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El representante de Greenpeace, uno de los activistas congregados a las puertas del Tribunal de Justicia Internacional de La Haya durante las vistas pide que se escuche a las comunidades afectadas y no a los Estados que “instigan y contaminan”: “Se trata de la vida de las personas”
Shiva Gounden es uno de los activistas de la región de Australia-Pacífico que ha viajado a La Haya estos días para seguir las vistas del Tribunal de Justicia Internacional en la mayor causa por la justicia climática hasta el momento. Los jueces del Tribunal de la ONU tendrán que emitir una opinión consultiva sobre las obligaciones y responsabilidades de los países en la emergencia climática a instancias del Gobierno de Vanuatu, un pequeño archipiélago del Pacífico que está siendo uno de los lugares más afectados con ciclones, subida del nivel del mar, reubicaciones forzadas de comunidades…
Pero el movimiento nació, en realidad, de un grupo de estudiantes de Derecho de las islas del Pacífico, que empujaron a los gobiernos de la región a dar la batalla contra los grandes contaminantes, como EEUU y China, que en la primera semana del proceso han mostrado resistencias a que los jueces se pronuncien a favor de exigir responsabilidades más allá de lo estipulado en la Convención de la ONU sobre el cambio climático o el Acuerdo de París. “Espero que los jueces estén en el lado correcto de la historia”, dice Gounden, que atiende a elDiario.es a las puertas del Palacio de la Paz durante la primera jornada de audiencias.
¿Cómo comenzó esta causa por la justicia climática?
Comenzó hace cinco años en el Pacífico impulsada por jóvenes estudiantes. Concretamente, se inició en un campus en Vanuatu y luego se extendió por las islas de todo el Pacífico. Ellos reflexionaban sobre cómo sería el futuro para ellos y, especialmente, pensaban que los líderes mundiales no estaban haciendo lo suficiente para proteger a las naciones más vulnerables al clima. La región del Pacífico es probablemente la más vulnerable desde el punto de vista climático: hay subidas del nivel del mar, ciclones de gran intensidad, sequías, corrimientos de tierra y destrucción por la presión de la crisis climática.
¿Y cómo llegó usted a esta causa?
Mi historia en esta campaña comenzó hace unos cuatro años, cuando los estudiantes se pusieron en contacto con Greenpeace Australia-Pacífico, que es la región de la que provengo. Necesitábamos el apoyo de los gobiernos, y utilizamos nuestra red legal para empezar por los gobiernos del Pacífico. Tenemos oficinas regionales en distintas zonas, que se pusieron en contacto con sus gobiernos para participar en el proceso.
Esta opinión consultiva no es legalmente vinculante, pero lo que salga de ella puede influir en las leyes que sí lo son. Una opinión consultiva del gran tribunal del mundo tiene un montón de fuerza y un gran valor moral
Además, como parte de Greenpeace, tenemos una enorme red internacional y la lucha se convirtió en algo más que una lucha de base. A partir de ahí, el alcance fue mundial. Todo ese lobby y el ruido del activismo fueron útiles en esta lucha, pero son los estudiantes de las islas del Pacífico que luchan contra el cambio climático los que unieron a todo el mundo para llevarlo al más alto tribunal del mundo.
¿Cuántas personas y de cuántos países están aquí hoy?
Hay gente del Pacífico, gente de Europa, de Asia, de Sudamérica y también de Oriente Próximo. A lo largo de estos días vendrá más gente de todo el mundo, de Filipinas, de muchos países. Necesitamos que llegue el mayor ruido posible a esa sala.
¿Qué espera de las vistas? No es un juicio, es una opinión del tribunal…
Esta opinión consultiva no es legalmente vinculante, pero lo que salga de ella puede influir en las leyes que sí lo son. Una opinión consultiva del gran tribunal del mundo tiene un montón de fuerza y un gran valor moral, que puede catalizar los cambios legales que se requiere en términos de protección de los derechos humanos cuando se trata de cambio climático. Tenemos a todas las Naciones Unidas aquí con presentaciones de diferentes Estados y espero que las voces de la comunidad también se reflejen dentro de ese proceso.
¿Qué se puede esperar de los países que contaminan más y que también están participando?
Buena pregunta. Muchos de ellos argumentarán que este tipo de casos no deberían tratarse en la Corte Internacional de Justicia, sino en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, donde se encuentra el Acuerdo de París. Esos procesos son extremadamente frustrantes y realmente lentos. El Tribunal Internacional del Derecho del Mar ha dictaminado recientemente que hay que ir más allá de Convención de la ONU, que hay que ir más allá del Acuerdo de París y utilizar todo lo que esté disponible.
No se trata sólo de un caso climático, se trata de la vida de las personas, del sustento de las comunidades, de personas que intentan permanecer en sus tierras, hablar sus lenguas, practicar sus culturas
No se trata solo de un caso climático, se trata de la vida de las personas, del sustento de las comunidades, de personas que intentan permanecer en sus tierras, hablar sus lenguas, practicar sus culturas. Habrá Estados, que son los más contaminantes, que dirán que deberíamos mantener esto dentro del otro sistema; pero hay una unidad enorme y poderosa, un Sur global unificado. Tenemos que utilizar todo lo que tenemos disponible para proteger los derechos humanos.
¿Qué le parece la posición que han mantenido durante las vistas China y Estados Unidos que han rechazado las obligaciones o responsabilidades legales? [Esta pregunta se añadió al formulario por teléfono tras varios días de audiencias en el tribunal].
Tanto EEUU como China intentaron minimizar sus obligaciones de tomar medidas ambiciosas contra el cambio climático. Es decepcionante, pero no sorprendente, que los principales contaminadores del mundo ignoren la ciencia y eludan su responsabilidad en la crisis climática. Al ignorar los derechos humanos y las obligaciones legales existentes, y rechazar la justicia climática, están abandonando a las comunidades vulnerables al clima a los daños que han causado.
¿Qué creen que decidirán los jueces?
Los jueces son personas y por eso es tan importante contar con las voces de las comunidades para llegar a las emociones que llevan dentro. Espero que estén en el lado correcto de la historia en esto y escuchen a las comunidades y a las personas que realmente se enfrentan a la crisis climática y no a los que instigan y contaminan el medio ambiente. Este es un momento de la historia en el que todas esas cosas pueden cambiar.
Estamos frente al tribunal de ONU por una opinión consultiva, ¿cree que estaremos aquí dentro de unos años por un juicio global por el cambio climático?
Espero que no, porque estos procesos pueden ser largos, frustrantemente lentos, y las comunidades no pueden esperar tanto. Ya hay muchas comunidades que están siendo reubicadas o que tienen que mudarse debido al aumento del nivel del mar. Hay vidas que están siendo destruidas por esto y no podemos tener otro proceso que lleve tanto tiempo. Estas sentencias judiciales tardan en resolverse de tres a seis meses y luego los Estados tienen que aplicarlo en su ordenamiento jurídico y luego a nivel internacional. Espero que no tome de dos a tres años y que sea lo más rápido posible para que nuestras comunidades puedan vivir una vida digna.
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