Todo revolucionario debe estar claro que el 26 de septiembre es un punto de partida para profundizar y avanzar en el proceso revolucionario que lidera el comandante presidente Hugo Chávez en el camino hacia el Socialismo Bolivariano, que busca la mayor suma de felicidad posible para nuestro pueblo.
También debemos tener claro que perder la mayoría calificada de las dos terceras partes de la AN (110 o más diputados) pondría en peligro la Revolución y la permanencia de Chávez en la Presidencia de la República.
Hoy más que nunca el imperio de los EEUU quiere adueñarse de nuestro petróleo, como lo hizo en el pasado, sometiendo a los gobiernos a sus intereses y derrocando mediante golpes de estados a los que se le enfrentaban con dignidad enarbolando banderas de soberanía.
En Honduras los gringos ensayaron un golpe de estado mediante el control del parlamento, disfrazándolo de legalidad. Es el llamado golpe “institucional”, el cual con vericuetos legales logra el reconocimiento de la llamada “comunidad internacional” a través de organismos manejados por el imperio como la ONU y la OEA.
El revolucionario consciente debe salir a votar este 26S para obtener la mayoría calificada de dos tercios (por lo menos 110 diputados). Más que votar por tal o cual diputado, lo debe hacer por mantener la hegemonía en la AN. Por tal motivo, el revolucionario verdaderamente consciente del momento en que vivimos y de su papel histórico debe apartar cualquier diferencia o desavenencia con algún candidato de la alianza revolucionaria y votar por él. No hacerlo es traicionar la revolución y a su líder Hugo Chávez.
Si en cada estado existiera un candidato que no le cayera bien a un grupo de “revolucionarios” y por tal motivo no votaran por ese candidato, estaríamos entregándole a la oposición 24 diputados y poniendo en peligro la Revolución Bolivariana y a su líder Hugo Chávez. Eso no tendría otro calificativo sino el de traición.
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