Max Lesnik
Tuvo que ocurrir el terremoto más devastador de la historia, que ha dejado un triste saldo de 100 mil muertos y todo un país en ruinas, hasta sus cimientos, para que el mundo se acordara de que en un sitio oscuro del mar Caribe, en América, había una nación de nueve millones de seres humanos que por muchos años ha permanecido olvidado por casi todos- Cuba es la excepción- como si Haití no existiera, abandonado a su mala suerte, aún por aquellos gobiernos ricos y poderosos que, paradójicamente, se proclaman paladines de la justicia y los Derechos Humanos.
Sólo después de conocida la tragedia y la magnitud del desastre provocado por el asolador fenómeno sísmico, que arrasó con la pequeña república negra- la primera de América de liberarse del yugo colonial- fue que los ojos del mundo miraron hacia Haití. Hasta entonces sólo la solidaria Cuba se ocupaba de sostener contra viento y marea, en la depauperada nación hermana, a un contingente de 450 médicos y enfermeros que por más de diez años han contribuido a aliviar en gran medida la precaria situación sanitaria y de salud del sufrido pueblo haitiano.
Por fin la prensa mundial escribe y habla de Haití. Cien mil muertos le ha costado a ese pueblo para que las naciones del Primer Mundo- Estados Unidos a la cabeza- despierten de su letargo indiferente y se hayan decidido a bajar del Olimpo poniendo los pies sobre la tierra para aliviar en lo posible la peor tragedia humana sufrida en América desde que Cristóbal Colón plantó en estas tierras la cruz cristiana y la bandera de España.
La política hay que dejarla a un lado. Los médicos cubanos llevan años en Haití realizando su labor ingente de auxilio social. Conocen el terreno. Hablan el idioma y se entienden muy bien con el pueblo haitiano que los quiere y los acoge con agradecimiento. Ahora, después de la catástrofe es que llegan los otros. Pero lo de quien llegó primero y quien llegó después, es hoy lo de menos. Lo cierto es que también están allí ahora los norteamericanos, los españoles, los franceses, La Unión Europea, la ONU y todos los demás. Bienvenidos los primeros y los últimos, dirán los haitianos desesperados en su triste y desoladora desgracia.
Porque lo que se impone ahora es la colaboración estrecha entre todos los países del mundo dispuestos a aliviar la tragedia y el dolor de ese pueblo en sufrimiento. Desde la Socialista Cuba hasta la capitalista Unión Norteamericana. Que si una tiene médicos dispuestos a servir, la otra tiene medicamentos y recursos de sobra, para en solidaria colaboración y pasando por encima de las diferencias entre naciones y sistemas de gobierno, hacer posible que Haití se levante de sus ruinas y su pueblo vuelva a existir.
Alguien me llama la atención y me dice : ¿Te has dado cuenta del poco reconocimiento que la prensa norteamericana le ha dado a la ayuda humanitaria de Cuba al pueblo haitiano? En tanto hasta el ex presidente Bush se retrata con Clinton y Obama para ofrecer su colaboración a Haití después del terremoto.
De la foto en la que aparecen Obama, Clinton y Bush solo digo que falta en ella el más humanista de todos les ex presidentes norteamericanos, Jimmy Carter. Quizás fue por eso que lo dejaron fuera de esa fotografía de ocasión.
Y en cuanto al poco reconocimiento de la prensa norteamericana a Cuba por su labor humanitaria en Haití, les digo que eso no es lo importante. Para los médicos cubanos, basta con que así lo agradezca el pueblo haitiano.
Solo nos falta decir: ¡Haití, Levántate y anda!
Tuvo que ocurrir el terremoto más devastador de la historia, que ha dejado un triste saldo de 100 mil muertos y todo un país en ruinas, hasta sus cimientos, para que el mundo se acordara de que en un sitio oscuro del mar Caribe, en América, había una nación de nueve millones de seres humanos que por muchos años ha permanecido olvidado por casi todos- Cuba es la excepción- como si Haití no existiera, abandonado a su mala suerte, aún por aquellos gobiernos ricos y poderosos que, paradójicamente, se proclaman paladines de la justicia y los Derechos Humanos.
Sólo después de conocida la tragedia y la magnitud del desastre provocado por el asolador fenómeno sísmico, que arrasó con la pequeña república negra- la primera de América de liberarse del yugo colonial- fue que los ojos del mundo miraron hacia Haití. Hasta entonces sólo la solidaria Cuba se ocupaba de sostener contra viento y marea, en la depauperada nación hermana, a un contingente de 450 médicos y enfermeros que por más de diez años han contribuido a aliviar en gran medida la precaria situación sanitaria y de salud del sufrido pueblo haitiano.
Por fin la prensa mundial escribe y habla de Haití. Cien mil muertos le ha costado a ese pueblo para que las naciones del Primer Mundo- Estados Unidos a la cabeza- despierten de su letargo indiferente y se hayan decidido a bajar del Olimpo poniendo los pies sobre la tierra para aliviar en lo posible la peor tragedia humana sufrida en América desde que Cristóbal Colón plantó en estas tierras la cruz cristiana y la bandera de España.
La política hay que dejarla a un lado. Los médicos cubanos llevan años en Haití realizando su labor ingente de auxilio social. Conocen el terreno. Hablan el idioma y se entienden muy bien con el pueblo haitiano que los quiere y los acoge con agradecimiento. Ahora, después de la catástrofe es que llegan los otros. Pero lo de quien llegó primero y quien llegó después, es hoy lo de menos. Lo cierto es que también están allí ahora los norteamericanos, los españoles, los franceses, La Unión Europea, la ONU y todos los demás. Bienvenidos los primeros y los últimos, dirán los haitianos desesperados en su triste y desoladora desgracia.
Porque lo que se impone ahora es la colaboración estrecha entre todos los países del mundo dispuestos a aliviar la tragedia y el dolor de ese pueblo en sufrimiento. Desde la Socialista Cuba hasta la capitalista Unión Norteamericana. Que si una tiene médicos dispuestos a servir, la otra tiene medicamentos y recursos de sobra, para en solidaria colaboración y pasando por encima de las diferencias entre naciones y sistemas de gobierno, hacer posible que Haití se levante de sus ruinas y su pueblo vuelva a existir.
Alguien me llama la atención y me dice : ¿Te has dado cuenta del poco reconocimiento que la prensa norteamericana le ha dado a la ayuda humanitaria de Cuba al pueblo haitiano? En tanto hasta el ex presidente Bush se retrata con Clinton y Obama para ofrecer su colaboración a Haití después del terremoto.
De la foto en la que aparecen Obama, Clinton y Bush solo digo que falta en ella el más humanista de todos les ex presidentes norteamericanos, Jimmy Carter. Quizás fue por eso que lo dejaron fuera de esa fotografía de ocasión.
Y en cuanto al poco reconocimiento de la prensa norteamericana a Cuba por su labor humanitaria en Haití, les digo que eso no es lo importante. Para los médicos cubanos, basta con que así lo agradezca el pueblo haitiano.
Solo nos falta decir: ¡Haití, Levántate y anda!
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