jueves, 10 de diciembre de 2009

Presiones de Colombia y de la Casa Blanca pudieron revertir decisión de Nobel de la Paz.


Luisana Colomine

Una por una no es trampa. El 02 de octubre de 2009, cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) anunció a Brasil como próxima sede de los juegos olímpicos de 2016, gritos de alegría se dejaron escuchar, no sólo por lo que ello representa para una Latinoamérica que ha venido posicionándose como soberana y autodeterminada frente al norte y al viejo mundo, sino porque con esa victoria caía derrotada o, más bien, “eliminada” la candidatura de Chicago, que defendía el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.

En aquella oportunidad, el presidente de Brasil, Lula Da Silva, emocionado ante el triunfo declaró: “somos un país colonizado que ha sufrido mucho, y por ese hecho creíamos que éramos pequeños, que los otros podían y nosotros no. Hoy he visto cómo llegaba el avión de Barack Obama a Copenhague y pensaba que habíamos perdido, pero Dios ha querido que ganáramos. No somos de segunda clase, somos de primera clase”.

Pero el presidente del COI, Jacque Rogge, agregó un elemento crucial: “Brasil tenía un valor añadido: era la primera vez que se va a un nuevo continente”.

Los contrarios a Obama hicieron fiesta en Estados Unidos y consideraron el hecho como una derrota política del recién instalado presidente estadounidense. La cadena CBS aseguraba que Obama era más “una celebridad que un líder”. “No nos trajo la sede de los juegos y el desempleo llega a 9,8%”, decía un analista republicano.

Pero apenas siete días después, el mundo volvió a sorprenderse, cuando el Instituto Nobel de Oslo, Noruega, comunicaba su decisión de adjudicarle el premio de la Paz a quien acaba de enviar 30 mil soldados suplementarios a Afganistán. Sin duda, un gran esfuerzo por la paz mundial…

Crónica de un “batacazo”

A principios de noviembre estuvo en Venezuela la investigadora noruega Wenche Hauge, del Peace Research International de Oslo (PRIO por sus siglas en inglés). A Hauge, de una vasta experiencia en estudios sobre la paz mundial, promotora y participante de congresos y diversos movimientos en defensa de ésta, le correspondió sustanciar el expediente de la senadora colombiana Piedad Córdoba, cuya candidatura para el Nobel de la Paz fue postulada por el también galardonado, Adolfo Pérez Esquivel.

La investigadora noruega no duda cuando declara que “soy noruega, investigadora de paz. Solo quiero decir que somos muchos noruegos y noruegas quienes no estamos de acuerdo con la decisión del Comité Nobel. Varios periódicos noruegos también critican al Comité Nobel por esta decisión. Había tantos otros candidatos y candidatas buenas en el listado nominado para el Premio Nobel este año, entre ellas Piedad Córdoba”.

El Premio Nobel, instituido en 1901, tiene una historia de altibajos y polémicas. Su director actual, Geir Lundestad, admite en recientes declaraciones para la agencia de noticias AFP que es un premio “controvertido” pero también “el más famoso de todos”.

Wenche Hauge nos cuenta que el Nobel es orgullo del pueblo noruego. Cada año, especialmente en Oslo, es común ver en las tabernas, cómo la gente hace apuestas a tal o cual candidatura. El PRIO hace investigaciones sobre los postulados para el Premio de Paz que otorga el Nobel. Este año, para sustanciar el expediente de Piedad Córdoba fueron consultadas 172 individualidades y más de 30 organizaciones defensoras de la paz.

Según revelaciones de Hauge, la senadora colombiana Piedad Córdoba, apenas dos días antes de la decisión, figuraba entre los tres principales favoritos. Esto lo confirma el diario colombiano “El Tiempo”, de Bogotá, cuando reseña (con información oficial de la página web del Instituto PRIO) que en el sitio de apuestas Paddy Power Plc, Córdoba se disputaba el primer lugar en una relación de 6 a 1, con el profesor de Filosofía de la Universidad de Jordania, Ghazi Bin Muhammad. La otra contendora era la activista afgana Sima Samar, con 4 a 1. Pero, además, superaba con creces a la ex rehén colombiana de las Farc, Ingrid Betancourt, quien aparecía con 13 a 1.

La senadora colombiana había sido anunciada por el director del PRIO, Kristian Berg Harpviken, como “la candidata más probable” para ganar el premio.

Esta declaración, según el análisis de la investigadora noruega Wenche Hauge, desató un movimiento “anti Córdoba”, que consistió en un fuerte “lobby” no sólo de parte del gobierno de Álvaro Uribe sino también de la Casa Blanca, para impedir a toda costa el triunfo de la colombiana. Hauge no descarta que este tipo de presiones hayan logrado defenestrar a la senadora.

Relata que al PRIO llegaron decenas de cartas, en las cuales se descalificaba a Piedad Córdoba, al tiempo que en Bogotá grupos contrarios a su eventual triunfo hacían protestas ante la embajada de Noruega.

“Fueron dos días de guerra, algo nunca visto previo a la decisión sobre el premio, que logró dividir a la opinión pública en Noruega, a favor o en contra de la designación de la senadora Córdoba”, agregó la investigadora.

¿Obama aparecía entre los favoritos?

- El presidente Obama jamás llegó a figurar entre los favoritos. En el puesto número 13 estaba Ingrid Betancourt. Todos los rankings daban ganadora a Piedad Córdoba. Nosotros no estamos de acuerdo con esa decisión, porque, además, había otros candidatos. ¿Por qué no se le otorgó a alguno de los que ya estaban posicionados en las apuestas?

El periódico La Vanguardia, de México, reseña que al momento de conocerse la noticia, en la oficina de prensa de la Casa Blanca, sólo se dejó escuchar un “wao!”, pues nadie, ni siquiera el propio Obama, se lo esperaba.

Hauge anunció que grupos de activistas noruegos de paz están preparando actos de repudio al premio que será recibido por Obama este viernes 10 de diciembre. Activistas de Italia, Nueva Zelanda y Estados Unidos ya se encuentran en Oslo para manifestar su rechazo a la decisión del Instituto Nobel.

¿A quién hubiese beneficiado el triunfo de Piedad Córdoba? ¿Quién gana con el premio otorgado a Obama?. Preguntas para la reflexión.


(*) La investigadora noruega del instituto PRIO, Wenche Hauge, revela que dos días antes de otorgarse el premio, la senadora Piedad Córdoba era segura ganadora, pero un intenso “lobby”, además de una férrea campaña por Internet se desataron en su contra

Luisana Colomine

luisana.colomine@gmail.com


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