"Mi hija había intentado varias veces contarme lo que le hacía su padrastro cuando yo no estaba en casa", dijo Wanza*, una madre de 28 años residente en el barrio bajo de Mathare, en la capital de Kenia.
"Esa noche en particular, fingí estar dormida y vi cuando él dejó nuestra cama para ir con mi hija de ocho años", añadió.
La violencia sexual es endémica en los tugurios de Nairobi, dijo Michael Njuguna, funcionario de una clínica en Mathare administrada por el grupo Médicos Sin Fronteras.
La mayoría de las víctimas son niños, niñas y mujeres, mientras que los perpetradores son casi invariablemente hombres, por lo general conocidos de las personas que atacan.
"En los tugurios kenianos, el estilo de vida abruma a la mayoría de los hombres que sustentan a sus familias", dijo Alfred Makabira, secretario general de la organización Hombres por la Igualdad de Género Ahora.
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