*ANTONIA MUÑOZ
La sabiduría popular reza que el vecino debe ser el mejor amigo. Se podría agregar que si no el mejor, lo ideal es que por lo menos sea amigo, nunca enemigo. Sin lugar a dudas esto también aplica para los países vecinos. En el caso de Colombia y Venezuela, el cumplimiento de esta regla de buena vecindad es aún más mandatoria, porque nuestras dos naciones además de vecinas son hermanas. Por eso se dice que: la sangre se agua (se diluye), pero no se sale. Esa es la expresión que utilizamos en Barlovento para explicar por qué la familia no debe pelear, y cuando lo hace, al final siempre termina reconciliándose porqué la sangre llama y une. También debemos tener presente otra voz del pueblo, que es la voz de Dios: el que le pega a su familia se arruina. Si esto se cumple al ex – presidente Alvaro Uribe le espera la ruina perpetua o al menos un “mal fin”, ya que no le pegó a su hermana Venezuela una sola vez, sino que tiene años dándole palizas de toda naturaleza. Por nuestra parte, le pedimos a Dios que Uribe salga bien librado de su “encompinchamiento” con el imperio norteamericano en contra de Venezuela.
Sin ninguna duda es una excelente y gratificante noticia que se hayan restablecido las relaciones diplomáticas suspendidas el 22 de julio de 2010, así como las relaciones comerciales entre Colombia y Venezuela, suspendidas desde 28 de julio del 2009. Para el gobierno de Venezuela es muy importante la paz y la unidad en el mundo, y por ende, tiene que ser particularmente importante procurar por todos los medios, la paz en nuestro continente, y más aún con Colombia, nuestra vecina y hermana morocha desde que Simón Bolívar concibió el proyecto integrador de la Gran Colombia. Si el Presidente Hugo Chávez y el Presidente Juan Manuel Santos lograron ponerse de acuerdo en un tiempo tan brevísimo, uno tiene que concluir que el recién estrenado Presidente de Colombia también valora la necesidad de la paz entre los dos hermanas, aunque sea por el importante intercambio comercial legal que existe entre los dos países a nivel de la frontera, hecho que su antecesor había desdeñado, y que sin ninguna duda le hizo ganar indulgencia con el imperio, pero debe haberle traído problemas con los millones de colombianos que hacen vida en la frontera. De manera que le damos gracias a Dios que los dos presidentes hayan apagado ese incendio. Sin embargo, seríamos ingenuos si nos descuidamos y nos dedicamos a cantar victoria total. No olvidemos que donde hubo fuego, no sólo quedan las cenizas calientes, sino unos cuantos tizones, y también cagajones, prendidos y humeantes. No somos pesimistas… somos realistas.
Además de recordar que “siguen vivitos y coleando” varios elementos de perturbación de las relaciones entre Venezuela y Colombia, es menester puntualizar la actuación del ex – Presidente Uribe contra Venezuela, pero sobre todo desde el 22 de julio al 06 de agosto de 2010. Los elementos perturbadores que están intocables y que seguramente analizarán en las cinco mesas de trabajo que acordaron los Presidentes realizar en un futuro muy cercano, están: los grupos insurgentes( FARC y ELN), los paramilitares y el narcotráfico, el hampa común disfrazada de grupos insurgentes pescando en río revuelto, y como si fuera poco; Colombia convertida en un campamento militar de los Estados Unidos, porque además de las siete bases militares, tienen “asesores” y agentes de la CIA regados en todo el territorio de Colombia. Alguien podría opinar que a Venezuela no tiene por qué preocuparle que hagan en su territorio los colombianos y que eso sería intromisión en los asuntos internos de los vecinos. Sin embargo, nos atrevemos a decirle: ¿Debería o no importarnos que en la casa de nuestros vecinos beban aguardiente todas las noches, pongan la música a todo volumen y cada día de juerga termine con una trifulca que no deje dormir ni vivir a nadie en paz ? Claro que nos importa porque nos perturban y nos hacen la vida de cuadritos. Pues simplemente, hagan la comparación y si hay razonamiento lógico y no hay ofuscación política la respuesta es afirmativa.
Por ahora, nos queda una última preocupación que no deja resplandecer toda la alegría que nos produce el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y económicas entre las dos hermanas vecinas. ¿Cuándo habrá comenzado la enemistad entre Alvaro Uribe y Juan Manuel Santos? Porque hay que ser bien enemigo para tratar de “empantanarle” el agua de esa manera a un compañero de partido, unos “diitas” antes de asumir la Presidencia de la República? A juzgar por las locuras que hizo el ex presidente Uribe entre el 22 de julio y el 07 de agosto de 2010, uno tiene que pensar que más que una simple diferencia entre Santos y él había un odio desquiciante ¿Será verdad? ¡A veces las apariencias engañan!
El 22 de julio de 2010, el Presidente Uribe mandó a Luis Alfonso Hoyos, su inhabilitado Embajador ante la OEA a denunciar a Venezuela como la protectora de los grupos insurgentes colombianos, ratificando así lo dicho por él en marzo de 2003 cuando prometió conseguir a los guerrilleros colombianos, aunque se escondieran en Venezuela. Luego el Canciller de Colombia Jaime Bermúdez el 05 de agosto asegura tener mas pruebas sobre la presencia de 1500 guerrilleros en Venezuela, los cuales recibirían protección del Presidente Chávez. El mismo Canciller el día 06 de agosto sale declarando que: “el gobierno venezolano tiene una visión equivocada de la democracia y es ambiguo frente a los grupos criminales… y la ambigüedad frente a estos grupos es lo que lleva que acaben con sociedades enteras…”
A juzgar por lo anterior, el gobierno de Venezuela es el único responsable de los males de Colombia. Aparentemente, con esa convicción entre ceja y ceja el Presidente Uribe, a través de su abogado, Jaime Granados, decidió el 07 de agosto interponer sendas demandas, una contra el Presidente Chávez ante la Corte Penal Internacional y la otra contra la Nación venezolana ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Y como a la torta le faltaba su cerecita, el día 04 de agosto el Embajador designado por Estados Unidos en Venezuela, Larry Palmer, “como para asegurar su nombramiento”, adelanta una andanada de descalificaciones contra nuestras Fuerzas Armadas, donde se atreve a declarar en el Senado de USA, entre otras cosas; “que las FFAA tiene baja moral e influencia cubana…”. Uds. entenderán que todo lo que hizo y declararon Uribe y su gente, así como lo que declaró Palmer, es un guión preparado por el imperio del norte. Y entonces, ¿Cómo se entiende esto? Se puede aceptar que Uribe odie al Presidente Chávez con el odio de peón del imperio, pero ¿También odia a Santos, su Ministro de la Defensa hasta que éste renunció para lanzarse en la búsqueda de la silla del palacio de Nariño? Puede ser, en la política lo único que falta por verse es un hombre pariendo. ¡Se verán vacas volando para no ensuciar el pasto ni compactar el suelo!
*Dirigente Nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
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