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Los aliados discuten abiertamente sobre las bases de una hipotética negociación que parece más plausible desde la victoria de Trump. El secretario general de la OTAN convoca a Zelenski para abordar el asunto en una ‘mini-cumbre’ informal con Italia, Alemania, Polonia y otros dirigentes europeos a la que Sánchez no ha sido invitado
Cuando se acerca el tercer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, la guerra se encamina a una nueva fase. La victoria de Donald Trump, que llevó a los aliados a temer el fin del apoyo a Kiev, ha removido el tablero y el escenario de un alto el fuego o de la apertura de unas negociaciones de paz empieza a vislumbrarse. Y la OTAN y la UE lo discuten abiertamente. De hecho, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha planteado el despliegue de tropas de paz en el frente ucraniano para garantizar la viabilidad de ese eventual alto el fuego.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha tratado de despejar el balón de todas las propuestas que se van poniendo sobre la mesa, como las posibles garantías de seguridad para Ucrania, al calificarlas de “rumores”. Lo que no quiere el holandés es que los aliados se abran en canal mientras Vladímir Putin se limita a observar, pero él mismo ha reconocido que se está preparando un plan: “En lo que debemos centrarnos ahora es en asegurarnos de que Ucrania llegue [al acuerdo de paz] en posición de fuerza”.
“Si ahora empezamos a discutir entre nosotros cómo podría ser un acuerdo de paz, se lo ponemos muy fácil a los rusos, porque se sientan allí en sus sillones reclinables, escuchando nuestras discusiones, fumándose un buen puro mientras ven todas estas imágenes de televisión”, ha expresado Rutte: “No creo que sea útil. Y, por supuesto, esto es inevitable en las democracias, que discutamos todas estas cosas abiertamente. Pero creo que haríamos bien en tapar esto y centrarnos en lo que tenemos entre manos. Y lo que tenemos entre manos es asegurarnos de que Ucrania tiene lo que necesita para evitar que Putin gane y para que Ucrania prevalezca”.
Mini-cumbre en casa de Rutte
Las palabras de Rutte se han producido antes de una ‘mini-cumbre’ informal que ha convocado en su casa de Bruselas junto a Zelenski y en la que se esperaba la presencia de los líderes de Italia, Alemania, Polonia, Holanda o Dinamarca, además de representantes de Francia y Reino Unido, y de los presidentes de la Comisión Europea y el Consejo Europeo, Ursula von der Leyen y António Costa, según informa Europa Press. Los países que participaron fueron los europeos que forman parte del G7 y los que más invierten en la seguridad de Ucrania (Dinamarca en representación de los países del norte y los bálticos). Pedro Sánchez no fue invitado a la cita.
El canciller alemán, Olaf Scholz, ha reconocido que se aproxima una “fase decisiva para dejar de matarse y poner fin a la guerra de Ucrania”. En esa nueva etapa, ha emergido el debate sobre la posibilidad de enviar tropas de paz a la línea del frente ucraniano, pero lo que sostienen fuentes comunitarias es que EEUU debería garantizar seguridad para ese despliegue y aún es incierto lo que decidirá Trump. “Primero Ucrania debe definir cómo llegar a una situación, qué objetivo tiene en relación a la paz, que no sea una paz por imposición. Algunos están ocupados con el segundo paso sin que esté resuelto el primero, eso no es aconsejable”, respondió Scholz en Bruselas a la pregunta sobre las tropas de paz.
Zelenski admite que sin EEUU la UE no es suficiente
“Rusia no quiere paz. Para tener la mejor solución, tenemos que ayudar a Ucrania. Cuanto más fuerte sea en el campo de batalla, más fuerte será en la mesa de negociación”, dijo la alta representante, Kaja Kallas. El mensaje que tratan de lanzar los dirigentes de la UE en un momento en el que las conversaciones de paz se vislumbran en el horizonte es “nada sobre Ucrania sin Ucrania”, es decir, que es Volodímir Zelenski el que tiene que tiene que marcar el paso. El debate estará sobre la mesa de los líderes de los 27 en el Consejo Europeo que se celebra en Bruselas este jueves y en el que participará el presidente ucraniano.
