sábado, 9 de enero de 2010
El índice de muerte materna es alta en los países pobres.
Anayeli García Martínez / AmecoPress-CIMAC
La muerte materna en un país revela vulneraciones a los derechos de las mujeres como el ejercicio de su autonomía sexual y reproductiva, el acceso a servicios de calidad y a la información, por ello para erradicarla es necesario implementar políticas públicas que permitan una gestación, parto y aborto seguro.
Esto manifiesta el número 5 de la revista especializada Reproductive Health Matter, donde se afirma que la mortalidad materna evitable es uno de los indicadores más sensibles de la injusticia social y de género en el mundo, por lo cual menciona que para erradicarla, es necesario invertir en políticas públicas.
El año 2005 en todo el mundo, mas de medio millón de mujeres murieron por complicaciones en la gestación, parto o por haberse practicado un aborto inseguro.
Esta cifra representa una disminución de 7 por ciento en el número estimado de muertes maternas respecto a 1990 -que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue de 576 mil fallecidas, de las cuales el 99 por ciento se registraron en países en desarrollo - sin embargo la publicación señala que el índice sigue siendo alto.
En México, entre 2000 y 2006, cada día murieron de 3 a 4 mujeres durante el embarazo, parto y puerperio, informó el Centro de Análisis e Investigación Fundar.
Por ello en el editorial de la publicación especializada en temas de salud reproductiva se hace un recuento de los obstáculos que se tienen que enfrentar para reducir la tasa de mortalidad materna.
La Iniciativa por una Maternidad Segura de la OMS, lanzada en Nairobi en 1987, obliga a pensar en la generación de una base de conocimientos para los programas de maternidad segura en el futuro.
Abortos inseguros: un grave peligro
La mortalidad producida por un aborto inseguro parece estar disminuyendo lentamente, pero se estima que debido a que existen regiones con restricciones legales para el aborto, cinco millones de mujeres son admitidas a los hospitales cada año por complicaciones derivadas de abortos inseguros.
En contraste, en los países desarrollados las complicaciones y hospitalización por aborto son poco frecuentes. Esta situación crea serios dilemas y vulnerabilidades tanto para las mujeres como para las y los profesionales médicos.
Sin embargo, señala que es probable que la incidencia del aborto haya disminuido desde 1990, debido al incremento en el uso de anticonceptivos y la disminución en la tasa de fertilidad en la mayor parte del mundo.
México la tasa de aborto inducido en México se incrementó en un 64 por ciento en los últimos 16 años, al pasar de 25 a 33 abortos por cada mil mujeres, tasa superior a la de países en desarrollo y a la latinoamericana (de 29 y 31 por cada mil respectivamente) señala el estudio “Estimaciones del aborto inducido en México: ¿qué tanto ha cambiado entre 1990 y 2006?”, realizado por El Colegio de México, el Instituto Alan Guttmacher y Population Council.
El problema es la financiación
Entre los problemas a enfrentar en la búsqueda de la disminución de la muerte materna se encuentra la carencia de financiamiento, pues la mayoría de países de bajos recursos destinan a la salud un monto mucho menor al 10 por ciento de su presupuesto nacional y pueden, o no, tener la voluntad de actuar, señala la publicación.
El costo económico que implica para las familias pobres pagar por el tratamiento de complicaciones obstétricas graves puede ser catastrófico, no obstante, el funcionamiento de muchos servicios de salud en países en desarrollo depende del pago de las usuarias.
La revista indica que es imposible reemplazar estos pagos de la noche a la mañana, por lo que en algunos países la atención materna se ha convertido en una excepción, en un esfuerzo por lograr que más mujeres sean atendidas por personal calificado y accedan a servicios de emergencia antes que sea muy tarde.
Por otro lado, en general las políticas nacionales no logran incorporar una educación y un entrenamiento clínico integrales para las y los profesionales de la salud que trabajan en los servicios de maternidad, incluyendo al llamado personal calificado.
Aunado a ello, la falta de recursos humanos, costes y equipo constituyen un problema para detener la mortalidad y morbilidad materna.
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