Aline Castellanos
Con un entorno en el cual la palabra feminista equivale a "marimacho" y una tradición televisiva basada en el estereotipo de la mujer de concurso de belleza, hacer un programa feminista en la televisión pública venezolana es todo un reto.
Pero las integrantes del equipo de "El entrompe de Falopio", el único programa televisivo de este país que se declara abiertamente feminista, aseguran que es un gusto romper con mitos y contar cada vez más con la aceptación de mujeres y hombres, sobre todo jóvenes. "El Entrompe…", programa de Ávila TV, la televisora pública venezolana de y para jóvenes, comenzó siendo mensual, pero la respuesta del público y un par de premios nacionales lo convirtieron en diario.
El equipo de producción, que ha cambiado a lo largo de sus dos años de transmisión, se mantiene firme en la lucha por construir un espacio que haga visible la lucha de las mujeres, no sólo la organizada, sino esa cotidiana que dan cientos de ellas en el país, de las "guerreras de carne y hueso que manejan camiones, taxis, que son mecánicas, estibadoras, amas de casa, esas que rompen con la idea de que toda mujer es una Miss", dice Virginia Fernández, directora del programa.
En entrevista con SEMlac, el equipo de producción del entrompe explicó, un poco entre risas, con anécdotas, y otro poco con seriedad, lo que es y lo que intenta ser "El Entrompe…".
"Tenemos que luchar a diario con las ideas machistas, no sólo con la palabra y la lucha feminista, sino con el hecho de que un grupo de mujeres quiera hacer un programa, no para ser mejor ama de casa o aprender cómo maquillarse y vestirse mejor, sino sobre cuáles son nuestros derechos, sobre la violencia machista que hay, sobre sexualidad, placer; un programa que quiere rescatar a las mujeres venezolanas de verdad", expresa Guillermina Soria, jefa de contenidos.
Su apuesta es interpelar constantemente al público, por eso salen a la calle a entrevistar, sobre todo a mujeres, y también a provocar reacciones. Por ello crearon el "Comando anti-mami", que realiza acciones callejeras, como un acto en un parque público, en el que varias parejas de mujeres se besaron apasionadamente.
El objetivo, más que escandalizar, es "romper esquemas, que la gente mire que hay otras cosas, además de las mujeres buenitas que salen en la televisión comercial", explica la productora, Nhaykyr Scorsa.
"Somos muchos los tipos de mujeres, a todas nos atraviesa una realidad que nos oprime, pero también hay una diversidad que mirar como parte de lo que somos. Creemos que el programa puede servir para romper mitos, entender que hay muchas maneras de ser mujer. Además, es una posición política; este es un espacio absolutamente politizado", abunda.
Sin embargo, casi obvio: la gente del parque se escandalizó, llamó a la policía y las parejas de mujeres fueron amonestadas y retiradas del lugar.
El equipo, compuesto por seis mujeres, jóvenes como el resto del personal de Ávila TV, explica que si bien existe un rechazo al programa por parte de sectores de la sociedad venezolana, son las y los jóvenes quienes lo sostienen con su audiencia y crítica.
"Hay un reconocimiento en la calle, la gente quiere pertenecer al programa. Tenemos un correo electrónico, nos escriben, dicen lo que le parece bien, lo que no. En general las personas se comunican para decir que se sienten identificadas con él. Tenemos también un blog con un foro y recibimos llamadas en vivo al estudio", indica Virginia, la directora.
El cuanto a la audiencia masculina, "nos critican pero no se pierden los programas, más si hablamos de sexo y travestismo", precisa Guillermina, entre risas de todas.
Sin embargo, no todo es anecdótico. El programa, que no disfraza su perfil feminista, representa un desafío grande debido al entorno machista en que se ubica, sin excluir a veces al propio canal. "En una ocasión en que tocamos el tema del aborto, alguno de los chicos de producción del canal dijo que a esas mujeres que abortan habría que caerles a coñazos (golpes)", cuenta Virginia.
Por su parte, Arena, una de las conductoras, asegura que con los camarógrafos del canal "hay que dar batalla a diario".
"En un programa sobre reciclaje de basura, nos fuimos a la playa a recoger los plásticos que había en la arena. Me tuve que pelear con uno de los camarógrafos, que sólo hacía tomas de las nalgas de las chicas, de su cuerpo, ¿qué tiene que ver el trasero de una chama (joven) con el reciclaje de la basura? Le dije: 'pana (amigo), basta de hacer tomas sexistas'; pero no sé si me entendió. Al final, para editar el programa, tuvimos que cortar muchas tomas, que eran eso, puros cuerpos de chamas en la playa".
Todas coinciden en lo pesado que resulta "que un grupo de mujeres que quieran hacer algo fuera de lo tradicional reciban a diario agresiones. Eso también es una realidad", sostiene Nhaykyr.
Además, el término feminista causa mucho revuelo, por decirle de algún modo. En el imaginario se sigue pensando que una feminista es una mujer que no se arregla, que es un marimacho. En Venezuela se piensa que una feminista no es una mujer", resume Nhaykyr.
Sin embargo, pese a ese trajinar diario a contracorriente, las entrevistadas Virginia Fernández, directora; Diana González, asistente de producción; Guillermina Soria, jefa de contenidos; y Nhaykyr Scorsa, productora, coinciden en la importancia de un programa como "El Entrompe de Falopio", único por su contenido y por ir dirigido a la población joven.
"Estamos influyendo y transformando entornos sociales, poco a poco; algo también en nuestros compas (compañeros), en la sociedad caraqueña. De todo lo que decimos algo quedará, aunque a veces nos preguntemos: ¿Aguantamos?".
