Hernán Mena Cifuentes
Obama sigue dando pruebas de no actuar con la libertad de acción para tomar sus propias decisiones sino que, extraviado en el laberinto bélico que heredó de Bush, sigue aplicando las mismas políticas agresivas contra gobiernos revolucionarios, al emitir a través del Departamento de Estado, un Informe espurio sobre los DDHH en el mundo, al tiempo que se niega al sueño de Martin Luther King de poner fin a la discriminación racial de los negros. Porque, hay hombres que en vez de asumir con dignidad su condición humana defendiendo principios y valores, prefieren ser siervos y esclavos del Mal, de todo aquello que atente contra la vida, futuro, progreso y bienestar de los pueblos, y su falta de entereza o debilidad para resistir presiones de los ambiciosos, los colocan al servicio de los sedientos de poder y sangre para invadir naciones y oprimir pueblos, sin importarles, como a Obama que sean sus propios hermanos de color. Y, es que una vez en el poder, el nuevo mandatario de Estados Unidos, se dedica a seguir órdenes de sus amos blancos, y mientras niega sus raíces, lanza piedras de calumnia contra algunos de sus vecinos planetarios, acusándolos de violar los DDHH, olvidando que vive bajo un techo de cristal, donde los afroamericanos son las principales víctimas de un brutal racismo, sistema de Apartheid que los ha reducido virtualmente a la misma condición de esclavos que padecían sus antepasados llegados de África. Con su proceder, quedaron atrás los sueños de esperanza albergados por quienes ingenuamente creyeron sus promesas, más aún, cuando, apenas juramentado como presidente, lo escucharon decir: “El mundo ha cambiado y debemos cambiar con él”, pensando que trabajaría para llevar justicia y paz a un mundo convulsionado por las guerras, las torturas, la muerte y el terror, herencia del “Nerón del siglo XXI” pero, resultó una decepción, porque sigue y seguirá torturando y matando como Bush. Además de atizar el fuego de la guerra en Afganistán anunciando que enviará a ese infierno más soldados, y mentir con el subterfugio de una pronta retirada de militares en Irak, diciendo que sacará a las tropas de combate y solo dejará entre 35.000 y 50.000 soldados, como si estos no fueran vulgares asesinos, dignos de ser llevados al Tribunal Penal Internacional, agrede simultáneamente a otros países, acusando a sus gobiernos de violar los DDHH, mientras en EEUU éstos son vulnerados diariamente. Decir que en Irak sólo quedarán “No combatientes”, es otra mentira, pues muchos de ellos son autores de masacres como la de Faluya, de violaciones y tortura de miles de hombres, niños y mujeres como las perpetradas en Abu Ghrabi y co-responsables de la muerte de más de un millón de iraquíes tras seis años de invasión y ocupación del país donde hace mas de 5.000 años surgió la civilización y cuya herencia cultural dejada en museos, ha sido saqueada e incendiada por no pocos de los que el llama “No combatientes”. Obama seguirá mintiendo y calumniando, basado en el mismo libreto que dejó en sus manos Bush, guión que no fue escrito por él, pues su escasa inteligencia se lo impide, sino por los “Think tanks” del neoliberalismo, para agredir y satanizar durante los ocho años de su gobierno a la Revolución Bolivariana y a su presidente y líder, Hugo Chávez Frías, y demás procesos progresistas que hoy se extienden por todas las latitudes del planeta, especialmente por América Latina y el Caribe. De allí que Bolivia, Ecuador, Nicaragua, y con mayor fuerza Venezuela, hayan sido blanco recurrente de esos ataques implacables por parte del gobierno de Bush Jr., y ahora, como legítimo heredero de ese odio, Barack Obama, fiel seguidor de esa agenda, abre fuego nuevamente contra los procesos y líderes de Venezuela, Bolivia, Cuba, China, Zimbabue y la República Democrática del Congo acusando a esos y otros gobiernos de violar los DDHH. Lo ha hecho a través de un documento elaborado unilateralmente, y el veneno que destila, preparado por los “expertos” de la administración de Bush antes de que terminara su mandato, no valdría la pena de ser tomado en cuenta, de no haber sido aprobado por Hillary Clinton, la actual titular de esa cartera, lo que evidencia una verdad incontrovertible, que Obama en un sumiso esclavo del poder oculto tras la fachada de la presidencia al seguir la misma línea injerencista y agresiva de su predecesor. El hecho de que las críticas del informe estén dirigidas a gobiernos de países con procesos revolucionarios negados a ser vasallos de Washington, demuestra lo perverso de sus intenciones, que buscan el desprestigio de la obra social y demás proyectos que