martes, 1 de junio de 2010
Farsa y fraude dominaron los comicios del domingo en Colombia.
Hernán Mena Cifuentes
Sólo los ingenuos creyeron que los comicios del domingo en Colombia serían transparentes y no como lo fueron, una farsa fraudulenta donde la figura de un payaso sirvió para avalar la victoria de un criminal de guerra heredero del legado de violencia, muerte y destrucción que dejó otro déspota y traidor lacayo que vendió su alma y la soberanía de su patria al demonio del Imperio.
Y es que apenas se conoció el triunfo de Juan Manuel Santos, el delfín de Washington y seguro sucesor de Álvaro Uribe Vélez en la presidencia del país neogranadino, se confirmaba la monumental patraña, burdo sainete montado para perpetuar la vigencia de ese Estado terrorista y fallido, cuyo pueblo sufre los horrores de una guerra, inmerso en un baño de sangre que sólo cesará cuando acabe la pesadilla del fascismo que le impuso por la fuerza EEUU.
Porque el fraude es una constante en todos los comicios que se celebran en Colombia, como ha sido comprobado y denunciado una vez más apenas finalizado el conteo de los votos que dieron el triunfo a Santos, con 46,57% de los sufragios, frente al 21,48% de Mokus, quien lucía como favorito del electorado pero fue superado con más del doble por el ex ministro de la Defensa de Uribe Vélez.
Organizaciones internacionales de vigilancia electoral, politólogos, diplomáticos y periodistas expresaron su inconformidad la falta de transparencia de un proceso plagado de irregularidades impunemente cometidas a la vista de quienes siguieron el desarrollo del mismo y ante el fraude perpetrado dejaron constancia del delictuoso hecho.
La Misión de Observación Electoral, encargada de constatar la pureza del proceso, denunció que se registraron numerosas irregularidades como actos de extorsión o chantaje contra la población civil por parte de grupos de paramilitares; la compra de votos a cambio de dinero o alimentos y la corrupta actuación de funcionarios electorales que violaron su neutralidad para ejercer presión y hacer propagando política a favor de Santos, el candidato oficialista.
La MOE, es una agrupación internacional conformada por 302 organizaciones civiles independientes que desplegaron a lo largo y ancho del país 2.302 observadores, 53 de ellos internacionales y otros 18 más en el exterior, acreditados en embajadas y consulados de Colombia de 10 países, por lo que el documento que emitió al término de su labor de control y vigilancia es considerado como prueba irrefutable del fraude a favor de Santos.
Por su parte el conocido politólogo colombiano, Faric Freija, recordó lo que ya es notorio y público, al señalar que “es una práctica recurrente entre los partidos políticos colombianos la compra de votos”, indicando al mismo tiempo que “hubo un manejo perverso de los resultados de las encuestas, que infló la popularidad que no poseía Mockus.
Su opinión que coincide con la senadora Piedad Córdoba, famosa por su valiente y arriesgada actuación en el proceso que llevó a la liberación unilateral de numerosos prisiones por parte de las FARC-EP, en busca de un canje humanitario al cual se niega Uribe, expresó que “el candidato perdedor fue un instrumento usado por la oligarquía colombiana para legitimar el proceso electoral que devino en la victoria de Santos.”
“Fue ficticio y mediático su crecimiento, -señaló Córdoba- pues antes de la jornada electoral las encuestas revelaban un empate técnico, sin embargo, la cita electoral de este domingo dio una diferencia abismal entre ambos aspirantes,” opinión que reafirma el hecho de que la candidatura de de Mockus fue sólo un montaje para darle visos de legitimidad a unas elecciones que estuvieron muy lejos de ser transparentes.
A los señalamientos anteriores se suma el del ex embajador venezolano en Bogotá, Pavel Rondón, quien hizo notar la sospechosa celeridad con la que se conocieron los resultados electorales, que a pesar de que se hizo mediante un conteo manual de votos, se conocieron tan sólo tres horas de su inicio, velocidad que supera la rapidez con la que podrían haberlo hecho los más célebres matemáticos de la historia y las modernas computadoras de la actualidad.
“Llama la atención, -indicó el diplomático- que de una diferencia de 2 puntos se pase a una diferencia incluso mayor a 20 puntos. Los resultados de la primera vuelta respecto a las encuestas, -agregó- no tienen explicación política. La puede tener numérica,” sentenció.
Y para demostrar la escasa legitimidad de ese oscuro y manipulado proceso electoral queda al desnudo la realidad de la escasa participación de electoral en el mismo, ya que de un total de 29,9 millones de votantes convocados para sufragar en las elecciones del domingo, se registró una abstención superior al 50,6%.
Simplemente se trató de un subterfugio para cumplir con lo establecido en la ley, pero, tan ilegal e ilegítimo como todo acto del régimen de Uribe Vélez, continuidad del prolongado drama trágico que protagoniza el pueblo colombiano desde hace más de medio siglo, asolado por una guerra desatada por la oligarquía, siguiendo el mandato del Imperio para asegurarse el dominio de ese estratégico bastión desde donde poder invadir fácilmente al resto de América del Sur y el Caribe.
Para eso están las nuevas siete bases militares que Uribe le entregó junto con la soberanía de su patria; la IV flota con su portaviones nuclear con decenas de veloces y letales jets y sus misiles a bordo, custodiado por poderosas naves de superficie y sumergibles, que cuenta, además de sus miles de marines, con el ejercito colombiano, vergüenza y negación de la honra militar.
