernos de Madrid y Caracas.
De allí que podrán inventar nuevas mentiras, lanzar otras ofensivas dirigidas a destruir a la Revolución bolivariana y a su líder, pero como siempre allí estará Chávez, rodeado de su pueblo, de sus amigos: los gobiernos y pueblos revolucionarios del continente, y del resto del mundo para defender un proceso que ha sembrado la esperanza de la utopía de un mundo posible para todos aquellos que sueñan con ser libres.
Su obsesivo afán por destruir a la Revolución Bolivariana llevó otra vez al Imperio y a sus lacayos a lanzar una nueva ofensiva de mentiras, entre cuyas armas figura la extraída de ese arsenal inagotable que son “las computadoras de Raúl Reyes”, esgrimida por los fascistas en su fallido intento por enlodar la imagen y prestigio de Hugo Chávez Frías y de otros líderes revolucionarios de la región.
En realidad, se trata de la segunda fase del ataque generalizado que ha desatado Washington en el marco de la conspiración que Chávez denunció como una “triangulación fatal” que se gesta entre los hermanos pueblos de Colombia, Honduras y la ocupada Haití”.
“Son tres versiones de una nueva estrategia intervencionista, armamentista y ocupacionista norteamericana en suelo nuestro americano”, dijo.
Envalentonados por victorias iniciales, como haber consolidado el golpe de Estado en Honduras tras unas espurias elecciones, la entrega por Uribe de siete bases militares y con ello la soberanía de Colombia y ocupar a Haití con sus marines, en una invasión ejecutada bajo el pretexto de ayuda humanitaria, el Imperio y sus vasallos se han lanzado a una nueva fase de su aventura conspirativa, cuyo objetivo principal es destruir el proceso revolucionario bolivariano y a su líder.
No obstante, alarmados por el contraataque que bajo la inspiración de Chávez logró establecer esa nueva trinchera del proceso integrador que es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Estados Unidos (EEUU), junto con sus secuaces regionales y de Europa, se vio obligado a acelerar la marcha de la conjura, desplegando la nueva fase ofensiva de falacias con la que pretende frenar el avance de las conquistas políticas, económicas y sociales logradas por los pueblos.
Pero la falta de creatividad es su “talón de Aquiles”, pues recurren como siempre a una agenda repetitiva y desprestigiada, copiada de Joseph Goebbels, como lo es la calumnia, arma obsoleta, superada al final por la verdad que siempre prevalece y brilla como la luz del sol tras la noche más oscura sobre la mentira por más que ésta se repita mil veces.
El más reciente ataque contra el proceso revolucionario venezolano y su líder procede de ese vetusto reducto del fascismo que es España, donde un magistrado, negando su condición de árbitro y jugando un indigno papel de “juez y parte”, ha acusado sin prueba alguna al Gobierno venezolano de apoyar al grupo País Vasco y Libertad ( ETA) y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en un supuesto plan de entrenamiento que ambas organizaciones habrían realizado en varios centros militares del país sudamericano.
La acusación procede de ese mundo del realismo mágico de Gabriel García Márquez, plagiado por Uribe Vélez, quien por mandato de su amo creó esa fuente inagotable de “evidencias”, las llamadas “computadoras de Raúl Reyes”, de las cuales surgen cada vez que su torcida mente considera conveniente una interminable sarta de calumnias con las que tratan de enlodar el prestigio de gobiernos y líderes revolucionarios.
Su existencia fue cuestionada desde su “aparición” por expertos y gobiernos de los países víctimas de tan temeraria acusación y hasta por el propio régimen colombiano que, tras haber prometido entregarlas a Ecuador para verificar su supuesto contenido, decidió no hacerlo hace pocas horas, con lo cual se evidencia que “algo huele mal” en el cuento de la laptop que inventaron.
Roberto Bardini, periodista y analista, al referirse a esa máquina, dijo que “la increíble PC del comandante Raúl Reyes, número dos de las Farc asesinado el primero de marzo pasado en Ecuador por tropas colombianas, resultó ser una voluminosa caja de caudales binarios repleta de correspondencia, documentos comprometedores, planes desestabilizadores y financiamientos secretos que parecen multiplicarse como los cinco panes y dos peces bíblicos con los que Jesús alimentó a cinco mil seguidores a orillas del Mar de Galilea.
