domingo, 22 de marzo de 2009

Las vainas de Chávez.

Marbelys Mavárez (*)

No son pocos los casos en que la jerga popular de quienes creen en esta gestión de Gobierno dice mucho más que las grandes enciclopedias o que reconocidos autores. Pero tampoco han sido escasas las situaciones en que se han construido seudo realidades, asesinando la verdad. Así hemos convivido algunos años, sin darnos cuenta que hemos estado en una franca guerra de ideas, en un conflicto bélico en el cual se ha intentando de forma sistemática, sin freno, expropiar nuestras mentes.Tuve casi dos horas y media escuchando a Chávez. Muchos apostaban a que sus medidas fueran las mismas de siempre: aumento de la gasolina, incremento de los impuestos, devaluación de la moneda, endeudamiento con los organismos financieros, medidas neoliberales; es decir, sacrificar la inversión social, en educación y salud a través de una cruel disminución del gasto público. En otras palabras: que el Presidente echara una vaina al país. Así, decretaría su salida del Gobierno.Chávez se dirigió al pueblo con sus vainas. Sus sorpresivas medidas (que, por cierto, si en algo fallamos fue en llamarlas “medidas”, pues incluso quienes acompañan la gestión del Primer Mandatario sintieron escozor al escuchar la palabra de boca de quienes llevan las riendas del país). Es cierto que esa expresión, acompañada de la palabra anticrisis, atenuó las ansias. Pero de verdad que hubo muchísima expectativa en torno al tema. El caso es que las vainas de Chávez cobijan, protegen, salvaguardan, aseguran la vida digna de hombres y mujeres, en particular, de los más desasistidos, de los pobres, de los olvidados de la cuarta. Las llamadas medidas anticrisis dejaron otra vez una sensación de derrota, fracaso, dolor, escocedura. Porque si hay algo que hace Chávez antes de tomar cualquier decisión es analizar los escenarios, estudiarlos y evaluar sus repercusiones, siempre considerando la variable social.En escenario de crisis Chávez mueve las piezas del tablero. Sus decisiones están acompañadas de valores. Valores revolucionarios: no estamos en tiempos de gasto superfluo y suntuario, debemos mejorar la calidad del gasto, no a la publicidad alegre, debemos ajustar los salarios pertenecientes a funcionarios de alta jerarquía; eliminar el gasto en remodelaciones o nuevas sedes, en regalos corporativos, agasajos e innecesarias misiones al exterior… En situación de crisis el Presidente aumenta el salario de quienes devengan menos: el incremento del salario mínimo fue de un 20%. Y asume el necesario ajuste de los que devengan más ¡Eso es revolucionario y tiene marcados signos socialistas¡… Más de 2 millones 600 mil personas se beneficiarán en un país donde el salario mínimo es el más grande de América Latina.Por otra parte, el Presidente sabe que la inversión en situaciones como ésta no debe doblegarse. Tampoco el gasto público, porque éste es el que garantizará que sigamos avanzando en términos de desarrollo humano. Sabemos que es difícil manejarse en un escenario así, pero Chávez enfrentó este asunto tal como se presenta: de forma compleja y multidimensional, admitiendo que sobre todo debemos abrazar a los más vulnerables. Sigue la inversiónLa inversión continúa. Con inversión hay empleo y con éste la gente costea sus gastos familiares. Pero además con inversión hay crecimiento o, por lo menos, si el panorama se acentúa, el freno en el crecimiento no será tan abrupto. En síntesis, el Presidente está colocando los escenarios para evitar que el cuero se le levante por algún lado.La proyección de invertir 100 mil millones de dólares en los próximos cuatro años se mantiene, lo cual representa un signo positivo si consideramos que estos planes están dirigidos a fomentar el desarrollo industrial, con lo cual entraríamos en el camino de la soberanía industrial permitiendo sustituir importaciones en el mediano plazo, aunque Chávez muy pedagógicamente aclaró que no se trata de la misma política de sustitución de importaciones que fracasó en la década de los años cincuenta.Reformulación presupuestariaLa reformulación presupuestaria constituye otra decisión acertada. “Realista”, pues. La premisa de un presupuesto en 60 dólares el barril fue atinadamente cambiada. Ahora el barril de petróleo está estimado en 40 dólares. “Se trata de una decisión conservadora”, dijo. Con esto, el presupuesto se reduce en un 6,7%... Es necesario insistir en que esta reducción del Presupuesto debe traducirse en un gasto más eficiente, de calidad, dejando a un lado las prácticas de la Venezuela saudita. Asimismo, se aprueba el incremento del Impuesto al Valor Agregado (IVA). De 9% pasa a 12%. Esto, a juzgar por la realidad, es absolutamente conveniente, necesario. Recordemos que no todos los productos pagan IVA. Recordemos también que los tributos en Venezuela han costeado la inversión social hecha hasta el momento. Revisemos los presupuestos de años anteriores, observemos los resultados de cada gestión, demos una mirada a la página web del Seniat y confirmaremos que por concepto de recaudación los ingresos en el país han llegado a ser incluso más significativos que los ingresos petroleros.Tan cierto como lo anterior es que la oposición se quedó esperando el paquete “miguelito”, las medidas de shock, las llamadas terapias de choque o la gran yatrogenia… Se quedó con los crespos hechos en tiempos en que Estados Unidos el desempleo aumenta sin forma de detenerlo, hay una ola de despidos masivos… Chávez genera un modelo que puede ser referencia para el mundo. Porque los pronósticos han dibujado un escenario lúgubre: un decrecimiento del producto mundial y una caída del crecimiento de 3,2% en la zona euro. Japón ya mostró una desaceleración de su economía en un 12%. Y Venezuela saca al ruedo unas “medidas” (prefiero ponerlas entre comillas para establecer alguna diferencia con el pasado) realmente revolucionarias. De manera que no es irónico el planteamiento de Chávez cuando le dice a Obama que cuenta con su asesoría si se le presenta una Revolución Social. Yo le diría lo mismo a Manuel Rosales, pues a Chávez no le prenden el país por una sencilla razón: es al pueblo “de a pie”, a las grandes mayorías, a quien el Gobierno salvaguarda. Eso es una lección para quien ve al mundo, y a sus complejos problemas, de forma tan simplista.Por tanto, el plan terrorista que busca sembrar pánico en el país quedó neutralizado. Y la oposición nuevamente derrotada. Significa que en el mundo, donde privan las guerras de las ideas, el Primer Mandatario salió con sus vainas… que son las vainas del pueblo. Y envainó a la oposición… En medio de una guerra de ideas, Chávez sale al paso con un plan cuidadosamente concebido: sin aumento de la gasolina, sin nuevas tasas impositivas, con la misma inversión, con una reformulación presupuestaria… Todo por amor a su pueblo. Allí es donde está el asunto: Las vainas del pueblo, son las vainas de Chávez. Y viceversa.

(*) Periodista / Trabajadora SocialProfesora UBV
marbemavarez@yahoo.es

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