De allí que los comicios del domingo, hayan sido lo que fueron, una pantomima en la que sus protagonistas, Santos y Mockus fueron simples marionetas manipuladas por quienes desde Washington manejan a los regímenes que imponen en Colombia, como lo describe la agencia de noticias ANNCOL, vocero de las FARC-EP en un trabajo publicado pocas horas de iniciarse el proceso.
En un revelador artículo titulado “No caer en oportunismos como el de quienes dicen que hay que votar por Mockus para detener a Santos”, la agencia se adelantó a lo que iba a ocurrir en esa farsa electoral, advirtiéndole al pueblo colombiano que se trataba de una trampa diseñada por el Imperio, el régimen de Uribe, la oligarquía y los medios mercenarios.
“Actualmente, -señala en uno de sus párrafos el reportaje- estamos ante una farsa electoral que se supone irán a encontrarle reemplazo al actual presidente de Colombia Uribe Vélez, totalmente desgastado por ocho años de intensa y amaplia denncia, tantyo nacional e internacional y sobre todo, de lucha decidida de masas de amplios sectores de trabajadores contra el fascismo-narco-paramilitar que él y su mafia apoyada por los gringos, le impusieron con masacres al pueblo colombiano.”
“Después de “la fatiga de la guerra” para exterminar a los comunistas sin triunfo a la vista, y del desastre económico en que deja sumido al país que ha golpeado muy duro a los trabajadores y a las clases medias tanto urbanas como rurales, -prosigue el trabajo- hay un deseo positivo de la mayoría de los c olombikanos por restablecer la legalidad y la legitimidad burguesa en Colombia, destruida por el fascismo Uribista, lo que también es apoyado por la comunidad internacional.”
“Como el fascismo en Colombia trasladó la política de los partidos a los medios de comunicación y propaganda, -destaca más adelante- este anhelo popular ha sido hábilmente capitalizado y manipulado en su cúpula directiva, por el grupo anticomunista y reaccionario de Mockus apoyado por los banqueros transnacionales y neoliberales del grupo Rothschild como Rudolf Hommes, los hermanos Montenegro, Fadúl y Peñaloza y otros anticomunistas menores renegados, quienes a través de los medios de comunicación, editoriales y encuestas, han encontrado la manera de vestir la mona, con la sede verde de legalismo moralista y militarista del tradicional Santanderismo de la oligarquía colombiana. Y a esto le han dado el demagógico nombre de “Ola verde.”
Con ese trabajo periodístico, queda desmontada la matriz con que se pretendió presentar a Mockus como alternativa válida a la candidatura de Santos, al desenmascararlo y presentarlo como lo que es realmente, una ficha más del fascismo Uribista similar a Santos, y otro peón en el juego del Imperio decidido a perpetuar su poder y dominio en Colombia.Y todo seguirá igual, triunfe quien triunfe en la segunda vuelta.
Seguirán actuando los paramilitares, como ya lo están haciendo a pesar de que el régimen de Uribe aseguraba que fueron desmantelados los 27 grupos de esa horda de asesinos crueles e implacables que son las Autodefensas Unidas de Colombia, -AUC- falacia que ha sido puesto al descubierto por Human Rights Watch hace menos de 4 meses, al anunciar en base a contundentes pruebas que siguen masacrando campesinos, indígenas y trabajadores.
Seguirá aumentando la producción de cocaína , a pesar del Plan Colombia, en el que Washington ha invertido más de 5 mil millones de dólares para destruir a las FARC-EP con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, sin importarle para nada que millones de estadounidenses sean adictos a esa droga que los destruye física y mentalmente, mientras que el grupo guerrillero, al que no han podido vencer en medio siglo, prosiga la lucha por liberar al pueblo colombiano del yugo del imperio y de la oligarquía colombiana.
Seguirán los “falsos positivos” protagonizados por el ejército colombiano asesinando jóvenes humildes, indigentes y enfermos mentales para obtener la pírrica recompensa de un dinero sucio, una licencia de servicio o una condecoración como la que le otorgó Bush Jr. a Uribe, al concederle la Medalla de la Libertad hace algunos meses.
Y seguirán apareciendo en ese inmenso cementerio que es Colombia, las tumbas colectivas donde yacen enterrados los cuerpos de decenas de miles de sus hijos, víctimas de ese mismo ejército deshonroso, vergüenza y negación del honor militar que se convirtió en punta de lanza del Imperio para matar al pueblo colombiano.
Y no hay que descartar la posibilidad, de que, no conforme con asesinar a sus compatriotas incursione por órdenes de su amo el Imperio, vuelva a violar la soberanía de un país hermano como lo hizo para asesinar al mítico guerrillero, Comandante Raúl Reyes, una veintena de otros combatientes revolucionarios, 3 estudiantes mexicanos y un ciudadano ecuatoriano.
Por eso, si como está ya programado, en la segunda vuelta triunfa Santos, como él mismo lo dijo (tras vencer en la primera vuelta a Mockus el títere), recibirá orgullosamente el legado de Uribe Vélez, herencia abominable de violencia, destrucción y muerte que asola al hermano pueblo colombiano, de la que sólo podrá liberarse cuando unido definitivamente a las fuerzas libertarias y revolucionarias expulse a esa horda de asesinos que un aciago día le impuso el Imperio.
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