María Galeno
He estado esperando a que el Presidente regrese de México a ver si es que por casualidad satisface nuestra exigencia sobre una explicación por la salida de Samán. Lo amerita el hecho de que Samán es de esos revolucionarios capaces de hacer socialismo profundo, inteligente y cargado de ética revolucionaria con el único fin supremo de dar felicidad al pueblo. Y ese silencio -que ya tiene varios días que parecen una eternidad-, se ha transformado en desesperanza. Desesperanza ante lo impalpable de esta revolución enquistada en un Estado Leviatán que se disfraza y se devela leal a intereses de la canalla capitalista salvaje y cruel.
Canalla que aún con un 20% de participación como copropietarios de las cadenas minoristas de bienes Cativen y Casino, obtienen suficientes beneficios que confirman su usura previa y su pluscualidismo. Claro, ahora se benefician tanto del trabajo del pueblo venezolano, como del dólar nuestro a Bs. 2,60 para importar sus productos de Colombia, y más específicamente del Putumayo, para así seguir beneficiando a los innombrables que tienen su gran negocio de producción de bienes a costa del sudor del pueblo colombiano.
La desesperanza entonces no se refiere al hecho de que no nos devuelvan al camarada Samán, sino principalmente a que con él se fue la esperanza de que entrábamos por fin a la profundización de la revolución bolivariana y así terminaríamos de superar el esquema de la “revolución de los operativos”. Y es que ya estamos cansados de operativos. Es que a estas alturas del proceso necesitamos y exigimos una verdadera transformación del Estado burgués en un Estado socialista eficaz, no burocrático, coherente y patrio que nos tome en cuenta de verdad como seres humanos y ciudadanos capaces de asumir el socialismo participativo y protagónico.
Once años rodilla en tierra defendiendo el ideal revolucionario nos merece superar la etapa asistencialista. Ya basta de “operativos”, queremos revolución socialista profunda ya.
galenomaria@ymail.com
Canalla que aún con un 20% de participación como copropietarios de las cadenas minoristas de bienes Cativen y Casino, obtienen suficientes beneficios que confirman su usura previa y su pluscualidismo. Claro, ahora se benefician tanto del trabajo del pueblo venezolano, como del dólar nuestro a Bs. 2,60 para importar sus productos de Colombia, y más específicamente del Putumayo, para así seguir beneficiando a los innombrables que tienen su gran negocio de producción de bienes a costa del sudor del pueblo colombiano.
La desesperanza entonces no se refiere al hecho de que no nos devuelvan al camarada Samán, sino principalmente a que con él se fue la esperanza de que entrábamos por fin a la profundización de la revolución bolivariana y así terminaríamos de superar el esquema de la “revolución de los operativos”. Y es que ya estamos cansados de operativos. Es que a estas alturas del proceso necesitamos y exigimos una verdadera transformación del Estado burgués en un Estado socialista eficaz, no burocrático, coherente y patrio que nos tome en cuenta de verdad como seres humanos y ciudadanos capaces de asumir el socialismo participativo y protagónico.
Once años rodilla en tierra defendiendo el ideal revolucionario nos merece superar la etapa asistencialista. Ya basta de “operativos”, queremos revolución socialista profunda ya.
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