Maryclen Stelling
Mientras el país está en ascuas esperando los resultados de la tercera reunión por el diálogo en Dominicana, los designados para tal tarea lucen atrapados en la retórica del conflicto y la inevitabilidad de destruir al otro.
Hasta el momento ha imperado la lógica del enemigo, de la lucha del bien contra el mal, del conflicto entre la razón y la sinrazón. Ello, a pesar de la urgencia de llegar a compromisos políticos y acuerdos económicos que den respuesta a la emergencia actual.
Dada la concepción del diálogo que ambos grupos políticos han manejado, los intentos por abordar el conflicto se han centrado en el uso de la fuerza para decidir cuál de ellos es más poderoso. La torpeza política para la negociación, la defensa a ultranza de los intereses de ambas fuerzas por encima de los de la nación ha permitido que se agrave la crisis con todas sus consecuencias en los diferentes aspectos de la vida. Se ha eludido la negociación como oportunidad para la gestión conjunta de los conflictos, en tanto instrumento para el diálogo político y la toma de decisiones que con urgencia demanda el país.
Imposible obviar el papel clave que el poder transmediático ha jugado en todo este proceso, afectando la superación de la crisis en el propio diálogo. Relatos y narrativas que representan y “pervierten” en su propio beneficio político lo que significa el diálogo democrático. Se han profundizado las diferencias en detrimento de la cooperación afectando, en consecuencia, el proceso de negociación y debilitando la imagen de negociadores, mediadores y políticos.
Parece haber llegado la hora de la conciliación de intereses a través de la mediación y la negociación, anteponiendo las razones de la nación. Se impone la comunicación interactiva entre Gobierno-oposición, sin obviar la protección concertada de sus intereses dentro de la mesa de negociación.
Mientras tanto, aprieta el cerco internacional contra Venezuela y algunos connacionales claman por una intervención. Por su parte, el Papa juega adelantado y apoya la alternativa de elección presidencial para resolver conflictos.
Internamente hay quienes juegan al fracaso y, cual casino político, arriesgan en la ruleta e invitan “hagan sus apuestas… no va más”.
PD. Es importante aclarar que este artículo fue escrito antes de conocerse los resultados de la tercera ronda.
Maryclen Stelling.
@MaryclenS
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