Luis Britto García
PLURALIDAD
Sólo podemos vengarnos de tener una sola vida entregándonos a mil pasiones. La literatura se justifica porque mediante el signo las compendia todas. Hacer lo mismo mil veces es menos que hacerlo una sola vez. Contra la monotonía va el lector de libro en libro y el escritor de tema en tema. Ni autor ni libro único. Sólo disculpa a las palabras el hecho de ser tantas. Cuanto no sea totalidad me disminuye.
UNIDAD
Un diluvio de semilla nos ata al primer ser y otro de palabras a la voz primera. No se remonta el tiempo, pero sí la diversidad hasta la totalidad. Laberinto discursivo, el pensamiento conjuga la exorbitación de las galerías con la gravitación del centro. Sólo por veredas de diversidad se accede a lo unitario. Así como se vislumbra una teoría del campo unificado en el universo, advendrá una ciencia de la totalidad en la cultura. No la temamos como el Fin de los Tiempos: será otro espejismo. El infinito es el hilo que une los contrarios. Una sola puntada cose la intuición con la norma. Más brilla la perla mientras más sabe de la ostra. No tiene sentido el ladrillo sin la catedral ni ésta sin la cristiandad ni ésta sin la humanidad. El método no es más que la estrategia para hacer comunicable una intuición.
FECUNDIDAD
Escándalo del estéril es la fecundidad ajena. No molesta al infecundo el trabajo que esclaviza a noventa y nueve de cien mortales que repiten moldes: lo saca de quicio el de uno solo que los rompe para inventar lo inaudito. Sostuvo Rousseau que nadie puede darse en esclavitud, pues la locura no crea derechos: murió sin examinar al creador que se encadena a su obra, vale decir, a sí mismo. Nadie más peligroso que el prisionero de su obra pues ninguna otra cadena puede imponérsele. La creación libera.
VINCULACIÓN
Al postular el análisis de los roles actanciales, sostuvo Greimas que un ensayo o un poema son una narrativa a igual título que un cuento o una novela. También lo son quizá una teoría científica, una ecuación, un trazado urbano, un edificio, un cuadro, una danza, una sinfonía, una revolución. Los géneros de una civilización y de una época no sólo tienen un aire de familia: son una parentela, con sus querellas, sus matrimonios, sus incestos, sus fratricidios, sus legitimados u ocultos vínculos. La especialización del trabajo impuso la de familias y géneros. La diferenciación es el castigo del tiempo. Sólo en la alucinación o el recuerdo de la infancia recuperamos la totalidad. Contra el peligro que lleva consigo toda separación de lenguajes advirtió Ezra Pound que la poesía pierde pie al separarse de la música, así como la música pierde pie al separarse de la danza. Todos los hombres son hermanos, porque sus creaciones son fraternas. Familias y culturas son apretadas gramáticas de parentescos que no pueden subsistir sin el sistemático intercambio de alianzas y de sangres. Sin exogamia, estirpes y culturas degeneran. Éstas tienen sus diásporas en la separación de las especialidades y de los estilos, y sus reconciliaciones en las experiencias de integración de las artes. La fiesta colectiva es el ritual que celebra la imposible recuperación de la unidad primordial; el hermetismo, la isla donde el náufrago intenta reconstruirse recuperando las herramientas que inventó la colectividad. En menos de un lustro el Robinson Crusoe verdadero, Alexander Selkirk, había casi perdido el uso del lenguaje. Ningún hombre es una isla, advirtió John Donne. Ningún continente es mundo. Sin lapsos, interrupciones, archipiélagos, digresiones ni tierras de nadie, sería el mundo insoportable. SOLIDARIDAD
¿Será la palabra solitaria o solidaria? En el principio era el Verbo; sin él, viene el final.
El lenguaje es la argamasa de la sociedad humana. Al hablar ya somos solidarios.
Compartir el idioma es asumir el universo que resume. Sólo podemos rechazar el cuerpo social con el habla que a él nos vincula. No preguntes por quién preguntan las voces. Están indagando por ti. Cambiar nombres es renovar el mundo; transmutar adjetivos, revolucionar la vida. Como a la obra, hay que entregarse a la sociedad para al fin ser libre de ella.
