miércoles, 17 de enero de 2018

¿Cómo terminó la primera guerra económica?


La primera Guerra Económica, en el sentido contemporáneo del término, data de 1378 en la entonces Ciudad–Estado de Florencia, junto a Venecia y Génova, cunas del capitalismo.
Para hacer el cuento corto, el crash de la banca florentina en 1340, terminó generando una serie de turbulencias sociales y económicas, cuyos efectos se agravaron por la Peste Negra de 1348 y la devaluación del cobre (moneda de curso de entonces).
En aquel entonces, un tercio de la ciudad vivía como asalariados de los manufactureros de paños (lana). El hundimiento de la producción pañera, provocó que los trabajadores de estratos inferiores se rebelaran exigiendo garantías de trabajo, mejores salarios y reclamando el derecho a una organización independiente.
Estas luchas terminaron en la conocida revuelta de los ciompi. Un cronista de esa época entendía por ciompi “todo el que es grasiento, sucio y mal vestido“, opinión claramente reveladora del desprecio que sentían hacia ellos los sectores sociales acomodados de la ciudad del Arno.
Otros identifican a los ciompi con diversos grupos de trabajadores textiles. Es posible, asimismo, que en la segunda mitad del siglo XIV los ciompi fueran simplemente, como señala el historiador ruso V. Rutenburg, “los obreros asalariados sin derechos de los gremios textiles de Florencia“, equiparados, por lo tanto, sin más precisiones, al “popolo minuto“.
Tras la revuelta, los empobrecidos trabajadores textiles se hicieron con el poder de la ciudad colocando a un obrero calificado llamado Michele Di Lando, en la presidencia (gonfaloniere) de la misma, dando inicio a una serie de medidas a favor de los trabajadores.
Sin embargo, la respuesta de las familias poderosas, patricias y oligarcas, dueñas de los talleres, no se hizo esperar. Para contrarrestar la revuelta, se valieron de un cierre patronal que transformó a los trabajadores rebeldes en una masa de ociosos hambrientos.
Esto, con el tiempo, provocó una división a lo interno de los propios trabajadores: los de estrato más alto (trabajadores especializados) comenzaron a ver a los de estrato más bajo como sus enemigos y no como sus aliados, en la medida que la radicalidad de aquellos puso en peligro sus propios privilegios como obreros calificados. Esto fue hábilmente aprovechado y promovido por la clase dominante florentina, la cual atizó adicionalmente la división con el resto del pueblo no obrero pero afectado por el cierre patronal, culpando a los huelguistas del caos reinante, el hambre, al aumento estratosférico de los precios, el desempleo y las penurias de la ciudad.
La historia terminó con los trabajadores especializados nucleados en torno al gobierno de Di Lando, las clases dominantes patronales y la población descontenta, participando en la represión y derrota de los ciompi. Al poco tiempo, tras la represión, el gobierno de Di Lando fue derrocado por la oligarquía financiera mercantil, que acto seguido instauró una férrea dictadura de 50 años que derivó en la dinastía de los Medici, del clan de Salvestro de Medici, socio de Di lando en la represión de la revuelta.

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