Ximena Gautier Greve*
Según Geneviève Azam, del consejo científico de ATTAC: La necesidad de liberar la ecología de ser transformada en un asunto de expertos y de intereses económicos, lleva a comprender lo que se juega en este momento. Los cambios ecológicos obligados impuestos por la necesidad, pueden transformarse en los soportes de un cambio deseado, guiado por elecciones colectivas de justicia y de solidaridad.
En Copenhague 2009 son negociadas las bases de la segunda fase del protocolo de Kyoto. Si bien hasta el 2012 solamente los países industrializados fueron sometidos a reducir sus emisiones de gas (GES= Gas à Effet de Serre o gas con efecto de invernadero), en la segunda etapa concierne las obligaciones de los países del SUR, lo cual pone el acento en las relaciones Norte-Sur y en la responsabilidad de los países de liberar la naturaleza de la presión de los mercados financieros cuya irresponsabilidad ha llevado el planeta al estado actual e irreversible de destrucción.
Sistemáticamente todos los defensores del planeta y de los equilibrios ecológicos han sido perseguidos y asesinados. Tal como puede decirse sin exageración alguna que son perseguidos, golpeados, asesinados y sometidos a prisiones y torturas los indígenas americanos que, como los mapuches de Chile rehúsan ceder ante las empresas madereras multinacionales y criollas empecinadas en la destrucción de las selvas y del hábitat natural.
El recordado Chico Méndez, líder ecologista brasilero que logró sobrevivir a seis atentados antes de caer asesinado, en su lucha contra las compañías que arrasan con la selva amazónica. Resultado: el Chico murió y la devastación continúa.
Son los trabajos presentados por el GIEC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución del Clima), que identificaron la causa principal del recalentamiento global, que es el aumento del gas con efecto de invernadero (GES) en donde el principal es el dióxido de carbono o CO2 producido por el uso siempre en aumento de los combustibles fósiles (petróleo y derivados). A esto se suma la degradación del medio ambiente, la deforestación, el agotamiento y la contaminación de la tierra, del aire y del agua, con efectos dramáticos en la esfera humana: sequías, hambrunas, enfermedades, refugiados climáticos que abandonan las regiones destruidas, guerras. Pero todos los seres vivos sufren, la biodiversidad ha disminuido y son numerosas las especies de la fauna y flora nativas que desaparecen, desplazadas por los monocultivos extensivos, la desertificación, con la desaparición de lagos y glaciares. La degradación de la naturaleza ha alcanzado un punto de non-retour (no retorno).
O se cambian los modos de producción y la manera en que los empresarios tratan la naturaleza, o la especie humana no podrá continuar a vivir sobre la Tierra. Los actuales desajustes del clima terráqueo son consecuencia de una crisis ecológica global.
En este momento la humanidad afronta los límites provocados por las contradicciones de un modelo de organización socio-económico que es insoportable para el planeta y que amenaza la posibilidad de vivir en sociedades construidas sobre los valores de la libertad, solidaridad, justicia social y democracia.
La mundialización (globalización) con su extensión del neoliberalismo a escala mundial logró acelerar la progresión de una crisis provocada por la creencia que 1) la economía y la sociedad son independientes de los ecosistemas, y que los recursos naturales son inagotables, y que 2) la tecnología suplantaría exitosamente la naturaleza, al punto de pensar que sería posible crear otra. Este optimismo tecnológico es contemporáneo al nacimiento del capitalismo y se apoya en una ideología fundada sobre el lucro, la rentabilidad, el progreso, que tiende a apoderarse y a someter las sociedades, deshumanizándolas y reduciéndolas a meros campos de expansión del capital.
La extensión del modo productivista a todo el planeta ha sido posible gracias a las políticas neoliberales y a la mundialización (globalización), ya que éstas han acrecentado y acelerado la presión sobre la explotación de los recursos. La globalización ha puesto así en evidencia los límites ecológicos del mundo.
No es un azar del calendario el que simultáneamente hayan explotado todos los desequilibrios financieros, sociales, agrícolas y ecológicos, sino que es el signo de que este sistema ha llegado a sus límites: su dinámica predadora fundada sobre la rentabilidad a corto plazo, la maximización de ganancias y remuneración de los accionarios, el libre-cambio y la concurrencia han sido impuestos a todas las sociedades, tratando efectivamente de someterlas.