SEDUCCIÓN
Predican los pacatos la monogamia estilística y personal. Su Némesis es el Don Juan que va de disciplina en indisciplina y de dama en dama no porque no ama a ninguna sino porque las ama a todas. ¿Qué deseo valdrá, si no el del infinito? Sólo tienta lo que nos sobrepasa. Cursar la variedad de los géneros es asumir que en el sinfín de sus avatares dicen lo mismo. Creamos a Deleuze: quien anhela seducir es porque está seducido. Como sus presas, no tiene Don Juan defensas contra quien se le insinúa. Ni academias ni infiernos lo disuaden porque su polémica es con Dios, que quiso prohibir la Ciencia del Bien y del Mal o sea el deleite. Allá lo espera el Comendador en la cripta de la crítica. El arrepentimiento no borra el pecado: lo intensifica.
BREVEDAD
La brevedad es la materia de nuestras vidas. El fin de la página o de la existencia nos fuerza a ser más intensivos que extensivos. La conciencia nace cuando se cuentan signos o minutos. La irrecuperabilidad precipita el ansia de sentido.
LIBERTAD
Una y otra vez invoco el idioma inventado por Jonathan Swift, en el cual las palabras son los objetos que designan. Las de las hormigas se materializan en olores, las de las abejas en danzas y las de los hombres en civilizaciones. Bien hacen Dios y las autoridades afanándose contra los inventores de cosmos impalpables: cada abstracción engendra un hecho. No se crea impunemente. Nos aproximamos a un mundo en donde una atroz aceleración abreviará de un milenio a un nanosegundo el paso de una palabra a su equivalente real. El Reino de la Libertad es el Imperio de los creadores: su poderío no es eufemizado ni siquiera por su carácter latente. Para la eternidad, todo es instantáneo. El destino de creador no se elige. No hay otro posible.
http://luisbrittogarcia.blogspot.com
Versión en francés: http://luisbrittogarcia-fr.blogspot.com
PLURALIDAD
Sólo podemos vengarnos de tener una sola vida entregándonos a mil pasiones. La literatura se justifica porque mediante el signo las compendia todas. Hacer lo mismo mil veces es menos que hacerlo una sola vez. Contra la monotonía va el lector de libro en libro y el escritor de tema en tema. Ni autor ni libro único. Sólo disculpa a las palabras el hecho de ser tantas. Cuanto no sea totalidad me disminuye.
UNIDAD
Un diluvio de semilla nos ata al primer ser y otro de palabras a la voz primera. No se remonta el tiempo, pero sí la diversidad hasta la totalidad. Laberinto discursivo, el pensamiento conjuga la exorbitación de las galerías con la gravitación del centro. Sólo por veredas de diversidad se accede a lo unitario. Así como se vislumbra una teoría del campo unificado en el universo, advendrá una ciencia de la totalidad en la cultura. No la temamos como el Fin de los Tiempos: será otro espejismo. El infinito es el hilo que une los contrarios. Una sola puntada cose la intuición con la norma. Más brilla la perla mientras más sabe de la ostra. No tiene sentido el ladrillo sin la catedral ni ésta sin la cristiandad ni ésta sin la humanidad. El método no es más que la estrategia para hacer comunicable una intuición.
FECUNDIDAD
Escándalo del estéril es la fecundidad ajena. No molesta al infecundo el trabajo que esclaviza a noventa y nueve de cien mortales que repiten moldes: lo saca de quicio el de uno solo que los rompe para inventar lo inaudito. Sostuvo Rousseau que nadie puede darse en esclavitud, pues la locura no crea derechos: murió sin examinar al creador que se encadena a su obra, vale decir, a sí mismo. Nadie más peligroso que el prisionero de su obra pues ninguna otra cadena puede imponérsele. La creación libera.
