Agresión llevada a cabo por Inglaterra, Alemania e Italia contra Venezuela para dirimir con Estados Unidos de Norteamérica áreas de influencia en territorios americanos, escudada en el cobro compulsivo de deudas morosas y el reconocimiento de reclamaciones pendientes, a pesar de que sobre estas últimas el gobierno venezolano mantenía objeciones doctrinarias sustentadas en principios de derecho internacional. El 9 de diciembre de 1902, 15 unidades de la armada inglesa y alemana actuando en operación conjunta atacaron el puerto de La Guaira. Allí tomaron, sin combatir, a 6 naves de guerra venezolana; desembarcaron tropas en los muelles, de los cuales se apoderaron; a las 12 de la noche fuerzas alemanas atravesaron la ciudad para conducir sus representantes diplomáticos a la flota y así ponerlos a salvo de una eventual represalia venezolana; a las 5:00 a.m. del día 10 los ingleses harían lo mismo, trasladando además a varios connacionales que exigían protección. En rápido desplazamiento naval, el mismo día 10, 2 buques alemanes apresaron un vapor de guerra venezolano en Guanta; en la isla de Trinidad los ingleses incorporaron otro, el Bolívar, a su flotilla obligándolo a navegar con bandera británica. Entre los días 12 y 13 siguientes, una expedición inglesa tomó por asalto el castillo Libertador y el fortín Solano de Puerto Cabello. Poco días después, al grupo anglo-germano se unieron 2 buques de la armada italiana para servir a la expedición en tareas de acompañamiento logístico. El 22 de diciembre de 1902 el vicealmirante inglés Archibald Lucas Douglas, comandante de la armada conjunta, en esta ocasión a nombre del imperio británico, hizo publicar en el diario El Heraldo de La Guaira la siguiente disposición: «Por la presente se notifica que un bloqueo ha sido declarado para los puertos de La Guaira, Carenero, Guanta, Cumaná, Carúpano y las bocas del Orinoco, y se hará efectivo desde y después del 20 de diciembre...». Sólo se refería a La Guaira y a las costas situadas al este de dicho puerto, porque las occidentales quedaron a cargo de los alemanes. El comandante de estos se dirigió al del castillo San Carlos en los siguientes términos: «Según ordenanzas de Su Majestad el Emperador de Alemania declaro por la presente el bloqueo de los puertos venezolanos de Puerto Cabello y Maracaibo. El bloqueo para Puerto Cabello empezará el 22 de diciembre y el de Maracaibo el 24 de diciembre en todo su rigor. A bordo del Viñeta, a 22 de diciembre de 1902». (Firmado: Scheder.) Finalmente, el 17 y el 21 de enero de 1903, 2 unidades alemanas intentaron pasar la barra del lago de Maracaibo y, auxiliadas por otras tantas inglesas, libraron un duelo de artillería con la guarnición del castillo San Carlos, después de lo cual se retiraron del lugar sin llegar a la capital zuliana. Todos estos actos de violencia se produjeron sin una previa declaración de guerra emitida por alguna de las partes y sin que mediaran ofensas venezolanas a los agresores, que supusieran la necesidad de una respuesta tan drástica como la que constituyeron los actos mencionados. Sobre estos acontecimientos se han manejado muchos comentarios, pero todos conducen a 2 proposiciones básicas. La primera, muy debatida y puesta en duda desde los primeros días del bloqueo en el parlamento británico por los miembros de la oposición, así como posteriormente en foros, prensa y análisis historiográficos, fue expuesta por el primer ministro David Balfour ante la Cámara de los Comunes; ella tendría su origen en la renuencia del gobierno venezolano a reconocer reclamaciones pendientes por daños y perjuicios causados a las personas y propiedades de súbditos de las potencias atacantes, así como el cobro de la deuda pública externa que el país mantenía en crónico estado de mora con Inglaterra y Alemania. Efectivamente, al 31 de diciembre de 1902 Venezuela era deudora de estas potencias por Bs. 119.300.000, saldo al que se habían acumulado Bs. 46.000.000 por intereses. El gobierno venezolano había suspendido el pago de esta deuda debido a la crisis económica que atravesaba el país; desde 1900, el ingreso fiscal apenas promediaba Bs. 30.000.000 y los gastos de guerra a que obligaban los continuos alzamientos internos de la época sólo empeoraban la situación e impedían que se atendiera a las exigencias de los acreedores. Al monto de la deuda se agregaba el de las reclamaciones, tramitadas a través de canales diplomáticos por los supuestos agraviados y que se situaba en Bs. 186.500.000. El gobierno venezolano no se mostraba dispuesto a reconocer estas reclamaciones porque estimaba -y luego quedó demostrada la certeza de su posición- que exageraban en mucho el cálculo de dichos daños. Venezuela era un país internacionalmente insolvente, sin ninguna capacidad de pago al momento del bloqueo; pero, como lo expresó la oposición británica en la Cámara de los Comunes, otro debió ser el procedimiento para exigir el pago. La segunda tesis acerca de los motivos profundos que condujeron al bloqueo resulta mucho más compleja y de difícil demostración, como no sea por los indicios circunstanciales de un cuadro geopolítico de gran amplitud, a través de cuyo análisis se facilita la comprensión del problema. Desde los mismos días del bloqueo se ha sostenido que, en el fondo de su ejecución, estaba en juego el equilibrio mundial del poder; que las potencias europeas lo utilizaron como medio para someter a prueba la política de poderío extranacional mantenida por Estados Unidos. El 1 de junio de 1903 el escritor venezolano César Zumeta publicó un artículo en el número 4 de la revista Némesis, editada en Nueva York, donde se expresaba así: «...Alemania ha resuelto obtener de Estados Unidos, de grado o por la fuerza, una revisión de la doctrina Monroe, que le abra la puerta a ella y a las demás potencias que lo deseen, esferas de influencia al sur del Canal de Panamá[...] se prejuzga que sea en el Caribe donde se libren las batallas que han de decidir los destinos de la América española...». Lo cierto es que el conflicto tomó un curso que derivó en el sentido expuesto, al intervenir Estados Unidos ante Inglaterra y Alemania para que levantaran el bloqueo; aun cuando, previamente, el presidente Roosevelt había aceptado una acción punitiva de estas 2 potencias contra Venezuela. Esta posición fue planteada ante el Departamento de Estado a manera de presión destinada a forzar el pago de las deudas y la aceptación de las reclamaciones pendientes. Sobre esta actitud estadounidense, se ha escrito que fue una hábil jugada política para provocar el conflicto y sobre esa base dirimir áreas de influencia ante el poderío europeo. El bloqueo fue levantado en virtud de los protocolos firmados en Washington el 13 de febrero de 1903 con los agresores y otras naciones, para cuyas discusiones Venezuela nombró como representante diplomático al ministro norteamericano acreditado en el país, Herbert Wolcott Bowen. Por medio de aquellos instrumentos se formalizó el compromiso de reiniciar el pago de la deuda externa (Bs. 165.300.000 de capital e intereses) y la nación reconoció y empezó a pagar, previos dictámenes de comisiones mixtas, las reparaciones extranjeras por Bs. 35.500.000; Bs. 150.900.000 menos que las demandas iniciales de los reclamantes.
Temas relacionados: Bloqueos; Castro, Cipriano, gobierno de; Doctrina Drago; Protocolos de Washington; Reclamaciones extranjeras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario