Hernán Mena Cifuentes
El presidente estadounidense Barack Obama se ha extraviado en el laberinto belicista que heredó de George W. Bush al aplicar erradas políticas militares como ha sido su decisión de solicitar más fondos para gastos de guerra y ordenar el envío de otras 17 mil “almas” para alimentar al infierno de Afganistán, convertido hace tiempo por la resistencia talibán en nuevo Vietnam para el Imperio y sus aliados Tal parece que el mandatario yanqui se despojó aún antes de comenzar la temporada de Carnaval, de la máscara de expectativas y esperanzas que se había colocado durante la campaña electoral para ganar la presidencia y, una vez en el poder exhibe su rostro imperialista atizando el fuego de una guerra que ha costado decenas de miles de vidas, en su mayoría niños, ancianos y mujeres afganos, así como las de centenares de soldados estadounidenses y de sus socios de la Otan. Siguiendo los pasos erráticos del alcohólico y demente Bush, quien aseguraba escuchar la voz de Dios ordenándole desatar las guerras de Irak y Afganistán, “Obama sometió este jueves a consideración del Congreso un proyecto de presupuesto que contempla una inversión de 200 mil millones de dólares para cubrir los gastos bélicos de su país en el próximo año y medio. Dicho monto incluye, además de los 75 mil 500 millones de dólares remanentes del presupuesto 2008-2009 ya aprobado para la guerra de Irak y Afganistán, otros 130 millones más para el presupuesto del año siguiente, destinados a sufragar el conflicto de Afganistán, lo que, sumado al monto del dinero asignado a la guerra de Irak, hace que el presupuesto de Defensa del Imperio para el año fiscal 2009-2010 ascienda a unos 650 mil millones de dólares. Los ingenuos que pensaron que el nuevo presidente traería una era de paz para un mundo asolado por las guerras, despiertan a la realidad tras el anuncio que hizo el nuevo mandatario al decir que, “con el fin de cubrir urgentes necesidades de seguridad, he aprobado la solicitud del secretario de Defensa, (Robert Gates) para el despliegue de una fuerza expedicionaria de los Infantes de Marina para la próxima primavera (boreal) y una brigada del Ejército y las fuerzas necesarias para su sostén en el verano.” El nuevo mandatario disimula sus planes belicistas bajo el eufemismo de la retirada de las tropas yanquis de Irak, lo cual es una farsa, pues con la medida, que contempla dejar en el país 50 mil soldados, un tercio de los que hasta ahora permanecen allí, prolonga la ocupación de la nación árabe, de cuya invasión se cumplirán seis años el 19 de marzo, estimándose que parte de los efectivos evacuados, serán enviados a Afganistán para reforzar a las asediadas tropas del Imperio y sus socios de la Otan. Adoptar tal decisión, por recomendación de Gates, significa que Obama seguirá hundiendo a su país en un conflicto cada vez más sangriento y costoso, porque eso es lo que aspira el Secretario de Defensa, genocida con amplio prontuario criminal como ex director de la CIA, miembro del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, cargos desde los cuales como discípulo de Reagan, Kissinger, Bush padre y Bush hijo planificó terribles crímenes en Nicaragua, Panamá, Irak y otros partes del mundo. Con su decisión, Obama desnuda el mito de la falsa democracia de un país en el que un presidente supuestamente elegido por el pueblo y para el pueblo gobierna libremente, ficción que se diluye ante la realidad, pues los mandatarios yanquis no son mas que marionetas manejadas desde las sombras por los verdaderos amos del poder, las grandes corporaciones y el complejo militar-industrial, que para amasar sus inmensas ganancias y sobrevivir a las cíclicas crisis del capitalismo, deben desatar guerras. La solución aplicada al problema por los “sabios” matemáticos del Imperio se basa en un proceso sustentado en la simple operación aritmética de la suma, donde su contraparte de la resta, no existe para nada. Un negocio redondo cuya práctica perversa genera ganancias por partida doble. Por un lado, está la construcción de millones de ingeniosos y letales aparatos, equipos y sistemas bélicos, como aviones, barcos, cañones, tanques, misiles, municiones