Con un entorno en el cual la palabra feminista equivale a "marimacho" y una tradición televisiva basada en el estereotipo de la mujer de concurso de belleza, hacer un programa feminista en la televisión pública venezolana es todo un reto.
Pero las integrantes del equipo de "El entrompe de Falopio", el único programa televisivo de este país que se declara abiertamente feminista, aseguran que es un gusto romper con mitos y contar cada vez más con la aceptación de mujeres y hombres, sobre todo jóvenes. "El Entrompe…", programa de Ávila TV, la televisora pública venezolana de y para jóvenes, comenzó siendo mensual, pero la respuesta del público y un par de premios nacionales lo convirtieron en diario.
El equipo de producción, que ha cambiado a lo largo de sus dos años de transmisión, se mantiene firme en la lucha por construir un espacio que haga visible la lucha de las mujeres, no sólo la organizada, sino esa cotidiana que dan cientos de ellas en el país, de las "guerreras de carne y hueso que manejan camiones, taxis, que son mecánicas, estibadoras, amas de casa, esas que rompen con la idea de que toda mujer es una Miss", dice Virginia Fernández, directora del programa.
En entrevista con SEMlac, el equipo de producción del entrompe explicó, un poco entre risas, con anécdotas, y otro poco con seriedad, lo que es y lo que intenta ser "El Entrompe…".
"Tenemos que luchar a diario con las ideas machistas, no sólo con la palabra y la lucha feminista, sino con el hecho de que un grupo de mujeres quiera hacer un programa, no para ser mejor ama de casa o aprender cómo maquillarse y vestirse mejor, sino sobre cuáles son nuestros derechos, sobre la violencia machista que hay, sobre sexualidad, placer; un programa que quiere rescatar a las mujeres venezolanas de verdad", expresa Guillermina Soria, jefa de contenidos.
Su apuesta es interpelar constantemente al público, por eso salen a la calle a entrevistar, sobre todo a mujeres, y también a provocar reacciones. Por ello crearon el "Comando anti-mami", que realiza acciones callejeras, como un acto en un parque público, en el que varias parejas de mujeres se besaron apasionadamente.
El objetivo, más que escandalizar, es "romper esquemas, que la gente mire que hay otras cosas, además de las mujeres buenitas que salen en la televisión comercial", explica la productora, Nhaykyr Scorsa.
"Somos muchos los tipos de mujeres, a todas nos atraviesa una realidad que nos oprime, pero también hay una diversidad que mirar como parte de lo que somos. Creemos que el programa puede servir para romper mitos, entender que hay muchas maneras de ser mujer. Además, es una posición política; este es un espacio absolutamente politizado", abunda.
Sin embargo, casi obvio: la gente del parque se escandalizó, llamó a la policía y las parejas de mujeres fueron amonestadas y retiradas del lugar.
El equipo, compuesto por seis mujeres, jóvenes como el resto del personal de Ávila TV, explica que si bien existe un rechazo al programa por parte de sectores de la sociedad venezolana, son las y los jóvenes quienes lo sostienen con su audiencia y crítica.
"Hay un reconocimiento en la calle, la gente quiere pertenecer al programa. Tenemos un correo electrónico, nos escriben, dicen lo que le parece bien, lo que no. En general las personas se comunican para decir que se sienten identificadas con él. Tenemos también un blog con un foro y recibimos llamadas en vivo al estudio", indica Virginia, la directora.
El cuanto a la audiencia masculina, "nos critican pero no se pierden los programas, más si hablamos de sexo y travestismo", precisa Guillermina, entre risas de todas.
Sin embargo, no todo es anecdótico. El programa, que no disfraza su perfil feminista, representa un desafío grande debido al entorno machista en que se ubica, sin excluir a veces al propio canal. "En una ocasión en que tocamos el tema del aborto, alguno de los chicos de producción del canal dijo que a esas mujeres que abortan habría que caerles a coñazos (golpes)", cuenta Virginia.
Por su parte, Arena, una de las conductoras, asegura que con los camarógrafos del canal "hay que dar batalla a diario".
"En un programa sobre reciclaje de basura, nos fuimos a la playa a recoger los plásticos que había en la arena. Me tuve que pelear con uno de los camarógrafos, que sólo hacía tomas de las nalgas de las chicas, de su cuerpo, ¿qué tiene que ver el trasero de una chama (joven) con el reciclaje de la basura? Le dije: 'pana (amigo), basta de hacer tomas sexistas'; pero no sé si me entendió. Al final, para editar el programa, tuvimos que cortar muchas tomas, que eran eso, puros cuerpos de chamas en la playa".
Todas coinciden en lo pesado que resulta "que un grupo de mujeres que quieran hacer algo fuera de lo tradicional reciban a diario agresiones. Eso también es una realidad", sostiene Nhaykyr.
Además, el término feminista causa mucho revuelo, por decirle de algún modo. En el imaginario se sigue pensando que una feminista es una mujer que no se arregla, que es un marimacho. En Venezuela se piensa que una feminista no es una mujer", resume Nhaykyr.
Sin embargo, pese a ese trajinar diario a contracorriente, las entrevistadas Virginia Fernández, directora; Diana González, asistente de producción; Guillermina Soria, jefa de contenidos; y Nhaykyr Scorsa, productora, coinciden en la importancia de un programa como "El Entrompe de Falopio", único por su contenido y por ir dirigido a la población joven.
"Estamos influyendo y transformando entornos sociales, poco a poco; algo también en nuestros compas (compañeros), en la sociedad caraqueña. De todo lo que decimos algo quedará, aunque a veces nos preguntemos: ¿Aguantamos?".
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