Mariadela Villanueva.
Terminar 2017 entre sacudones de todo tipo me lleva tomar como como punto de partida de mis primeros artículos de este año algunas reflexiones de Gino González: "Lo cierto es querido hermano que nosotros en el capitalismo, pues somos capitalistas…con todos estos peos, aun así, somos referencia internacional para otros pueblos…imagínate cómo estará el mundo…"
Mundo, humanidad, que está en situación de peligro aún desde puntos de vista conservadores como el del Papa Francisco y los de dos personajes europeos, difícilmente tildables de revolucionarios: Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, y Guy Standing, catedrático e investigador de la Universidad de Londres.
Para Francisco el 2017, empañado por guerras, mentiras e injusticias, reflejó la "degradación humana, social y medioambiental" que afecta a la humanidad. Y, en perfecta concordancia con ello, Guterres declaró al planeta en alerta roja debido a la agudización de los conflictos existentes, al incremento de la ansiedad en torno a las armas nucleares, al clima extremo y su impacto en las naciones más pobres; y a la intensificación del nacionalismo, la xenofobia y el racismo.
Por su lado, Standing en su obra The Precariat, A New Dangerous Class - El Precariado La Nueva Clase Peligrosa, identifica como creciente franja social de esta época al heterogéneo grupo de trabajadores precarizados por el neoliberalismo enemigo de los pueblos en Europa, Estados Unidos y Asia. Grupo contrario a la plutocracia mundialmente dominante, caracterizado por vivir bajo presión e inestabilidad laboral, por tener un nivel educativo superior al requerido por los empleos que eventualmente logra conseguir, por no gozar de derechos ni beneficios sociales y por estar sometido a las arbitrariedades de todo tipo de funcionarios.
Clase en sí, peligrosa a causa de su inclinación hacia la extrema derecha, pero capaz de desarrollar un gran potencial transformador en la medida en que asuma con orgullo su importancia, internacionalice su protagonismo y logre constituirse como clase para sí.
En este complejo y difícil entorno, Venezuela y el proceso bolivariano se han convertido en unos de los objetos centrales de la voracidad y agresiones del imperio estadounidense, tanto por la inmensa riqueza de nuestro subsuelo como por privilegiar derechos a contrapelo de inhumanas tendencias mundiales. Pues como dice Gino y yo suscribo:
"Aquí no hay una revolución, sólo un pueblo intentando hacer una revolución según las circunstancias históricas que le han correspondido…Un pueblo dentro y formado en el capitalismo. Aquí no existe un gobierno socialista, sino un Estado, conformado por una buena parte de revolucionarios y otros que no lo son …(pero) sólo a este gobierno usted le puede reclamar propiedad comunal, participación popular, educación y salud gratuita, seguridad social y todas esas vainas reivindicativas que sabemos que un gobierno neoliberal no te va aceptar…"
Venceremos
Analista y comunicadora. Socialista y chavista. Firme creyente del poder popular
mariadelav@gmail.com @mariadvillanuev
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