El increíble PC del comandante Raúl Reyes es una súper máquina blindada a prueba de ataques aéreos, ya que resistió exitosamente las diez bombas GBU 12 Paveway II guiadas por láser o GPS y más de 200 kilos cada una con que la fuerza aérea de Colombia arrasó el precario campamento guerrillero en pocos minutos”.
Bardini intuyó, cuando habían transcurrido pocos días de aquel crimen y una vez que se anunció en Bogotá la milagrosa “recuperación” de la laptop del guerrillero, el macabro objetivo que se perseguía con el lanzamiento de esa nefasta arma creada en los laboratorios de la guerra sucia del Imperio que hoy vuelve a estallar con su maquiavélico poder, buscando destruir las excelentes relaciones bilaterales que mantienen España y Venezuela.
“Aunque la inteligencia militar colombiana continúa extrayendo un documento tras otro en esa especie de caja de Pandora portátil e invulnerable, queda la sensación de que cada hallazgo es más de lo mismo, con la obvia finalidad de comprometer al presidente Hugo Chávez en el financiamiento a la cincuentenaria organización insurgente y al gobierno de Rafael Correa como un cómplice que aporta territorio”, refiere el comunicador.
¡Cuanta razón tenía Bardini!. Aún no se había apagado el eco de la infeliz acusación hecha por ese juez instrumento de conspiración, cuando los medios mercenarios al servicio del Imperio, actuando como una monumental caja de resonancia, difundieron sus palabras ampliando y adornando con manipulaciones y distorsiones las “ terribles consecuencias” que podrían derivarse de la acusación, entre ellas la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países.
Pero Chávez, actuando con la firmeza y decisión que caracteriza a cada uno de sus actos cuando de enfrentar a situaciones conflictivas como esa se trata, respondió inmediatamente de manera enérgica a las palabras que en algún momento de ligereza o confusión pronunciara su homólogo español José Luis Rodríguez Zapatero desde Alemania, tras conocerse la denuncia hecha por el juez de marras, a quien se conoce por sus estrechos vínculos con el Partido Popular Español (PPE).
Y es que Rodríguez Zapatero, visiblemente presionado por la desaforada actitud de Mariano Rajoy, presidente del fascista Partido Popular Español, quien criticó “las amistades peligrosas del jefe del gobierno, exigiéndole “poner en su lugar a Chávez”, cedió a sus maniobras anunciando que “el ministro de Asuntos Exteriores , Miguel Ángel Moratinos, ya se ha puesto en contacto con el Ejecutivo de Venezuela para solicitar una explicación'.
“Estamos a la espera de las explicaciones por parte de Venezuela y en función de esa explicación actuará el gobierno de España”, indicó Rodríguez Zapatero en una desafortunada e infeliz declaración, carente del menor respeto hacia un país y un gobernante amigo.
“Estimado amigo Zapatero: nada tengo que explicarle y le exijo que respete la soberanía del pueblo y del gobierno venezolano”, contestó indignado el Mandatario venezolano.
También dijo:'Le ruego que vea bien lo que va a decir y si le cree a un juez que hace acusaciones sin fundamento, sólo con base en supuestos, allá usted. Consulte con su canciller, con quien tenemos la mejor amistad y consideración”.
De inmediato acudieron como “apagafuegos” las declaraciones del canciller español, Miguel Ángel Moratinos, quien declaró que la intención del jefe del gobierno hispano era “pedir información, más que explicaciones”, y poco a poco comenzó a desinflarse la burbuja de la intriga conspirativa que en secreto se había gestado sin que nadie en Colombia tuviera conocimiento de ello, como habría de admitirlo el ex presidente Andrés Pastrana, cuando sorprendido al conocer del hecho, dijo:
“Cómo es posible que la Audiencia española esté haciendo una investigación frente a nexos entre ETA y las Farc, y nosotros no tengamos información en Colombia', mientras que el ministro de Defensa del país neogranadino, Gabriel Silva, indicaba, como haciéndose el inocente, que “hasta el momento no se conocen informes legales y oficiales sobre estas denuncias”.
Las palabras del funcionario neogranadino son un insulto a la inteligencia, porque muy bien que está al tanto de la conspiración que su gobierno, siguiendo instrucciones de Washington, puso en marcha para acusar al gobierno venezolano y a su líder y presidente de estar apoyando a la ETA y a las Farc en unas supuestas actividades terroristas dirigidas contra el Estado español con el exclusivo fin de dañar las relaciones entre España y Venezuela.
