Anastasia Zambrano
Iván Padilla Bravo regresa al Ministerio de la Cultura, regresa por la puerta grande, a pesar de la maldad y la envidia de algunos.
Para nadie esta oculta la forma vergonzosa como sus enemigos se juntaron para hacerle daño, nadie desconoce como la familia Rodríguez ha querido hacerle pagar una historia que está en el pasado y que ya nada vale. Y tampoco nadie desconoce cómo lo presionaron para que se fuese del Ministerio que en conjunto con el maravilloso Farruco había ayudado a construir. Finalmente lo tuvieron que echar, porque un hombre como Iván no es de los que renuncian.
Siento una gran alegría, un alivio enorme por el retorno de este soldado incondicional, este hombre valiente e inteligente, que entiende más que nadie la necesidad de sumar y no de restar, que conoce a fondo el mundo de la cultura y que sabe bien que en este ámbito no es posible hacer exclusiones de carácter ideológico, un artista es un artista en cualquier gama del color, no importa si es rojito o blanquito, o amarillito. Iván lo sabe porque es un sobreviviente, un hombre leal, y por sobre todo, un poeta.
El arte debe servir para el disfrute de los sentidos, no para lavar conciencias, ni para erigir cultos stalinistas. Eso lo sabemos quienes conocemos a fondo la Cultura, no los arribistas que creen que se puede manejar la Cultura como un partiducho, la Cultura es el remanso de todos, un lugar de encuentro, un espacio para la tolerancia.
Estoy feliz hoy, y siento que los nubarrones que se habían consolidado sobre la Cultura están despareciendo, tan rápido como han desaparecido quienes los convocaron.
Feliz retorno Ministro Farruco, bienvenido sea al Ministerio que usted construyo, a este pequeño espacio que ahora reverdece.
anastasialibertad@gmail.com
Para nadie esta oculta la forma vergonzosa como sus enemigos se juntaron para hacerle daño, nadie desconoce como la familia Rodríguez ha querido hacerle pagar una historia que está en el pasado y que ya nada vale. Y tampoco nadie desconoce cómo lo presionaron para que se fuese del Ministerio que en conjunto con el maravilloso Farruco había ayudado a construir. Finalmente lo tuvieron que echar, porque un hombre como Iván no es de los que renuncian.
Siento una gran alegría, un alivio enorme por el retorno de este soldado incondicional, este hombre valiente e inteligente, que entiende más que nadie la necesidad de sumar y no de restar, que conoce a fondo el mundo de la cultura y que sabe bien que en este ámbito no es posible hacer exclusiones de carácter ideológico, un artista es un artista en cualquier gama del color, no importa si es rojito o blanquito, o amarillito. Iván lo sabe porque es un sobreviviente, un hombre leal, y por sobre todo, un poeta.
El arte debe servir para el disfrute de los sentidos, no para lavar conciencias, ni para erigir cultos stalinistas. Eso lo sabemos quienes conocemos a fondo la Cultura, no los arribistas que creen que se puede manejar la Cultura como un partiducho, la Cultura es el remanso de todos, un lugar de encuentro, un espacio para la tolerancia.
Estoy feliz hoy, y siento que los nubarrones que se habían consolidado sobre la Cultura están despareciendo, tan rápido como han desaparecido quienes los convocaron.
Feliz retorno Ministro Farruco, bienvenido sea al Ministerio que usted construyo, a este pequeño espacio que ahora reverdece.
anastasialibertad@gmail.com
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