Reinaldo Iturriza López
¿Puede ser irreversible el socialismo? Me preocupan las consecuencias derivadas del hecho de formular esta pregunta, tanto como sus variantes, justo en estos momentos. Me preocupan los efectos políticos que esta circunstancia pueda producir.
He escuchado bien, con detalle: sé que el comandante Chávez ha reflexionado sobre la necesidad de crear las condiciones que hagan posible la "irreversibilidad" del socialismo. Lo había hecho en enero de este mismo año, de manera que no es novedad.Pero ha vuelto a hacerlo recientemente, en días sucesivos.
La pregunta, en sí, implicaría varias cosas, entre muchas otras: que el socialismo todavía no es, de hecho, irreversible, lo que significa un sano reconocimiento de lo evidente; que es necesario afinar los instrumentos que nos permitan evaluar qué ha impedido que así sea; que las líneas estratégicas del plan de gobierno 2013-2019 estarán orientadas a la consecución de tal logro. Siempre, por qué no, dejando margen a la duda: ¿y si concluyéramos, simplemente, que no existe tal cosa como la "irreversibilidad" del socialismo?
Pero hay implicaciones más apremiantes: ¿de qué hablamos cuando decimos socialismo? ¿Existe real disposición para inventariar los garrafales errores del "socialismo realmente inexistente", como diría Bensaïd, y entonces comprometernos en un esfuerzo colectivo dirigido a no repetirlos? ¿Qué define a una práctica como socialista?
Una pregunta de orden táctico, lo que la hace no sólo necesaria, sino obligatoria: ¿cómoaterrizar estas reflexiones sobre el tal carácter irreversible del socialismo, y vincularlas con las tareas cotidianas de orden electoral, entendiendo lo electoral no como una suerte de concesión liberaloide y pequeño burguesa que hacemos "mientras tanto", sino como un episodio fundamental, que debe servirnos para seguir construyendo hegemonía popular y democrática?
Otra pregunta, esta vez de orden teórico: ¿estamos dispuestos a encarar lo que repite una y otra vez István Mészáros en Más allá del capital, a saber: que no es posible convertir al proyecto socialista en una "realidad irreversible" si no acometemos el "debilitamiento gradual" del Estado?
Lejos de mostrar alguna voluntad para encarar una advertencia de tal naturaleza, lejos de mostrar arrestos para evaluar las implicaciones antes dichas, sigue predominando en el chavismo oficial una irrefrenable tendencia a considerar que la partida está ganada, que la tal "irreversibilidad" del socialismo es ya un hecho, y que ésta vendría a sumarse a la "irreversibilidad" de las tendencias que señalan las encuestas.
En estos momentos, no hay peor consejero que el exceso de confianza. Hay que volver sobre la conseja popular: seguro mató a confianza.
István Mészáros
He escuchado bien, con detalle: sé que el comandante Chávez ha reflexionado sobre la necesidad de crear las condiciones que hagan posible la "irreversibilidad" del socialismo. Lo había hecho en enero de este mismo año, de manera que no es novedad.Pero ha vuelto a hacerlo recientemente, en días sucesivos.
La pregunta, en sí, implicaría varias cosas, entre muchas otras: que el socialismo todavía no es, de hecho, irreversible, lo que significa un sano reconocimiento de lo evidente; que es necesario afinar los instrumentos que nos permitan evaluar qué ha impedido que así sea; que las líneas estratégicas del plan de gobierno 2013-2019 estarán orientadas a la consecución de tal logro. Siempre, por qué no, dejando margen a la duda: ¿y si concluyéramos, simplemente, que no existe tal cosa como la "irreversibilidad" del socialismo?
Pero hay implicaciones más apremiantes: ¿de qué hablamos cuando decimos socialismo? ¿Existe real disposición para inventariar los garrafales errores del "socialismo realmente inexistente", como diría Bensaïd, y entonces comprometernos en un esfuerzo colectivo dirigido a no repetirlos? ¿Qué define a una práctica como socialista?
Una pregunta de orden táctico, lo que la hace no sólo necesaria, sino obligatoria: ¿cómoaterrizar estas reflexiones sobre el tal carácter irreversible del socialismo, y vincularlas con las tareas cotidianas de orden electoral, entendiendo lo electoral no como una suerte de concesión liberaloide y pequeño burguesa que hacemos "mientras tanto", sino como un episodio fundamental, que debe servirnos para seguir construyendo hegemonía popular y democrática?
Otra pregunta, esta vez de orden teórico: ¿estamos dispuestos a encarar lo que repite una y otra vez István Mészáros en Más allá del capital, a saber: que no es posible convertir al proyecto socialista en una "realidad irreversible" si no acometemos el "debilitamiento gradual" del Estado?
Lejos de mostrar alguna voluntad para encarar una advertencia de tal naturaleza, lejos de mostrar arrestos para evaluar las implicaciones antes dichas, sigue predominando en el chavismo oficial una irrefrenable tendencia a considerar que la partida está ganada, que la tal "irreversibilidad" del socialismo es ya un hecho, y que ésta vendría a sumarse a la "irreversibilidad" de las tendencias que señalan las encuestas.
En estos momentos, no hay peor consejero que el exceso de confianza. Hay que volver sobre la conseja popular: seguro mató a confianza.
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