Felipe Guzmán(*)
El plan neo-colonizador en que se inspiró durante los años 90 John Williamson, padre del Consenso de Washington para dominar a la América Latina , contemplaba en forma evidente 10 medidas económicas. Digo en forma evidente porque sin duda alguna, no podía plasmar dentro del listado de medidas, a la corrupción; aliado fundamental del dinero para someter a los pueblos y gobiernos.
Este plan se nos vendió como el mejor programa económico, que los países Latinoamericanos deberíamos aplicar para impulsar el crecimiento. Tampoco nos dijeron que era el crecimiento del imperio, no de nuestros ya estragados pueblos. Así la cuarta república no solo lo compró, asumió, implementó y reprodujo, lo asimilo como suyo.
Estos fundamentos, sin duda económicos, tenían un profundo sustento ideológico, que en forma inmediata, pasaron de una propuesta local a una propuesta global, pariendo así al neoliberalismo.
La privatización y la desregulación fueron de la mano con el “derecho a la propiedad, al libre mercado y el perverso juego de la oferta y la demanda”, conspirando contra la salud pública. La dimensión de la Salud se trastocaba y pasaba de ser un derecho fundamental, a una mercancía. Este plan se transversalizó, iniciándose así entonces, la privatización no solo de la salud, sino que también, la educación, seguridad, servicios públicos y pare de contar. Sino, pregúntenles a los argentinos.
Desde noviembre de 1989 cuando Williamson formuló el documento “What Washington Means by Policy Reform” (“Lo que Washington quiere decir con política de Reformas”) transcurrieron 10 años, hasta que llegó la Revolución Bolivariana , referente mundial esta última, para el rescate de la humanidad y la transformación integral del ser humano, ante la avanzada del neoliberalismo salvaje. Ya el mal estaba hecho. La inversión de las camas y la oferta de servicios del sector público de la salud, no tardo mayor tiempo en pasar al sector privado; detrás de ellas la conciencia y la dignidad de much@s colegas, también.
Situación que hoy combatimos y que tanto disipa los grandes esfuerzos de Chávez y del gobierno revolucionario, para poder rescatar el sector público de la salud, para garantizar así, plenamente este derecho al pueblo.
Se privatizó, mercantilizó, corrompió y pervirtió el acto médico. Se convirtió en un medio par acumular fortuna. En este juego perverso, el papel de los HCM es fundamental. Los medios de comunicación hicieron su aporte y, sacaron y siguen sacando su buena tajada, con la mediática alienante de la mano de las trasnacionales de la farma-industria, la tecnología de punta y los jerarcas de la iglesia. Esto cuenta con la bendición y la complicidad del gremio y sus instituciones.
Dentro de las prácticas perversas del capitalismo, con su eufemismo descarado presentó a los HCM, como un logro de la lucha de clases, como una reivindicación laboral, tratando de edulcorarlos, ya que como despreciable expresión de exclusión social y de la privatización de la salud que son, no resultan fácilmente digerible. Así, los trabajadores fueron suicidas de sus luchas laborales, cómplices inocentes con el fraccionamiento del salario y condenaron a muerte, la digna jubilación y pensión de vejez, que por legítimo derecho corresponde.
Los mercaderes de la salud son aliados del imperio y enemigos de los pueblos.
Son corruptos que corroen los cimientos morales y éticos de las generaciones por venir y, condenan al oprobio a la especie humana.
(*)Médico Gastroenterólogo venezolano / Vocero de la CONAMEV
felipeguzman17@yahoo.es
El plan neo-colonizador en que se inspiró durante los años 90 John Williamson, padre del Consenso de Washington para dominar a la América Latina , contemplaba en forma evidente 10 medidas económicas. Digo en forma evidente porque sin duda alguna, no podía plasmar dentro del listado de medidas, a la corrupción; aliado fundamental del dinero para someter a los pueblos y gobiernos.
Este plan se nos vendió como el mejor programa económico, que los países Latinoamericanos deberíamos aplicar para impulsar el crecimiento. Tampoco nos dijeron que era el crecimiento del imperio, no de nuestros ya estragados pueblos. Así la cuarta república no solo lo compró, asumió, implementó y reprodujo, lo asimilo como suyo.
Estos fundamentos, sin duda económicos, tenían un profundo sustento ideológico, que en forma inmediata, pasaron de una propuesta local a una propuesta global, pariendo así al neoliberalismo.
La privatización y la desregulación fueron de la mano con el “derecho a la propiedad, al libre mercado y el perverso juego de la oferta y la demanda”, conspirando contra la salud pública. La dimensión de la Salud se trastocaba y pasaba de ser un derecho fundamental, a una mercancía. Este plan se transversalizó, iniciándose así entonces, la privatización no solo de la salud, sino que también, la educación, seguridad, servicios públicos y pare de contar. Sino, pregúntenles a los argentinos.
Desde noviembre de 1989 cuando Williamson formuló el documento “What Washington Means by Policy Reform” (“Lo que Washington quiere decir con política de Reformas”) transcurrieron 10 años, hasta que llegó la Revolución Bolivariana , referente mundial esta última, para el rescate de la humanidad y la transformación integral del ser humano, ante la avanzada del neoliberalismo salvaje. Ya el mal estaba hecho. La inversión de las camas y la oferta de servicios del sector público de la salud, no tardo mayor tiempo en pasar al sector privado; detrás de ellas la conciencia y la dignidad de much@s colegas, también.
Situación que hoy combatimos y que tanto disipa los grandes esfuerzos de Chávez y del gobierno revolucionario, para poder rescatar el sector público de la salud, para garantizar así, plenamente este derecho al pueblo.
Se privatizó, mercantilizó, corrompió y pervirtió el acto médico. Se convirtió en un medio par acumular fortuna. En este juego perverso, el papel de los HCM es fundamental. Los medios de comunicación hicieron su aporte y, sacaron y siguen sacando su buena tajada, con la mediática alienante de la mano de las trasnacionales de la farma-industria, la tecnología de punta y los jerarcas de la iglesia. Esto cuenta con la bendición y la complicidad del gremio y sus instituciones.
Dentro de las prácticas perversas del capitalismo, con su eufemismo descarado presentó a los HCM, como un logro de la lucha de clases, como una reivindicación laboral, tratando de edulcorarlos, ya que como despreciable expresión de exclusión social y de la privatización de la salud que son, no resultan fácilmente digerible. Así, los trabajadores fueron suicidas de sus luchas laborales, cómplices inocentes con el fraccionamiento del salario y condenaron a muerte, la digna jubilación y pensión de vejez, que por legítimo derecho corresponde.
Los mercaderes de la salud son aliados del imperio y enemigos de los pueblos.
Son corruptos que corroen los cimientos morales y éticos de las generaciones por venir y, condenan al oprobio a la especie humana.
(*)Médico Gastroenterólogo venezolano / Vocero de la CONAMEV
felipeguzman17@yahoo.es
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