domingo, 8 de agosto de 2010

La crisis colombiana


L

*Luisa Ortega Diaz


La sociedad colombiana se encuentra sumergida en una grave crisis política, militar e institucional que se expresa en el narcotráfico, el paramilitarismo y la guerrilla. Esos fenómenos han impregnado de violencia la vida cotidiana de los colombianos. Cada uno de ellos reviste tal magnitud que sus efectos se han sentido internacionalmente.

En el caso del narcotráfico, un alto porcentaje de la droga que se consume en Europa y Estados Unidos (EEUU) es producida en Colombia. La comunidad internacional siempre ha aspirado a una drástica reducción de ese flagelo, pero pareciera que los inmensos intereses económicos vinculados con ese mal han impedido tener éxito.

En cuanto a la guerrilla, también la sociedad internacional ha abogado por un plan de paz basado en el diálogo. En ese caso, las posiciones guerreristas han prevalecido en el orden interno frustrando cualquier salida. Los factores de poder colombianos, que optan por la guerra, cuentan con el respaldo del Gobierno de EEUU, con el cual mantienen una estrecha alianza, que ha alcanzado su máxima expresión en la instalación de siete bases militares en Colombia.

Académicos, políticos, luchadores sociales e intelectuales latinoamericanos sostienen que, más allá de la lucha contra el narcotráfico y la guerrilla, el verdadero propósito de EEUU, a través de sus bases militares, es ejercer dominio sobre los países de América, entre ellos Venezuela, que poseen grandes reservas de petróleo y agua dulce.

En ese marco actúa el Gobierno colombiano contra Venezuela. Desde su propia crisis, pretende crear condiciones que permitan el uso de esas bases contra la soberanía nacional para así satisfacer sus propósitos. De allí sus señalamientos en la Organización de Estados Americanos (OEA) para acusar al Estado venezolano de consentir la presencia de la guerrilla colombiana en nuestro país. Sin embargo, ninguna de las pretendidas “pruebas” presentadas demuestran tal consentimiento.

Nos encontramos frente a una acusación sin fundamento, que constituye un acto preparatorio para perpetrar en contra de Venezuela una agresión militar. Frente a tan grave situación, la ruptura de las relaciones diplomáticas es un mecanismo valedero para lograr que las autoridades colombianas reflexionen sobre su posición antilatinoamericana.


*Fiscala General de la República Bolivariana de Venezuela por el período 2007/2014.Presidenta del Consejo Moral Republicano por el período 2010/2011.

uisa Ortega DioazLuisa Ortega Díaz

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