en otras áreas estos adelantan en beneficio de sus pueblos, con acusaciones falsas tomadas de organizaciones políticas golpistas y ONG’s fascistas al servicio del Imperio que los financia y les dicta los pasos a seguir en su quehacer conspirativo. El desprestigio, en realidad, afecta al propio Informe, porque excluye de la “lista negra” a EEUU, el mayor violador de los DDHH en el mundo y distorsiona la verdad, al negar la violación de esos derechos por parte de regímenes cómplices del Imperio, ocultando sus atrocidades en países como Colombia, donde se perpetran los más horribles atentados contra la vida de millones de personas, o como lo hace Israel hace décadas en Palestina, encarcelando, bombardeando, matando a centenares de miles de inocentes y asesinando a combatientes mediante el brutal método del asesinato selectivo. Y, es que la historia de EEUU, está manchada por la sangre de un genocidio de siglos, que comenzó contra sus propios aborígenes, exterminados durante “La conquista del Oeste”, primer paso de la escalada de conquista que habría de convertirlo en un imperio, crimen al que siguió la invasión a México, la apropiación de Filipinas y Puerto Rico, la ocupación de Cuba, Nicaragua, República Dominicana, Haití, Panamá, las guerras de Corea, Vietnan, Irak y Afganistán,etc,etc. El prontuario criminal del Imperio en su territorio, no solo incluye el extermino de los pieles rojas y otras tribus, cuyos descendientes sobreviven hoy en campos de concentración llamados “reservaciones”, en las que viven segregados, sino que ese genocidio se volcó sobre los esclavos africanos y sus descendientes, primero en las plantaciones del Sur, y luego en las ciudades industriales del norte del país y en otras urbes, donde aún hoy son víctimas del racismo que les impone el blanco. Esa mancha que indigna a la conciencia y es vergüenza de la humanidad no existe para el Imperio ni para su nuevo gobernante, que sólo “ve la paja en el ojo ajeno” y tira piedras al vecino, avalando un Informe de su Secretaria de Estado y, pese a estar consciente de que tiene techo de cristal, se hace el ciego y sordo ante los crímenes que su ejército comete y ante los genocidios de sus cómplices, que encarcelan, torturan, violan y asesinan a centenares de miles hombres, niños, ancianos y mujeres. El documento firmado por Hillary Clinton es copia al carbón del último que emitió la ex canciller Condeleeza Rice, hermana de color de Obama, antes de abandonar el gobierno acompañada de su amo blanco, condenados ambos, junto con el resto de su banda de “halcones” por su propio pueblo y por los pueblos del mundo por ser autores de crímenes de lesa humanidad, no solo en gran parte del planeta, sino también en su propia patria, donde los negros sufren del un racismo como sus antepasados llegados de África. El New York Times, al analizar en un editorial el informe de Rice, que “las políticas del presidente Bush y del vicepresidente Dick Cheney en los cinco años, continúan cobrando un alto saldo en vidas humanas y afectan la reputación global de los EEUU y la arquitectura de la democracia estadounidense,” poniendo al descubierto todas las falacias contenidos en el mismo, es decir, las mismas mentiras que ahora expresa el Informe emanado del despacho de la nueva canciller que fue aprobado por Obama. El editorial recomendaba al mismo tiempo reparar los daños infligidos por Bush y sus “halcones” a la “imagen de la democracia” yanqui, proponiendo la restauración del Habeas Corpus; la prohibición de la tortura y de las prisiones clandestinas en el extranjero, donde hay centenares de prisioneros no identificados, víctimas de inhumano tratamiento; la suspensión del ilegal espionaje telefónico; de la correspondencia y de Internet, con el cual se asaltó y acabó con la privacidad de los estadounidenses. Los gobernantes de los países aludidos en el documento, respondieron rechazándolo por falso e irrespetuoso entre ellos el presidente venezolano Hugo Chávez Frías, quien en tono sereno pero enérgico le exigió a Obama que rectifique sobre el mismo, y se preguntó además “si será cierto que hay un nuevo gobierno en EEUU o sigue mandando Bush,” y saliendo al frente de la acusación que se hace en el documento de que “ Venezuela no apoya la lucha contra el narcotráfico” le dijo: “EEUU es el primer consumidor de drogas en el mundo. ¿Cómo es eso de que no pueden detener los embarques de droga? Encárguese de sus asuntos que yo me encargo de los de Venezuela. No siga el camino torpe y estúpido del gobierno de Estados Unidos con Bush.” “Qué raro que Obama no se haya enterado de la violación de los DDHH en su país, donde hay torturas