y demás pertrechos utilizados en la guerra para destruir vidas y pueblos, cuyo monumental costo está obligado a pagar el contribuyente estadounidense a través de onerosos impuestos, tan elevados, que han terminado con el sueño del “American way of life”, sumiendo a gran parte del pueblo yanqui en abismos de pobreza. Por otra parte, figura la riqueza generada por el saqueo de los recursos naturales de los pueblos invadidos y el proceso de reconstrucción de la infraestructura urbana y vial de las ciudades que ellos mismos destruyeron, cuyo costo debe cancelar la víctima, es decir el pueblo invadido, y que se “infla” por la corrupción de contratistas como la Halliburton del ex presidente Dick Cheney que en base al ventajismo suscribió con el Pentágono jugosos contratos en Irak y aplicó abusivos sobreprecios. No obstante, la lógica de las frías matemáticas no siempre funciona como la ciencia exacta que es cuando en la elaboración de un fórmula tan perversa como esa se olvida introducir el elemento básico del factor humano. Eso es precisamente lo que está ocurriendo en Irak y Afganistán donde el “Proyecto para el Nuevo Siglo Americano”, diseñado por los “Think Tanks” del neo conservadorismo al servicio del Imperio se ha estrellado contra el fuego de la dignidad de sus pueblos que resisten al invasor, cuyo representante Barack Obama, fachada del poder oculto, insiste en solucionar a través de la guerra, la irreversible crisis económica y de valores y principios que afecta al capitalismo Porque, ¿de qué otro manera puede explicarse que el mandatario de un país y un sistema sumidos además en la más profunda crisis social de los últimos 80 años, con millones de desempleados y sus hijos despojados de sus hogares, lanzados a la calle con hambre y frío mientras los culpables de ese crimen son “premiados” otorgándoles más dinero del que robaron, pueda atizar aún más las llamas de ese infierno llamado Afganistán, enviando mas soldados y solicitando mas dinero para alimentar la guerra? Con el fin de justificar tan irracional decisión, el presidente dijo que lo hacía“ para estabilizar una situación que se está deteriorando en el país, que no ha recibido la atención estratégica, la dirección y los recursos que necesita en forma urgente”, admitiendo con ello, el fracaso de la guerra que Bush Jr. desató allí hace más de siete años con la falsa excusa de capturar a Osamba Bin Laden, su ex aliado y amigo personal, presunto responsable de los atentados del 11-9. El anuncio de Obama llega en el momento más crítico para EEUU y sus aliados del resto de las fuerzas de la OTAN y la ISAF que conforman una fuerza invasora de ocupación que con los nuevos 17 mil soldados a ser desplegados, hará ascender a cerca de 80 mil efectivos de la coalición en suelo afgano, conformados mayoritariamente por: Estados Unidos: 55.000 Reino Unido: 8.600 Alemania: 3.500 Italia: 2.880 Canadá: 2.800 Holanda: 1.650 Francia: 1.515 Polonia: 1.100 Australia: 1.070 Otras naciones como España, Noruega, Portugal, Rumania, Suecia, Corea del Sur, Lituania y Hungría portan contingentes menos importantes, lo que no significa que no hayan sufrido bajas fatales y heridos en el conflicto, aun cuando las mismas son menores. Muchos de los gobiernos de esos países, presionados por la opinión pública nacional, y viendo cómo ha fracasado ese demencial empeño de conquista y dominación, hoy se muestran renuentes a seguir enviando más “carne de cañón” para esa guerra, pese a los reclamos de Washington que a través de Gates les exige un mayor aporte en armas y efectivos al conflicto que, como el de Irak, según los analistas no puede ganarse por la fuerza de las armas y, sólo podrá finalizar con la retirada de los ocupantes. Porque, la aventura iniciada por Bush Jr. en Afganistán, conocida bajo el nombre de “Justicia duradera” se ha constituido en un desastre para EEUU que lo está llevando a un fracaso similar al de Vietnam, donde tras diez años de guerra sufrió la mayor derrota militar de su historia y humillado, debió retirarse luego de sufrir 58 mil muertes, 300 mil heridos y, muchos de los soldados que sobrevivieron, regresaron convertidos en guiñapos humanos, unos lisiados y otros miles más, enloquecidos por la droga. Prueba del fracaso de la aventura bélica del Imperio en Afganistán es el hecho de que hasta hace ocho días, los invasores estadounidenses y sus socios de la coalición habían sufrido 1.070 bajas fatales, de las cuales, 647 son yanquis, 8 australianos, 145 británicos, 108 canadienses, 3 checos, 21 daneses, 18 holandeses, 3 estonios, 1 finlandés, 24 franceses, 25 alemanes, 2 húngaros, 12 italianos, 1lituano, 3 noruegos, 9 polacos, 2 portugueses. 