Esmeralda Arriojas
Cuantas veces vamos por la vida queriendo trasformar todo. Nada nos gusta, todo nos parece imperfecto. El ser humano es tan inconforme que no se acepta al mismo. ¿Quiénes nos impulsan a sentirnos inconformes?, muchos dicen que es esa industria demoledora y estigmatizadora llamada “industrial cultural”. Vemos la TV, vemos las revistas, vemos las vallas publicitarias, luego nos vemos en el espejo y nos decimos ¡que feo somos!.Muchas veces nos creemos dioses capaces de cambiar hasta nuestra propia anatomía, el dinero lo consigue todo nos repetimos constantemente. Qué lejos estamos de la realidad. Hoy, mi destino es un poco incierto, quisiera retroceder el tiempo y no haber entrado nunca a un quirófano por vanidad, me miro en el espejo y añoro mis “mis ínfimas cholas”. Es tarde, el mal está hecho, no hay tiempo al arrepentimiento. Dicen que de las grandes crisis vienen las grandes reflexiones. Mi reflexión es: aceptémonos como somos, querámonos como somos, no nos creamos dioses. La ciencia es genial para sanar nuestro cuerpo no para destruirlo. Seamos autenticas, seamos inteligentes, seamos capaces de entender que la naturaleza es sabia y a aquellas mujeres como yo que nacieron con unas “infímas cholas” son maravillosas e igual, son capaces de darle vida a sus hijos a través de su leche materna.Para nada, para absolutamente nada nos sirven dos pelotas de silicón en el pecho. Por que valdría la pena preguntarnos ¿es que la felicidad, la encontramos en dos pelotas de silicón? no, no y mil veces no. La felicidad está dentro de nosotras, de esos seres mágicos capaces de concebir en su vientre la vida, capaces de parir con dolor, capaces de someterse a las peores injusticias, a esos seres que en el devenir de la historia han oprimido y que cada día luchan con más ahínco por hacer un mundo mejor. Ese ser, maravilloso, que se llama mujer. Entonces, pues reflexionemos.
armasatomar@hotmail.com
martes, 31 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario