lunes, 29 de enero de 2018

Plan de la Patria y relaciones internacionales

Luis Britto García.- Documento de sólida pertinencia y profunda visión en la mayoría de sus partes es el Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019, conocido como Plan de la Patria.
Se nos llama a todos los ciudadanos para que formulemos propuestas relativas a él. La primera, es que sea objeto de cotidiana lectura, relectura y observancia: su texto contiene propósitos actuales y vigentes. Así, los expuestos en sus secciones 4.4.1. y 4.4.1.1:
Objetivos Estratégicos y Generales
4 .4 .1. Deslindar a Venezuela de los mecanismos internacionales de dominación imperial.
4 .4.1.1 . Denunciar los tratados multilaterales, así como también los tratados y acuerdos bilaterales que limiten la soberanía nacional frente a los intereses de las potencias neocoloniales, tales como los tratados de promoción y protección de inversiones.
¿Habrán leído el Plan de la Patria los constituyentes que el 28 de diciembre de 2017 sancionaron una Ley de Protección de Inversiones Extranjeras que opera como mecanismo internacional de dominación imperial y limita la soberanía nacional frente a las potencias neocoloniales? ¿No deberían anular o corregir una norma que somete a Venezuela a tribunales extranjeros, atenta contra la igualdad jurídica y la economía nacional al conferir privilegios al capital foráneo y permite a éste contratar la inmunidad contra las reformas tributarias?
Igualmente procedentes son los restantes puntos del Gran Objetivo Histórico N° 4 del Plan de la Patria. Se han dado decisivos pasos en tal sentido. Apenas propondríamos algunas actualizaciones.
Por ejemplo, en lo relativo a la defensa, es preciso establecer políticas para proteger a Venezuela contra las nuevas tácticas de la Guerra de Cuarta Generación: financiamiento de agentes de Influencia y de ONG que actúan como instrumentos de potencias foráneas; espionaje sociológico; penetración académica; penetración cultural; paramilitarismo; ejércitos paralelos; conjuras secesionistas, guerra económica y dispositivos diplomáticos y comunicacionales para legitimar intervenciones “humanitarias”.
Añadamos que la evolución de la economía mundial reclama nuevas formas de integración. Agoniza el sistema monetario actual fundado en un dólar sin respaldo. ¿Qué tal la fundación de una Oropel, de países productores y exportadores de oro, que podría controlar el soporte de los nuevos sistemas monetarios a ser creados? ¿De otras tantas organizaciones de los países productores de biodiversidad, de oxígeno, de coltán, de agua potable? Contra colonialismo moribundo, caminos de nueva diplomacia.
Luis Britto García
brittoluis@gmail.com

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