sábado, 6 de febrero de 2010

Lo que la gente pensante no piensa .


Carola Chávez

Cuando a mis amigos opositores les envían una línea del guión que les corresponde actuar, ellos salen encantados a repetirla como si las palabras no tuvieran contenido.

Luego se ponen bravos cuando digo que son irreflexivos y que actúan de acuerdo a pautas que jamás habrían salido ni de sus cabezas ni de sus corazones. Dicen que son la gente pensante de este país pero no piensan en lo que dicen. Y así, diciendo lo que la tele les dice que digan, dicen convencidos “Chávez tas pochao”.

Y van lanzando la frasecita vía Twitter y Facebook, mientras la tele les susurra que “la salida es militar”, y una mano nada inocente les dispara desde un Blackberry la nueva frase a repetir: ni constituyente, ni revocatorio, Chávez tas ponchao.

A control remoto los van dirigiendo hacia un golpe de estado que ellos, sin mover una neurona, aplauden mientras nos llaman focas. En nombre del futuro de sus hijos, estos padres que una vez coreaban “con mis hijos no te metas”, se meten con sus muchachos y los lanzan a la calle a defender el derecho de un millonario pedante a estar por encima de la ley.

La gente pensante no piensa que detrás del ponchemos a Chávez hay un ponchemos a Barrio Adentro, al Cardiológico Infantil, a los niños que ya no mueren de diarrea, ponchemos a los libros gratuitos, al plan nacional de lectura, a la Villa del Cine, ponchemos al tren y al metro, ponchemos a los cuatro millones de niños que hoy comen tres comidas en sus colegios bolivarianos, al Proyecto Canaima, a quienes hoy terminan los estudios que ayer no pudieron empezar, ponchemos a Mercal, a los pobres que comen carne de primera, a las casas de alimentación para quienes aún están rezagados en esta pelea contra el hambre, a los indígenas que al fin son ciudadanos, ponchemos la esperanza de todo un pueblo, porque no podemos ser iguales, porque no vamos a permitir tanta parejería: niches comiendo donde comemos, bebiendo lo que bebemos, en fin, queriendo ser gente como nosotros, después del trabajo que nos costó dejar de ser como ellos.

Eso es lo que la gente pensante no piensa, a menos que sí lo haga y no lo admita, cosa que sería una verdadera vergüenza.



carolachavez.blogspot.com

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