viernes, 27 de marzo de 2009

Acerca de la mitología de la “objetividad periodística”.

María Linares

El capitalismo moderno se mantiene, ante todo, porque el Estado burgués, el derecho burgués y todos los medios de influencia ideológica desempeñan un papel excepcionalmente grande en su defensa, resguardando, por supuesto, sus intereses. La función fundamental de los medios masivos de comunicación privados se caracteriza esencialmente por la manipulación de la información, con el fin de controlar la opinión pública. Vista así, la función de los medios no es nada desinteresada como postula la difundida “objetividad periodística”, mitología construida desde las escuelas de periodismo y concretada por los medios de comunicación burgueses. Los medios masivos de comunicación burgueses no practican –ni practicaran- la “objetividad informativa” ni la independencia editorial por dos razones estratégicas: Los medios masivos de comunicación de la burguesía son empresas capitalistas, y como tales, buscan la más alta tasa de ganancia y la defensa de sus intereses capitalistas. Dichos medios son parte de los grandes monopolios de la comunicación, y en consecuencia, son parte de la estructura económica capitalista mundial que controla todas las palancas de la producción, las finanzas y el mercado internacional. Desde esta óptica, podemos afirmar que en la sociedad antagónica capitalista, la ética del periodismo, no es nada más que un mito protector del multimillonario negocio mediático. Imparcialidad, objetividad, libertad de expresión son sólo máscaras, que esconden el verdadero objetivo del negocio de los monopolios, construyendo información que no sólo falsea la realidad, sino que también modela la conciencia, la conducta, la personalidad de los habitantes del planeta, de acuerdo con los intereses del gran capital. El proceso de fabricación y distribución de la información cumple tres objetivos: a) ideológico, transmisión de los valores del capitalismo, individualismo, violencia, consumo, etc.; b) elevar la tasa de ganancia, la información es una mercancía; c) preservar el sistema burgués a través de la manipulación y control de los procesos económicos, políticos y sociales. Los medios de comunicación de la burguesía han desarrollado un altísimo potencial modelador y generador –a través de la manipulación informativa- de la conciencia social. La corporación mediática es en definitiva un instrumento irremplazable para el dominio del sistema capitalista tanto en los países imperialistas como en los dependientes. Cuando surge alguna crisis de orden social, político o económico, que es inherente al sistema capitalista, el mismo activa inmediatamente mecanismos de supervivencia para recuperar el control político y social. Por ejemplo, en Suramérica, en la época de la Guerra Fría, cuando los movimientos revolucionarios amenazaban la estabilidad del sistema capitalista, las corporaciones trasnacionales y el Departamento de Estado de los Estados Unidos activaban un golpe militar. Tras el fin de la Guerra Fría, y casi desaparición de lucha armada revolucionaria, las vías de control político y social para preservar el capitalismo ya no son dictaduras militares, sino psicológicas, invasiones militares (Irak), impulsar guerras civiles (África). El método de control político y social de orden psicológico con el desarrollo tecnológico e informático de la era de las comunicaciones, la internacionalización del mensaje y la capacidad para manipular la opinión pública, convierten a las operaciones de acción mediática en un arma estratégica de importancia clave para el control político y social. El control de la sociedad a través de la acción militar no ha desaparecido, pero ha aumentado la vía de la acción psicológica, manipulando la conciencia colectiva. La intención es aislar y demonizar socialmente a los movimientos populares. Los mensajes de los medios masivos de comunicación burgueses actúan en la conciencia colectiva, convirtiendo a las masas en cooperantes de los planes de dominio y control social determinados por el capitalismo trasnacional y la potencia imperialista. En fin, mediante la manipulación permanente logran convertir a la población en consumidores de mercancías innecesarias y en colectivos pasivos que no enfrentan el sistema capitalismo.

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