Porque no fue mera casualidad que cuatro días antes de que el juez español acusara al gobierno bolivariano de propiciar con apoyo de las Farc y ETA planes conspirativos contra la seguridad del Estado español, arribara a Bogotá León Panetta, director de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés) la más macabra y siniestra organización que haya conocido el mundo, responsable de miles de asesinatos, magnicidios, invasiones, golpes de Estado y cuanta acción desestabilizadora alguien pueda imaginar.
Y no fue para jugar golf con Uribe que Panetta llegó a Bogotá, porque raras veces el jefe de esa secta asesina que es la CIA se entrevista con un jefe de Estado y cuando lo hace es para urdir algún plan siniestro, como el de sacar nuevamente a la luz un nuevo dato de las computadoras de Raúl Reyes, siempre prestas a atentar contra la dignidad y respetabilidad de los gobiernos y líderes progresistas de la región.
Y acusar a Venezuela y a su presidente de complicidad con ETA y las Farc habría sido el tema único de la agenda de la reunión celebrada el 25 de febrero en el palacio de Nariño entre León Panetta, representante del amo, con sus siervos, Uribe, el “inocente Gabriel Silva, el director de la Policía Nacional de Colombia, General Oscar Naranjo, y otros asesinos del pueblo colombiano.
Y en otra acción de la nueva ofensiva lanzada por el Imperio contra la Revolución Bolivariana y el comandante Chávez, la secretaria de Estado yanqui, Hillary Clinton, visitaba varios países de América Latina, gira que el mandatario venezolano criticó al decir que “la señora Clinton, cual Condoleezza Rice, pero ahora blanca, vino a Brasilia (una de las capitales de los países visitados) a agredir a Venezuela”.
“Es una agresión internacional. Sin duda, una agresión concertada, un concierto, una orquesta y es el Imperio yanqui el que está por detrás moviendo sus fichas, en España, Europa, ni se diga de los grandes periódicos, canales, etc. Viene la doña Clinton y dice delante de Celso (Amorín, el canciller brasileño) que es un gran amigo, irrespetando a Brasil, a Suramérica, para intrigar, sembrar cizaña, diciendo que Venezuela sigue erosionando la democracia y todo ese cuento”, dijo el Mandatario venezolano.
Resultó que la gira devino en fracaso, ya que no logró su objetivo y la heredera de Condoleezza volvió a Washington después de vagar de fracaso en fracaso por Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Costa Rica y Guatemala, pero más humillante para EEUU y su séquito de lacayos sería la derrota que sufriría la conjura de las computadoras con que pretendió enturbiar las relaciones de España con Venezuela.
Y es que cuando en Washington, Madrid y Bogotá (puntos de esa otra triangulación fatal como la que Chávez denunció que se gesta entre los hermanos pueblos de Honduras, Colombia y el ocupado Haití), los conspiradores celebraban de antemano lo que creían iba a ser la ruptura de las relaciones entre España y Venezuela, salió a la luz una inesperada declaración conjunta de ambos gobiernos que echó por tierra sus macabros sueños.
El documento puso fin al tenso clima de tensión generado a raíz de la denuncia del juez que acusó a Venezuela de complicidad con ETA y las Farc para desestabilizar al gobierno español, dando así por terminado el diferendo, expresando ambas partes su voluntad de profundizar “su relación amistosa y fructífera, basada en todos los ámbitos, incluyendo el de la lucha antiterrorista”.
Fue otro final feliz para una historia que nació con el sello de la intriga colocada por el Imperio y sus vasallos, al escribir un nuevo capítulo de la conspiración de las “computadoras de Raúl Reyes” con “la obvia finalidad de comprometer al presidente Chávez en el financiamiento a la cincuentenaria organización insurgente”, sumando esta vez a ETA como parte de la falsa conjura en su intento por enemistar a los gobiernos de Madrid y Caracas.
De allí que podrán inventar nuevas mentiras, lanzar otras ofensivas dirigidas a destruir a la Revolución bolivariana y a su líder, pero como siempre allí estará Chávez, rodeado de su pueblo, de sus amigos: los gobiernos y pueblos revolucionarios del continente, y del resto del mundo para defender un proceso que ha sembrado la esperanza de la utopía de un mundo posible para todos aquellos que sueñan con ser libres.
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