y ejecuciones; no se ha enterado de los bombardeos en Irak, donde sus soldados siguen matando niños, y en el informe no menciona a Israel y sus ataques en Gaza.” Por su parte, la República Popular China, dio igualmente una respuesta digna al Informe, destacando que, además de ser “un instrumento para intervenir y acusar a otras naciones, EEUU ignora las violaciones que comete en otros países y en su propio territorio en las áreas de la vida y seguridad personal; derechos civiles y políticos; derechos económicos y culturales, de los niños y mujeres y la discriminación racial,” especialmente contra los negros. Ya Amnistía Internacional había denunciado el racismo y otras formas de discriminación de que son víctimas los afroamericanos negros en EEUU, y de los ataques que a raíz de los atentados del 11-Sep. son víctimas otros grupos étnicos, como musulmanes de origen árabe y persa, lo mismo que los inmigrantes latinoamericanos y caribeños, por la policía, las autoridades de inmigración y grupos racistas como el Klu Klux Klan y otras organizaciones neofascistas. En su Informe “Amenaza y humillación”, A.I. señala que “tiene documentados 32 millones de casos de personas que fueron víctimas de acoso de las agencias estatales y federales a partir de los atentados de Nueva York y Washington. Estimamos que “otros 87 millones de personas corren el riesgo de ser víctimas de esos estereotipos que en EEUU junto a la sospecha de que sean musulmanes, o vengan del Oriente Medio, tengan la piel oscura, o profesen el Islam y otras religiones, indicó Kurt Goering, de A.I. Pero son los afroamericanos, los que sufren desde hace siglos la mayor discriminación racial en EEUU, registrándose hechos de violencia inaudita contra hombres, niños y mujeres, por el solo hecho de ser de piel oscura, como lo señala A.I. en ese documento al citar entre otros, el caso de un “afroamericano negro epiléptico de cabello largo y trenzado a quien la policía mató porque los agentes presumieron automáticamente que, un negro en el suelo y con convulsiones, debía estar drogado.” O el caso del joven negro que se dirigía feliz a la iglesia donde iba a casarse y fue interceptado por agentes policiales blancos, quienes sospecharon que portaba un arma de fuego y lo asesinaron de 50 balazos y fueron absueltos, como se absuelve en EEUU a la mayoría de los blancos que asesinan a un negro. Pero es en las prisiones estadounidenses donde se refleja con mayor intensidad la discriminación contra los afroamericanos donde, para 2007, había seis (6) veces más presos negros que blancos, proporción que ha aumentado en los últimos meses, debido entre otras razones, al hecho, como lo señala Human Rights Watch de que “las posibilidades de los jóvenes negros de ser condenado a cadena perpetua y sin libertad condicional, es tres veces superior a las de los blancos.” Es tan profundo el abismo de desigualdades y discriminación que afectan al negro en EEUU que el informe de un organismo oficial especializado emitido hace pocos días, lo coloca en el más bajo escalón de las estadísticas que miden las condiciones sociales de la población en general en cuanto a ingresos, oportunidades de empleo y posibilidades de adquirir vivienda propia, situación que se agrava por la recesión que vive actualmente el país, la mas severa de los últimos 80 años. Lo más terrible de la situación se manifiesta en la salud, pues de acuerdo con ese documento, por lo menos, 500.000 afroamericanos padecen Sida, flagelo que, como bien se sabe, significa una lenta condena a muerte y que, junto con la drogadicción de que son víctimas millones de negros, exhibe un panorama trágico ante la indiferencia de un sistema que se empeña en aportar más dinero para las guerras y mas fondos a las corporaciones financieras e industrial, que a atender la salud de la población en general. Frente a esa situación, Obama, hasta ahora, contrariamente a lo que el mundo esperaba, no ha dicho o hecho absolutamente nada para buscarle solución a la tragedia que viven los negros estadounidense, concentrándose casi exclusivamente, en anunciar el envío de mas tropas a Afganistán y resolver la crisis financiera que ha llevado a EEUU al abismo de la recesión. No. Prefirió, apoyar guerras de conquista como Condoleeza Rice y Colin Powell, ministros de Bush, que dieron la espalda a sus hermanos de raza pese a haber sufrido en carne propia su tragedia, viendo cómo en Harlem, donde nació Powel, los mataba el hambre, el frío y las drogas, y en Alabama, donde vino al mundo Rice, el Klu Klux Klan les daba muerte en el árbol de linchamiento, con bombas en el barrio Dinamite Hill, como la carga de dinamita