8 rumanos, 1 sudcoreano, 25 españoles y 2 suecos, mientras que 2 mil 689 efectivos yanquis han resultado heridos. Este jueves se conoció que otros 4 soldados británicos perecieron al estallar una mina colocada por la resistencia talibán en la vía, al paso del vehículo en el que viajaban patrullando un sector al sur de Afganistán. Y es que, como lo demuestra la historia, Afganistán tiene una tradición de resistencia tenaz e imbatible ante los invasores extranjeros, como lo comprueban las derrotas sufridas por todos los imperios y potencias que en los últimos siglos osaron conquistar su suelo y oprimir a su pueblo, como sucedió con Inglaterra que invadió el país en 1838 tras derrocar al monarca Dost Mohamed para colocar en su lugar a un títere Sha Shuja, como hoy lo ha hecho EEEUU imponiendo a su marioneta, Hamid Karzai. Durante el invierno de 1841, las tropas británicas fueron cercadas en Kabul por los combatientes afganos y cuando trataron de escapar fueron atacados y 16.000 militares y civiles ocupantes murieron masacrados mientras huían por los estrechos desfiladeros de la montañosa geografía afgana. La URSS también fue derrotada en Afganistán gracias al apoyo financiero y militar que EEUU le dio a su entonces amigo y aliado Osama Bin Laden, en una maquiavélica maniobra político-militar, que para justificarla, el entonces director de la CIA, y hoy secretario de Defensa yanqui, Robert Gates, declaró cínicamente: ¿Qué tiene más importancia en la historia del mundo, los talibanes, o el hundimiento del imperio soviético.” Gates, no pudo sospechar en aquel momento de suprema que euforia que EEUU pagaría muy caro el precio de aquella circunstancial victoria, pues Bin Laden se convertiría poco tiempo después en pesadilla del imperio yanqui, pues el Frankenstein creado por Washington en los laboratorios de la guerra sucia, habría de erigirse a partir del 11-Sep., en moderno Némesis, desatando su venganza contra el genocida, como aliado de los combatientes iraquíes y del talibán en su lucha contra el invasor. Para las madres estadounidenses, el anuncio de Obama es causa de angustia, pues que temen, y con razón que muchos de esos 17 mil jóvenes serán inmolados en el altar de sacrificio de esa absurda guerra y sufren, sin poder evitar desde ya, la pesadilla de verlos regresar como los otros miles mas que ya han muerto en Irak y Afganistán, en féretros cubiertos con la bandera de las barras y estrellas y otros, física y mentalmente mutilados para siempre, sólo para saciar la sed de riqueza de unos pocos ambiciosos. Fue precisamente esta semana, cuando fue levantada la medida ordenada por Bush en vano e irracional intento de tapar el sol con un dedo, de prohibir tomar fotografías de los ataúdes que llegan al país trayendo en su interior a los soldados yanquis muertos en Irak y Afganistán, pues “El Nerón del siglo XXI, pensó al tomar tal decisión en medio de la paranoia que lo afecta, que las madres, esposas, hijo, padres y demás familiares de los caídos en acción, se olvidarían de sus muertos. Se equivocó una vez más el genocida, y apoyadas por las madres del mundo, tanto aquellas que ya no los tienen porque los han perdido en tantas guerras, como que los tienen vivos pero temen perderlos en esa nueva arremetida que Obama se dispone a lanzar en Afganistán en vano intento por revertir la historia de una derrota anunciada aún antes de empezar, volverán a lanzarse a las calles de EEUU y del resto de planeta para protestar y poner fin a ese irracional y compulsivo afán de muerte y destrucción que afecta a los amos de un imperio en decadencia.
martes, 3 de marzo de 2009
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