Todo lo cual ha llevado a una explotación jamás igualada de los trabajadores, al pillaje del planeta, a la precarización y a la destrucción de miles de puestos de trabajo en las ciudades, a la desaparición de millones de campesinos, condenando a errar y a dejar sus tierras a poblaciones cada vez más numerosas.
barometrointernacional@gmail.com
Según Geneviève Azam, del consejo científico de ATTAC: La necesidad de liberar la ecología de ser transformada en un asunto de expertos y de intereses económicos, lleva a comprender lo que se juega en este momento. Los cambios ecológicos obligados impuestos por la necesidad, pueden transformarse en los soportes de un cambio deseado, guiado por elecciones colectivas de justicia y de solidaridad.
En Copenhague 2009 son negociadas las bases de la segunda fase del protocolo de Kyoto. Si bien hasta el 2012 solamente los países industrializados fueron sometidos a reducir sus emisiones de gas (GES= Gas à Effet de Serre o gas con efecto de invernadero), en la segunda etapa concierne las obligaciones de los países del SUR, lo cual pone el acento en las relaciones Norte-Sur y en la responsabilidad de los países de liberar la naturaleza de la presión de los mercados financieros cuya irresponsabilidad ha llevado el planeta al estado actual e irreversible de destrucción.
Sistemáticamente todos los defensores del planeta y de los equilibrios ecológicos han sido perseguidos y asesinados. Tal como puede decirse sin exageración alguna que son perseguidos, golpeados, asesinados y sometidos a prisiones y torturas los indígenas americanos que, como los mapuches de Chile rehúsan ceder ante las empresas madereras multinacionales y criollas empecinadas en la destrucción de las selvas y del hábitat natural.
El recordado Chico Méndez, líder ecologista brasilero que logró sobrevivir a seis atentados antes de caer asesinado, en su lucha contra las compañías que arrasan con la selva amazónica. Resultado: el Chico murió y la devastación continúa.
Son los trabajos presentados por el GIEC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución del Clima), que identificaron la causa principal del recalentamiento global, que es el aumento del gas con efecto de invernadero (GES) en donde el principal es el dióxido de carbono o CO2 producido por el uso siempre en aumento de los combustibles fósiles (petróleo y derivados). A esto se suma la degradación del medio ambiente, la deforestación, el agotamiento y la contaminación de la tierra, del aire y del agua, con efectos dramáticos en la esfera humana: sequías, hambrunas, enfermedades, refugiados climáticos que abandonan las regiones destruidas, guerras. Pero todos los seres vivos sufren, la biodiversidad ha disminuido y son numerosas las especies de la fauna y flora nativas que desaparecen, desplazadas por los monocultivos extensivos, la desertificación, con la desaparición de lagos y glaciares. La degradación de la naturaleza ha alcanzado un punto de non-retour (no retorno).
O se cambian los modos de producción y la manera en que los empresarios tratan la naturaleza, o la especie humana no podrá continuar a vivir sobre la Tierra. Los actuales desajustes del clima terráqueo son consecuencia de una crisis ecológica global.
En este momento la humanidad afronta los límites provocados por las contradicciones de un modelo de organización socio-económico que es insoportable para el planeta y que amenaza la posibilidad de vivir en sociedades construidas sobre los valores de la libertad, solidaridad, justicia social y democracia.
La mundialización (globalización) con su extensión del neoliberalismo a escala mundial logró acelerar la progresión de una crisis provocada por la creencia que 1) la economía y la sociedad son independientes de los ecosistemas, y que los recursos naturales son inagotables, y que 2) la tecnología suplantaría exitosamente la naturaleza, al punto de pensar que sería posible crear otra. Este optimismo tecnológico es contemporáneo al nacimiento del capitalismo y se apoya en una ideología fundada sobre el lucro, la rentabilidad, el progreso, que tiende a apoderarse y a someter las sociedades, deshumanizándolas y reduciéndolas a meros campos de expansión del capital.
La extensión del modo productivista a todo el planeta ha sido posible gracias a las políticas neoliberales y a la mundialización (globalización), ya que éstas han acrecentado y acelerado la presión sobre la explotación de los recursos. La globalización ha puesto así en evidencia los límites ecológicos del mundo.
No es un azar del calendario el que simultáneamente hayan explotado todos los desequilibrios financieros, sociales, agrícolas y ecológicos, sino que es el signo de que este sistema ha llegado a sus límites: su dinámica predadora fundada sobre la rentabilidad a corto plazo, la maximización de ganancias y remuneración de los accionarios, el libre-cambio y la concurrencia han sido impuestos a todas las sociedades, tratando efectivamente de someterlas.
Todo lo cual ha llevado a una explotación jamás igualada de los trabajadores, al pillaje del planeta, a la precarización y a la destrucción de miles de puestos de trabajo en las ciudades, a la desaparición de millones de campesinos, condenando a errar y a dejar sus tierras a poblaciones cada vez más numerosas.
barometrointernacional@gmail.com
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