“Es una muy buena oportunidad para hablar de las garantías de seguridad para Ucrania para hoy y para mañana. Es muy importante utilizar estos dos días en Bruselas para reunirse con todos nuestros socios y tener la misma posición conjunta de Europa, no dividida, sobre cómo asegurar a Ucrania”, dijo Zelenski en declaraciones a los periodistas a las puertas de la casa de Rutte.
Ucrania es también uno de los principales asuntos que abordan los líderes de los 27 en el Consejo Europeo de este jueves. A su llegada al edificio Europa del Consejo, Zelenski ha reclamado “unidad entre EEUU y la UE” para “lograr la paz”. “Sólo EEUU y la UE juntos pueden parar a Putin”, ha afirmado. El presidente ucraniano ha verbalizado, además, el temor que sobrevolaba Europa ante la victoria de Donald Trump. “Es difícil apoyar a Ucrania sin la ayuda americana”, ha respondido a la pregunta de si puede mantener el pulso a Rusia si Trump deja de prestar ayuda, que es el mensaje que ha enviado el futuro inquilino de la Casa Blanca.
En las últimas semanas, Zelenski ha mostrado un cambio de discurso importante en el que se muestra abierto a aceptar un alto el fuego a cambio de garantías de seguridad. Básicamente asumió la posibilidad de un alto el fuego en las actuales líneas de combate, siempre y cuando el territorio que domina quede “bajo el paraguas de la OTAN”. La idea parte en cierta medida del general retirado Keith Kellogg, a quien Trump ha designado como enviado especial para Ucrania y Rusia. Su plan pasa por congelar la guerra en las líneas de combate actuales, dejar a Ucrania fuera de la OTAN, ofrecer más armamento a Ucrania y reducir las sanciones al régimen de Vladímir Putin a cambio de un acuerdo de paz.
La concesión de Zelenski implica dejar en manos de Rusia parte del territorio ocupado, al menos temporalmente. “Zelenski ya ha dicho esto dos veces públicamente y hay presiones occidentales en ese sentido”, dice a elDiario.es Carmen Claudín, investigadora de Rusia del think tank CIDOB. “Toda la experiencia previa puede permitirnos pensar que hay conversaciones entre bambalinas entre los occidentales y algún representante ruso para ver cómo se podría llegar a eso”, añade.
“En este año 2025 parece que se podría diseñar una dinámica que lleve a la mesa de negociaciones, sin que esté claro qué se va a negociar. Ucrania quiere recuperar las regiones ocupadas, pero sabe que quizá puede tener que renunciar a parte de ello para obtener garantías de seguridad: ya sea una entrada rápida en la OTAN y otro tipo de garantías que sean tomadas en serio por Moscú”, dice Claudín. “Yo no lo llamaría negociaciones de paz, sino de alto el fuego. La paz es otra cosa”, añade.
Lo que no está claro es hasta qué punto el Kremlin tiene interés en ello, dice. “Desde un análisis puramente racional, ya han conquistado buena parte del territorio ucraniano y tienen una base para presentar un acuerdo a nivel interno como una victoria. También supone una oportunidad para dejar de desviar una cantidad ingente de dinero al presupuesto militar”, opina Claudín. “Pero en Rusia no siempre funciona el análisis racional. Hay otro análisis que dice que a Rusia le puede interesar seguir con la guerra, ya que la baza de confrontación le permite seguir reforzando su poder doméstico alrededor de la defensa de la patria y, por otro lado, le permite una política de acercamiento al sur global”.
En cuanto a las palabras de Rutte sobre la “posición de fuerza” de Ucrania, Claudín señala que “aunque la UE haya perdido mucho tiempo, y a pesar de haber apoyado de manera crítica y eficaz a Ucrania de manera que le ha permitido resistir hasta ahora, nunca lo ha hecho de forma que esa resistencia estuviera a la altura de lo que la situación en el terreno requería”. “La ayuda militar siempre ha estado guiada por la preocupación de no dar pie a una mayor escalada por parte de Rusia. Desde mi punto de vista, es precisamente al ver que no se daban pasos mucho más consistentes y firmes desde el punto de vista militar lo que ha favorecido la escalada rusa en Ucrania. Ese, para mí, es uno de los grandes fallos estratégicos de la UE junto a una ausencia de estrategia general previa y durante la guerra en relación con Rusia”.
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