*Alberto Muller Rojas
Jesse Chacón al renunciar a su cargo ha seguido la tradición del líder de la revolución. Ha aceptado su responsabilidad en el affaire bancario que ha escandalizado a la comunidad política. No se esta incriminando. Esta admitiendo que por acción u omisión es fiador del suceso. El carácter culposo o intencional de su participación es materia de su conciencia, pero su gesto implica una autocrítica. Una confesión con su respectivo acto de contrición.
Ese ha sido un episodio valiente digno de imitación. Hay muchos que públicamente no han sido relacionados con situaciones indecorosas que se mantienen por ahora en al ámbito privado de la ciudadanía. Ellos debiesen seguir el ejemplo. Alejarían así las suspicacias que ya empiezan a erosionar la credibilidad tanto del conductor de la transición revolucionaria como la del PSUV. El instrumento colegiado necesario para la transferencia del poder al pueblo organizado.
No puede este partido proyectar la imagen forjada por los viejos de la democracia representativa: la de una maquinaria para defender intereses grupales. También tiene esta organización que asumir sus responsabilidades.
Es de la dialéctica que esto genere de lo cual depende la transformación de la posibilidad hoy existente de construir una contracultura que suplante la destructiva cultura imperante, en una probabilidad con mejor nivel de certidumbre.
Jesse Chacón al renunciar a su cargo ha seguido la tradición del líder de la revolución. Ha aceptado su responsabilidad en el affaire bancario que ha escandalizado a la comunidad política. No se esta incriminando. Esta admitiendo que por acción u omisión es fiador del suceso. El carácter culposo o intencional de su participación es materia de su conciencia, pero su gesto implica una autocrítica. Una confesión con su respectivo acto de contrición.
Ese ha sido un episodio valiente digno de imitación. Hay muchos que públicamente no han sido relacionados con situaciones indecorosas que se mantienen por ahora en al ámbito privado de la ciudadanía. Ellos debiesen seguir el ejemplo. Alejarían así las suspicacias que ya empiezan a erosionar la credibilidad tanto del conductor de la transición revolucionaria como la del PSUV. El instrumento colegiado necesario para la transferencia del poder al pueblo organizado.
No puede este partido proyectar la imagen forjada por los viejos de la democracia representativa: la de una maquinaria para defender intereses grupales. También tiene esta organización que asumir sus responsabilidades.
Es de la dialéctica que esto genere de lo cual depende la transformación de la posibilidad hoy existente de construir una contracultura que suplante la destructiva cultura imperante, en una probabilidad con mejor nivel de certidumbre.
*General de División (r).
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