que destrozó a la mejor amiga cuando ella era una niña. Mientras tanto, la inequidad contra los negros seguirá imperando en EEUU y sus trágicas consecuencias habrán de caer sobre la conciencia de esos quienes como Obama, Powell y Rice, se negaron a luchar por la causa justa de sus hermanos, y prefirieron estimular la violencia bélica por el mundo y acusar a gobiernos revolucionarios de violar los DDHH. Porque, la pesadilla de la discriminación racial sólo terminará cuando se cumpla el sueño que un día tuvo Martin Luther King, el mártir que murió asesinado sin verlo realizado para desilusión de millones de sus hermanos que aun lloran su muerte como lloran la de Malcom X, otro gran luchador negro, asesinado como King para impedir que se hiciera realidad el sueño de igualdad y justicia para los afroamericanos estadounidenses. “Yo tengo un sueño”, dijo King en 1963 en los escalones del monumento a Lincoln, el mismo sitio donde hace pocos días acudió Obama para escuchar un concierto en su honor y donde dijo que, pese a las dificultades, alberga esperanzas para superar los desafíos que le esperan, pero en ningún momento habló como lo hizo allí King, de luchar por la igualdad y contra la exclusión que sufren sus hermanos negros, lucha por la cual también murió Lincoln, el otro mártir cuya estatua tenía a sus espaldas ese día. Porque, Obama sólo habla de atizar el fuego de la guerra, mientras lanza piedras de calumnia a procesos y líderes revolucionarios, acusándolos de violar los DDHH, obviando de que vive en un país con techo de cristal, por lo que su pretensión de asumir el papel de defensor de esos principios y valores, se estrella contra la realidad y se derrumba cual castillo de arena, por ser EEUU el primer violador de los DDHH del mundo y una nación donde sus hermanos de color sufren la más cruel discriminación. Miente y calumnia a través de esa maniobra fallida, orientada a distraer la atención de la opinión pública internacional, pues sabe que EEUU detenta el más amplio prontuario criminal de la historia, como Estado terrorista que asola a los pueblos del planeta, causando la muerte de millones y la destrucción de pueblos enteros, arrasados por mandato de un poder oculto bajo las sombras, que le ordena a los presidente de turno ejecutar esos actos de barbarie como es la decisión del nuevo mandatario de enviar más tropas a Afganistán. Porque, si Obama fuera libre para tomar decisiones propias y no las que le obligan a adoptar sus amos, que ordenan hacer guerras, invadir pueblos y ocupar naciones a mandatarios como él, a los que seleccionan como obedientes “ordenanzas” encargados de hacer cumplir sus planes para adueñarse del planeta, se dedicaría mas bien, a mejorar las infrahumanas condiciones de los negros, los más desamparados del país, a quienes se les niega libertad, justicia y hasta el derecho a la vida. No. Ese oficio de luchador por los derechos civiles y sociales de su raza, no es para él, hombre de excepcional inteligencia, acostumbrado al facilismo y tranquilidad de la vida académica, de las cortes y el Senado desde donde diseñaría el proyecto de alcanzar la presidencia del país, más acorde con su ambición política y mas lejano del riesgo de convertirse en mártir. Bien dijo El Libertador Simón Bolivar, cuando, al hablar de hombres como Obama, expresó que “El talento sin probidad es un azote”, más aún cuando dan la espalda a su pueblo, como lo hace el nuevo presidente, quien no ha tenido ni una sola palabra de aliento para sus hermanos de color, que padecen la misma tragedia de sus antepasados que llegaron al país encadenados a bordo de barcos “negreros”, como están hoy millones de ellos atados a las cadenas del racismo, muriendo de hambre o en la cárcel. ¡Cuanta razón tuvo el presidente Chávez!, cuando, al responder a una de las frecuentes agresiones de Obama, manifestó que “No había que hacerse esperanzas con este gobierno de EEUU. Seguirá siendo un imperio y el imperio que atropella a los pueblos. Ese que ahora nos acusa irresponsablemente de violar los Derechos Humanos.” Y, como todos los imperios, EEUU está condenado a caer, derribado por las contradicciones del sistema capitalismo salvaje y el modelo neoliberal que impuso al mundo, causas de la profunda crisis económica y de valores que hoy afecta a su pueblo, acelerada hoy por la acción de Barack Obama, el negro que, da la espalda a sus hermanos de color y prefiere atizar las llamas de la guerra, y agredir a gobiernos y líderes revolucionarios acusándolos de violar los DDHH, cuando es EEUU su mayor transgresor.
viernes, 13 de marzo de 2009
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