ROBERTO MALAVER
@robertomalaver
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Navidad.
¡Llegó la Navidad! Los chavistas cantan, bailan, pintan corazones, tocan la diana y nosotros con una arrechera encima que provoca meterse a chavista para seguir gozando una bola con tanta alegría. Esa gente vive en una fiesta, parece que es la primera vez que un presidente les para bola, porque nosotros, es decir, aquellos presidentes que tuvimos desde Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, en serio, aquí hubo un presidente que se llamó Raúl Leoni, y Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins, Jaime Lusinchi, otra vez Carlos Andrés Pérez, y otra vez Rafael Caldera, ese montón de presidentes parece que nunca les paró bola a esta gente que antes eran pueblo y ahora son chavistas.
Uno se descuidó. Perdimos el poder por pendejos, porque nos pusimos a regalarle el petróleo a las transnacionales y ahora decimos que es el dictador el que está regalando el petróleo. Y nos olvidamos de atender a estos marginales. Es que no pensamos las vainas que decimos. Decimos que somos progresistas y sale Leopoldo –cheque Pdvsa– López, a decir vainas como, para qué un satélite, qué bolas. Firmamos un programa de gobierno donde decimos que estamos de acuerdo para cumplir con ese programa, y después presentamos otra vaina y decimos que nosotros no firmamos un carajo. No joda, así no se va a ninguna parte. En cambio, el dictador dice una vaina y esa vaina es, y eso es lo que le gusta a la gente, nosotros no sabemos ni lo que decimos.
Y tenemos las mentes más arrechas y privilegiadas del país. Allí está Fracaso Petkoff, que cada vez que un colombiano escribe un libro, así sea sobre Sucre, vienen y lo llaman para que escriba el prólogo y diga las palabras de presentación. Allí está Américo Martín, no joda, puro talento en pasta. Y están allí economistas arrechísimos que dicen cómo debe hacerse para que este país progrese, pero nadie les hace caso, nadie los sigue.
Así que causa envidia ver a ese montón de chavistas navideños. Cantan gaitas y te abrazan y te pintan un corazón en el carro y te lanzan un beso y siguen muertas de la risa celebrando la vida, y nosotros decimos que son causantes del odio, no joda, odio tenemos nosotros, que no podemos ver a esa gente feliz, porque nos arrechamos.
Y para remate, el papá de Margot cuando vio a Embajada Radonski con un perro en la avenida Bolívar, se dejó de pendejadas y se metió en el cuarto y le dio un coñazo a la puerta tan duro que se escuchó en la matica redonda de Tacarigua, y dijo: “Menos mal que ya se acabó esta vaina”.
—¿Quién tiene la culpa?, María la Boyera,-me canta Margot.
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