VINCULACIÓN
Al postular el análisis de los roles actanciales, sostuvo Greimas que un ensayo o un poema son una narrativa a igual título que un cuento o una novela. También lo son quizá una teoría científica, una ecuación, un trazado urbano, un edificio, un cuadro, una danza, una sinfonía, una revolución. Los géneros de una civilización y de una época no sólo tienen un aire de familia: son una parentela, con sus querellas, sus matrimonios, sus incestos, sus fratricidios, sus legitimados u ocultos vínculos. La especialización del trabajo impuso la de familias y géneros. La diferenciación es el castigo del tiempo. Sólo en la alucinación o el recuerdo de la infancia recuperamos la totalidad. Contra el peligro que lleva consigo toda separación de lenguajes advirtió Ezra Pound que la poesía pierde pie al separarse de la música, así como la música pierde pie al separarse de la danza. Todos los hombres son hermanos, porque sus creaciones son fraternas. Familias y culturas son apretadas gramáticas de parentescos que no pueden subsistir sin el sistemático intercambio de alianzas y de sangres. Sin exogamia, estirpes y culturas degeneran. Éstas tienen sus diásporas en la separación de las especialidades y de los estilos, y sus reconciliaciones en las experiencias de integración de las artes. La fiesta colectiva es el ritual que celebra la imposible recuperación de la unidad primordial; el hermetismo, la isla donde el náufrago intenta reconstruirse recuperando las herramientas que inventó la colectividad. En menos de un lustro el Robinson Crusoe verdadero, Alexander Selkirk, había casi perdido el uso del lenguaje. Ningún hombre es una isla, advirtió John Donne. Ningún continente es mundo. Sin lapsos, interrupciones, archipiélagos, digresiones ni tierras de nadie, sería el mundo insoportable. SOLIDARIDAD
¿Será la palabra solitaria o solidaria? En el principio era el Verbo; sin él, viene el final.
El lenguaje es la argamasa de la sociedad humana. Al hablar ya somos solidarios.
Compartir el idioma es asumir el universo que resume. Sólo podemos rechazar el cuerpo social con el habla que a él nos vincula. No preguntes por quién preguntan las voces. Están indagando por ti. Cambiar nombres es renovar el mundo; transmutar adjetivos, revolucionar la vida. Como a la obra, hay que entregarse a la sociedad para al fin ser libre de ella.
SEDUCCIÓN
Predican los pacatos la monogamia estilística y personal. Su Némesis es el Don Juan que va de disciplina en indisciplina y de dama en dama no porque no ama a ninguna sino porque las ama a todas. ¿Qué deseo valdrá, si no el del infinito? Sólo tienta lo que nos sobrepasa. Cursar la variedad de los géneros es asumir que en el sinfín de sus avatares dicen lo mismo. Creamos a Deleuze: quien anhela seducir es porque está seducido. Como sus presas, no tiene Don Juan defensas contra quien se le insinúa. Ni academias ni infiernos lo disuaden porque su polémica es con Dios, que quiso prohibir la Ciencia del Bien y del Mal o sea el deleite. Allá lo espera el Comendador en la cripta de la crítica. El arrepentimiento no borra el pecado: lo intensifica.
BREVEDAD
La brevedad es la materia de nuestras vidas. El fin de la página o de la existencia nos fuerza a ser más intensivos que extensivos. La conciencia nace cuando se cuentan signos o minutos. La irrecuperabilidad precipita el ansia de sentido.
LIBERTAD
Una y otra vez invoco el idioma inventado por Jonathan Swift, en el cual las palabras son los objetos que designan. Las de las hormigas se materializan en olores, las de las abejas en danzas y las de los hombres en civilizaciones. Bien hacen Dios y las autoridades afanándose contra los inventores de cosmos impalpables: cada abstracción engendra un hecho. No se crea impunemente. Nos aproximamos a un mundo en donde una atroz aceleración abreviará de un milenio a un nanosegundo el paso de una palabra a su equivalente real. El Reino de la Libertad es el Imperio de los creadores: su poderío no es eufemizado ni siquiera por su carácter latente. Para la eternidad, todo es instantáneo. El destino de creador no se elige. No hay otro posible.
http://luisbrittogarcia.blogspot.com
Versión en francés: http://luisbrittogarcia-fr.blogspot.com
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