Gabriel “Gabo” Chávez
El título no se refiere a la novela publicada en Francia por allá en 1862 y escrita por Victor Hugo, esto habla sobre la actitud de los venezolanos que asisten a los partidos de Venezuela en el II Clásico Mundial de Béisbol y que abuchean al jardinero vinotinto Magglio Ordóñez. Desde que se escuchó la voz de playball sentimientos encontrados han aparecido en mí, por un lado el orgullo de haber nacido en esta tierra y que nuestra selección siga abonando el camino hacia el título, por el otro vergüenza de ser venezolano al ver como nos agredimos por el sólo hecho de pensar de manera distinta en cuanto a ideologías políticas. Las rechiflas y abucheos a los que ha sido sometido Magglio Ordóñez sólo demuestran lo miserable de nuestra sociedad, el jardinero falconiano se ha declarado abiertamente chavista, acción que ha despertado sentimientos de odio por quienes no apoyando el actual gobierno. Pero es que resulta inconcebible que un miembro de una selección nacional sea abucheado por sus compatriotas en eventos internacionales, poco les importa si ganamos lo único que les causa placer es ver fallar a ese “despreciable ser”, es ver como fracasa ese “sucio chavista”, lo que demuestra que somos una comunidad de mierda. Duele ver hasta donde llega la psicosis, donde la irracionalidad adquiere una visa para agredir a los suyos que defienden el tricolor de nuestra bandera y que sólo buscan el éxito internacional para una patria. Lo de Magglio es sólo una muestra de lo que pasa aquí, donde tener una ideología se convierte en pecado mortal, y lo digo de lado y lado, porque en ambas partes existen sectores radicalizados que actúan igual de lo que se ha vivido en Toronto y Miami. Para tristeza de muchos en los estadios no dejan entrar con cacerolas sino el melenudo defensor del jardín izquierdo sería víctima del primer cacerolazo deportivo de la historia y dejaría aún peor a nuestra miserable sociedad. El pelotero también es un ser pensante que cuando se quita el uniforme vota, ¿O es que piensa que es un eunuco? Ordóñez no se merece ese maltrato. Tiene derecho a pensar como quiera sobre lo que quiera, tanto como también tienen derecho los aficionados a estar a favor del gobierno o de la oposición en esta tierra. Puesto que el jardinero derecho expresó sus opiniones como simple ciudadano, sin vestir el uniforme de la selección nacional, ni el de los Caribes de Anzoátegui o el los Tigres de Detroit, la reacción del público tampoco debería mezclar política con deporte. Yo me pregunto entonces ¿Dónde está la libertad de pensamiento? Esa misma con la cual se rasgan las vestiduras los mismos que abuchean ya sea en el estadio, o en tascas, desde su casas a Magglio, los mismos que dicen que esta dictadura nos roba poco a poco la libertad de expresión. Pues son ustedes mismos los que con sus actitudes miserables demuestran que si existe, pero de su lado. Todo esto que ha acontecido en cada juego de la vinotinto del béisbol da pena ajena y ha causado gran revuelo a nivel mundial donde periodistas de distinto países con más de 40 año cubriendo la fuente beisbolera nunca habían visto algo parecido. Cuando la televisora enfocaba a los que celebraban los outs de Ordóñez se pudo ver a Miguel Cabrera reclamarles por tan miserable actitud, dejándoles claro que el equipo reprocha estas acciones. Da risa ver como hace unos meses atrás los mismos que se mataban por obtener una firma o sacarse una foto con el campeón bate de la Liga Americana en 2206, hoy lo odian, lo aborrecen y disfrutan sus turnos fallidos. Miserables al fin. No conozco a Magglio Ordóñez por lo que no me cae ni bien ni mal. Si Magglio Ordóñez es chavista o no a mí eso no me importa, ése es su problema. Eso, a mi criterio, no tiene absolutamente nada que ver con lo que hace él en el terreno de juego. Un terreno del juego al que el pelotero quiso lanzarse en representación de su país, actitud esta que algunos otros menospreciaron y en otros casos dejaron por debajo de sus compromisos profesionales con clubes de Grandes Ligas. Ustedes se imaginan que lleguemos a la final y que en el cierre del noveno estemos perdiendo 3-0 ante cualquier equipo y que tengamos bases llenas y dos outs y el que venga a batear no sea otro que el “chavista” guacatela de Magglio Ordóñez, los “loquitos” ¿Ligarán un jonrón para ganar o un ponche para que ese desgraciado melenudo se vaya a la casa con esa pena? Ahí se la dejo, sean ustedes los jueces amigos miserables.
viernes, 20 de marzo de 2009
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